Los candidatos no partidarios: una valoración política desde los explotados

Recientemente hemos tenido un debate público sobre las modificaciones a la Ley Electoral en lo referido a las candidaturas no partidarias. “Las reformas avaladas con 53 votos, establecen que aquella ciudadana o ciudadano que inscribe su candidatura a una diputación por una determinada circunscripción, deberá estar acompañado de su respectivo suplente en una fórmula genéricamente mixta, es decir hombre y mujer, y cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 215 del Código Electoral. Actualmente este requisito no estaba normado para este tipo de candidaturas solamente era una obligación para los partidos políticos.

“Además, a los candidatos no partidarios se les prohíbe realizar alianzas con coaliciones, partidos políticos u otras candidaturas no partidarias.

“En lo que se refiere a las firmas que respaldan a un candidato no partidario, se establece que además de no pertenecer a ningún partido político o grupo de apoyo, no podrán consignarse en respaldo a dos candidaturas no partidarias distintas. En caso que se diera esta circunstancia, se tomará como válida la firma en respaldo a quien presente primero ante el TSE los requisitos establecidos…”

Desde que se dieron inicio a estas reformas, hace ya un par de años, “no partidarios”, “voto por rostro”, “voto cruzado”, manifestamos no considerarlos como una apertura a la democracia, en el sentido que esto no eleva ni por cerca los niveles de participación de los trabajadores y mucho menos resuelve los problemas más acuciantes de los explotados.

¿Qué hemos cambiado desde que tenemos un candidato no partidario? ¿Hemos subido un escalón en la participación? ¿Nos sentimos menos oprimidos, menos explotados desde que este diputado fue electo o desde que se aprobaron estas reformas? La respuesta es un rotundo no.

Se puede decir que hay una limitación en nuestro análisis ya que las reformas no llevan mucho tiempo, sin embargo la experiencia de otros países nos da la pauta para asegurar que estas reformas no significan un paso hacia la democracia, más opciones para votar no significa perse más democracia.

La cuestión de los partidos como instrumentos de lucha

Sabemos que el descrédito de los partidos políticos por ahora es un buen argumento hacia la búsqueda de alternativas para cambiar nuestras condiciones de vida. Sí, los partidos han fracasado, son obsoletos, por eso debemos avanzar hacia las candidaturas no partidarias, así garantizamos la independencia y nos escapamos de las cúpulas, se razona.

Parece lógico que, como los partidos políticos han fallado debemos sustituirlo por otras formas o métodos de lucha, pero, momento, primero debemos hacer un examen exhaustivo de lo que realmente ha fallado. ¿Los partidos, su política y las direcciones o todo en su conjunto? Hay un enorme deseo posmoderno de desechar todo; esto es atractivo para los jóvenes que están frustrados, sin embargo, los revolucionarios debemos analizar bien las circunstancias a la luz del materialismo dialéctico.

Para nosotros como marxistas no es el uso de partidos lo que ha fallado en la lucha por la liberación de la humanidad; lo que ha fallado realmente es la política oportunista de los dirigentes. Los partidos de la clase obrera han fallado constantemente por su política antirrevolucionaria y reformista, es decir, por no plantearse abiertamente la lucha por la revolución socialista en el horizonte próximo ni lejano.

Muchos partidos de la clase obrera han llegado al poder después de largas y cruentas luchas, sin embargo, al llegar no hacen más que aplicar las políticas que la burguesía requiere para salvar su sistema, una actitud traidora de los dirigentes de movimiento, esta es una situación que se da a nivel internacional, no solo en Latinoamérica y no está justificada por el bajo nivel de desarrollo, cultural o académico.

La desviación teórica del movimiento revolucionario, la claudicación a las teorías pequeño burguesas y burguesas, juega un papel fundamental en el descrédito de los partidos de la clase obrera. La teoría del socialismo científico ha quedado en el abandono, en medio de una montaña de basura creada por los ideólogos de la burguesía. En estas circunstancias “adversas” para los dirigentes ha sido más fácil intentar salvar el sistema capitalista que acabar con él.

Es necesario construir un partido revolucionario

Como decía Trotsky “La socialdemocracia se considera el doctor democrático del capitalismo, nosotros los comunistas, somos sus enterradores revolucionarios.”

Pero no solo ha fallado el programa político de los partidos, esto es solo la consecuencia de la falta de la democracia interna al interior de ellos, la democracia interna es fundamental en la construcción de una herramienta eficaz contra el capitalismo. Entendemos el partido de la causa revolucionaria, como el embrión de la nueva sociedad, y la nueva sociedad deberá ser libre y democrática necesariamente, negar este principio fundamental es negar a la futura sociedad socialista. La facultad de que cada miembro sin excepción pueda elegir a sus direcciones, los cargos de elección popular y el programa sobre el cual se va a desarrollar la lucha es una cuestión de primer orden, sin esto el partido resulta ser lo que es para un cocinero un cuchillo sin absoluto filo.

