El próximo 2 de junio se realizará el proceso electoral en donde se pondrá en juego la presidencia para los siguientes seis años; además de 128 puestos en el Senado, 500 en la Cámara de Diputados, Congresos locales, nueve gubernaturas, entre otros puestos de elección popular.
Desde 1929, fecha en la que se funda lo que hoy se conoce como PRI, hemos observado que en el gobierno ha habido una especial preocupación por preservar los intereses de la oligarquía, que controla todas las palancas económicas y políticas del país. El poder político ha sido clave para alimentar y fortalecer dicha oligarquía en todas las etapas históricas de México como nación independiente.
Salvo en el periodo de Lázaro Cárdenas, los distintos gobiernos del PRI y luego del PAN mantuvieron una postura contraria a los auténticos intereses del pueblo trabajador. Como en muchos otros regímenes burgueses, los funcionarios del gobierno pasaban después a integrar los consejos de administración de grandes consorcios.
En el año 2018, los trabajadores vieron en la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) la posibilidad de una alternativa a esos gobiernos amigos de la oligarquía y enemigo de sus intereses. Bajo esa premisa se acumularon 30 millones de votos con los que Morena ganó ampliamente. Lo cual, frente a los casi 40 años de gobiernos llamados neoliberales, fue un triunfo para las masas.
La presidencia de AMLO ha sido distinta respecto a los gobiernos anteriores, ha puesto énfasis en subsidiar a los sectores más desprotegidos, ha enfrentado la escandalosa corrupción que permeaba en las capas más altas del gobierno, ha impulsado algunos proyectos de infraestructura que están catapultando el crecimiento económico de regiones antes olvidadas, más de 5 millones de personas han salido de la pobreza extrema, entre otras cosas gracias a los incrementos al salario mínimo, etc.
Esta situación, combinada con una coyuntura internacional favorable, le ha permitido una estabilidad económica, inédita en este siglo. No obstante, no todo es miel sobre hojuelas, la situación precaria en salud, educación, vivienda, salarios, entre otros aspectos, apenas y se han modificado en términos reales, porque el poder de los grandes oligarcas no sólo no ha disminuido, sino que ahora son más y más ricos. Ni Azcárraga, ni Salinas Pliego, ni Slim, ni ninguno de los grandes personajes de negocios han sido tocados en lo más mínimo. Los banqueros españoles siguen siendo dueños de la banca y las mineras canadienses siguen saqueando los recursos del país a un grado que hace ver como principiantes a los conquistadores españoles. Así podríamos seguir con todas las esferas de la economía donde un puñado de personas, que nadie eligió, decide el destino de millones de trabajadores. Eso es lo que en esencia es la democracia burguesa, eres libre de votar, pero las decisiones son de los patrones.
La violencia que se desató, especialmente a partir del gobierno de Vicente Fox, sigue azotando diversas regiones del país. Esta no se ha creado por generación espontánea, es el narcotráfico, el ala más corrupta de la burguesía, su principal impulsor y mientras no se implemente una política que incluya la autodefensa armada de trabajadores del campo y la ciudad no habrá una real solución.
El partido Morena paulatinamente se ha ido burocratizando y llenando de arribistas de todo tipo, en diversas regiones del país muchos de los antiguos caciques han asumido las nuevas siglas partidistas para preservar su viejo dominio.
La situación no es homogénea en todo el partido, pero hay casos escandalosos que hacen imposible que un trabajador medianamente informado puede considerarlos como una opción seria, ejemplos de ello es el clan Hank en Baja California y Chedraui en Puebla.
No nos queda duda de la honestidad e incluso la voluntad de servir al pueblo de personalidades como López Obrador, pero no es suficiente. AMLO nunca ha cuestionado al capitalismo, su política económica, a diferencia de la social, no tiene diferencias sustanciales con los otros gobiernos llamados neoliberales; incluso ha fortalecido la dependencia que el país tiene respecto de los Estados Unidos por medio del TMEC y los acuerdos sobre la migración.
Esta dependencia llevará a México a una situación bastante vulnerable ante la siguiente crisis económica estadounidense, lo que puede poner en riesgo los pocos avances que se han tenido nuestro país en los últimos años.
En última instancia, el verdadero problema del país es el capitalismo y mientras este no se cuestione se estará aceptando un sistema depredador tanto del planeta como del ser humano, que amenaza con destruir la civilización humana por medio de miseria, guerras y opresión.
El reformismo tiene límites muy estrechos, que al final resultan sólo en migajas para la mayoría, y tan sólo las suficientes para no morir de hambre.
Los comunistas tenemos claro que el PRIAN es la expresión política de la oligarquía y los consideramos como el principal enemigo de la clase obrera, los campesinos, las mujeres y los estudiantes. No obstante, creemos que hoy más que nunca hay que diferenciarnos de las políticas reformistas que las candidaturas de Morena representan. Por tal motivo hacemos un llamado a los trabajadores a no apoyar a ningún candidato que apoye o defienda el régimen de privilegios y explotación que representa el capitalismo.
Hacemos un llamado a la organización independiente del estado en función de las demandas concretas de cada sector y a la unidad para alcanzar nuevas conquistas para todas las clases explotadas. La tarea fundamental de los comunistas en este momento es la de hacer una campaña a nivel nacional que nos ayude a organizarnos, luchando por la transformación radical de la sociedad y preparándonos para los futuros convulsos acontecimientos.
La hora de la clase obrera se acerca, el proceso electoral será un termómetro para medir el ambiente entre las clases y, sin duda, demostrará el nivel de descredito político de la oligarquía que representa el PRIAN, al mismo tiempo ofrecerá una oportunidad para luchar por un programa distinto al de Morena que vaya más allá de las propuestas de AMLO. Ese programa debe ser el del socialismo aquí y ahora.
¡Únete a la OCR y lucha por el comunismo!