Por lo tanto, la atención de los revolucionarios no debe estar enfocada hacia las soluciones individuales que la democracia burguesa nos pone en la mesa del desayuno, sino más bien en el trabajo de la construcción de un partido revolucionario que defina su programa político a partir de la participación de todo sus militantes, para que así todos sus miembros tengan el derecho a ser por la vía democrática dignos representantes y defensores de la causa de la clase trabajadora.

Desde nuestra perspectiva no hay otra forma más efectiva de luchar que bajo la bandera de un partido con un programa revolucionario. Bajo el partido deben formarse los líderes más comprometidos y abnegados de las clases oprimidas, los dirigentes que a través de la lucha y de los intereses colectivos ofrenden su vida a la causa revolucionaria. El partido aparte de ser la expresión de los intereses colectivos de los oprimidos, también debe ser el ente educador que utiliza toda la experiencia acumulada de la humanidad en la formación de sus cuadros que llevarán a los oprimidos a su liberación de las cadenas del capital.

A la visión del desarrollo gradualistas de la sociedad, nosotros le oponemos la visión del desarrollo dialectico de la sociedad. Los grandes avances en la historia de la humanidad no han sido el fruto de cambios graduales, en los periodos en que más ha avanzado la humanidad ha sido a través de grandes saltos en procesos convulsivos y revolucionarios.

Durante años la lucha de clases se ha manifestado una y otra vez en la sociedad, el país no es la excepción de esto, toda esta experiencias de lucha de clases no es más que la expresión de la necesidad intrínseca de la humanidad por liberarse de las ataduras del capital. A diferencias de las lucha revolucionarias, los cambios de un sistema a otro en el pasado; la transición del capitalismo al socialismo no será posible sin la intervención consciente de las masas, expresiones de estos procesos ya hemos presenciado, sin embargo, la historia demuestra que para poder garantizar la victoria de los oprimidos sobre los opresores no hay mejor herramienta que la del partido revolucionario de masas.

Como lo explica Trotsky: “Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja. Sólo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político, programa que, sin embargo, necesita todavía ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas. El proceso político fundamental de una revolución consiste precisamente en que esa clase perciba los objetivos que se desprenden de la crisis social en que las masas se orientan de un modo activo por el método de las aproximaciones sucesivas.”

Y continua: “Sólo estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos negar. Son un elemento, si no independiente, sí muy importante, de este proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor”. La construcción del partido revolucionario es por lo tanto la tarea más urgente de los revolucionarios en la actualidad, hacia eso debemos dirigir todas nuestra atención.

¿Qué nos ofrecen las candidaturas independientes?

La democracia burguesa con las candidatura no partidarias no nos está ofreciendo más democracia, lo que nos está ofreciendo es más división y dispersión. Nos ofrece una búsqueda individual a nuestros problemas, cuando la única forma de solucionarlos es a través de una lucha colectiva y revolucionaria. Al final, ya hemos visto como es difícil controlar a los diputados de los partidos degenerados cuando los votamos, y luego en la Asamblea se olvidan de nosotros… ¿Qué nos garantiza que los diputados no partidarios serán más fácil de controlar y que respondan a nuestros intereses? Realmente nada. Los estrategas de la burguesía se frotan las manos cuando se dan estos debates infructuosos, lo único que hacen es desviar la atención de los verdaderos problemas de los pobres del país.

Mucha gente honesta participa dentro de este debate y por la misma decepción de los partidos que han traicionado sus intereses, las ilusiones aumentan y se depositan sobre los no partidarios. El único diputado no partidario está teniendo un gran eco dentro de la población, sin embargo, el poder tras estos candidatos está limitado por los objetivos que persigue el proceso revolucionario, quien quiera transformar la sociedad tarde o temprano tendrá que formar partidos políticos, si no preguntémoselo a los indignados en España, que fueron durante mucho tiempo anti-partidos pero, más tarde, y solo a través de la experiencia, tuvieron que formar al partido Podemos para participar en las elecciones en el parlamento. Los revolucionarios no podemos depositar nuestra confianza en proyectos individuales, ya hemos tenido muchas experiencias sobre estos fenómenos y todos han conducido a la derrota.

Pueda que los partidos del régimen estén moviendo sus hilos para beneficiarse con las nuevas leyes, a eso debemos responder con organización consciente, con la construcción del partido anticapitalista de las clases oprimidas de la sociedad.

Las cuotas de género

Llama la atención, además, que últimamente está muy de moda la cuestión de la paridad de género, de izquierda a derecha es un debate en el cual todos están dispuestos a participar. Se lucha por participaciones paritarias en la Asamblea Legislativa por cuotas 50/50 en los partidos políticos, por gabinetes igualitarios; dichas reivindicaciones o reformas se presentan como avances para la igualdad de la mujer respecto al hombre.

Pero, en la práctica la mujer trabajadora ante la mujer burguesa o la mujer de clase media, tiene más de mil obstáculos para participar como candidata, ella y su compañero de clase, el hombre trabajador, son excluidos de la política más por las condiciones de explotación y exclusión material en las que viven, que por la ausencia de leyes que permitan su participación política. Si analizamos todo lo que necesita un candidato no partidario para inscribirse: publicidad, conseguir firmas, tiempo, dinero etc., estamos hablando que una persona que gana el salario mínimo de la maquila tiene nulas oportunidades de hacerlo de manera individual, a menos que sea financiada por una empresa, institución o un filántropo, claro eso influirá en las ideas que quiera defender como explotada, dentro del sistema capitalista. Hablamos por tanto de igualdad formal más no de igualdad real.

La ley debe estar apegada a la realidad

Entonces, ¿Por qué no empezamos en la Asamblea Legislativa por disminuir las jornadas laborales sin disminución salarial de todas las trabajadoras y trabajadores, por liberar a la mujer y al hombre de los quehaceres del hogar buscando generar infraestructura para guarderías, comedores y lavanderías públicas financiadas por el Estado? ¿Por qué no hablamos de salones y clubes para la participación política de los trabajadores y trabajadoras, de acceso a internet y bibliotecas de manera gratuita para los explotados?

El marco jurídico de una sociedad debe corresponderse con las condiciones materiales en las que sus ciudadanos se desenvuelven, de lo contrario se vuelve una farsa. Esto no quiere decir que estamos en contra de las reformas a las leyes, si ha de servir para elevar el nivel de participación de las masas explotadas la apoyaremos, pero, si esto no sucede, criticaremos y lucharemos porque la lucha sea pareja: a la par de la ley en papel deben generarse las condiciones que permitan que la ley se cumpla en la practica.

La ley y las condiciones materiales de la sociedad

Por otro lado la incorporación de la mujer en la política no puede ser obra de decretos y cuotas de poder, eso no resuelve absolutamente nada, desde nuestra perspectiva los puestos de dirección y cargos de elección popular deberían ser obra del desarrollo político de cada individuo de su capacidad intelectual y política, no una simple compensación por ser mujer, negro, indígena o LGTBI. Las minorías excluidas deben tener la garantía de poder participar en igualdad de condiciones con todos los miembros de la sociedad, el derecho a elegir y a ser elegidos por sus capacidades politicas y no por su condición de oprimido.

Dar cuotas de poder por decreto no ha ayudado mucho que se diga a la liberación de la mujer, ya tenemos una mujer dirigiendo el Reino Unido por ejemplo, sin embargo la política de esta mujer, es la que condena a miles de mujeres a ganar menos que los hombres, a ser el primer sector que sufra los recortes por la austeridad, así también tenemos a Merkel en Alemania, Christine Lagarde que dirige el FMI que dicta políticas contra las garantías democráticas de las mujeres.

En los últimos años de las 200 empresas más poderosas del mundo, algunas de estas, están siendo dirigidas por mujeres y eso no ha significado que las mujeres asiáticas o de Latinoamérica que trabajan en estas empresas hayan elevado su nivel de vida. Realmente la liberación de la mujer no vendrá por esta vía, sino solo a través de la lucha de hombres y mujeres contra las relaciones de producción que nos impone a ambos el capitalismo.

La participación de las masas en la política 

El nivel de producción bajo el capitalismo actual permitiría fácilmente la libre participación de la gente en política, arte, actividades recreativas y educativas. Así también la riqueza producida por nuestras manos es suficiente para crear la infraestructura necesaria que nos permita dar este salto. Sin embargo, lo único que lo detiene es la piedra angular del capitalismo, la propiedad privada de los grandes medios de producción y los políticos que en sus discursos rimbombantes omiten, convenientemente, cualquier crítica al sistema de explotación y a la democracia burguesa cimentada por la clase dominante.

Al final, la democracia burguesa no es más que una fina envoltura que esconde la dictadura del capital, y lo pude ver cualquiera. Esta democracia es la que permite que el obrero gane ahora mismo solo $300 dólares mensuales, con suerte, cuando el costo de la vida supera los 700 dólares; es la misma democracia que permite que trabajemos hasta 60 o 65 horas semanales sin disfrutar de nuestra vida, solo para enriquecer al empresario; es la misma democracia que permite que los empresarios tengan agua ininterrumpidamente las 24 horas del día para sus negocios, mientras en los barrios pobres debemos esperar semanas para recibir dos horas de agua contaminada. ¿Entonces qué es lo que decidimos en esta democracia? ¿En qué nos benefician las nuevas reformas? Es solo humo sin sentido que esconde lo que realmente pasa en la vida de los explotados en el día a día.

Un comentario sobre “Los candidatos no partidarios: una valoración política desde los explotados

  1. Ha mejorado el poder de los trabajadores desde la pertenencia del pais en el parlacen? O con el aumento de diputados desde 64 a 84 actual? O con el voto cruzado inventado por la CSJ durante el período de Funes? O con el reciente aumento del FODES? O con las privatizaciones realizadas en tiempos de arena? Ha cambiado el control del dinero que tiene la clase patronal sobre las prestaciones conocidas como pasivo laboral que debe ser transferido a
    los trabajadores? Rotundamente No!!!!!!!!!!

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