La Universidad de El Salvador y la necesidad de aumentar su presupuesto

El 20 de febrero de 2018 la Asamblea Legislativa votaba a favor del incremento al presupuesto de la Universidad de El Salvador, reforzando a la institución educativa con $6.2 millones de dólares que se destinarían para el año 2018. La iniciativa fue aplaudida por el rector Roger Armando Arias, quien a su vez pedía a los partidos políticos en general comprometerse a buscar mayores beneficios para la casa de estudios. Mientras que el 16 de octubre del 2018 Óscar Ortiz anunciaba en el Teatro Universitario, durante el lanzamiento de un programa de becas, que para el 2019 la universidad llegaría a un presupuesto total de $88.41 millones de dólares , cantidad que se convirtió en el presupuesto más alto en la historia de la Alma Mater. Ortiz expresó en esa ocasión que el monto “no es suficiente” y dijo que el siguiente gobierno debe seguir invirtiendo en la única universidad pública de El Salvador. Por otra parte, aseguró que se continuaría y se debe continuar con la gratuidad de la Educación Superior implementada a partir del refuerzo presupuestario del 2018 y confirmó un refuerzo de $1.5 millones que se destinarían para inversión en infraestructura de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral de la UES.

El pasado 13 de mayo del presente año, la Comisión de Hacienda de la Asamblea Legislativa aprobó la reforma a la Ley de Presupuesto General de la Nación para orientar $3.2 millones de dólares para la Universidad de El Salvador, en específico para el escalafón de los trabajadores de la UES, debido a que, presuntamente, tras el refuerzo presupuestario anterior aún quedaban algunos «déficits» en las finanzas; uno de ellos tenía que ver con el incremento a la contribución patronal del Fondo de Pensiones y al Seguro Social, respectivamente, por lo que en años anteriores la universidad se declaraba “sin fondos” en contribución patronal para AFP e ISSS de cada trabajador.

Es de conocimiento general que en el sistema capitalista el dinero es mucho más imprescindible de lo que debería, por lo que toda institución necesita fondos para funcionar; la UES no es la excepción, y pese a todo se posiciona como una de las mejores universidades a nivel nacional, sin embargo, la institución avanza a rastras luego del declive posterior a las intervenciones militares y saqueos del patrimonio universitario durante los años 70’s. Estos hechos aún tienen consecuencias latentes hasta la fecha, pues con un presupuesto tan pírrico, pese a los refuerzos presupuestarios, se vuelve casi imposible que esta universidad tome impulso y se levante, dejando atrás las secuelas del saqueo y destrucción de décadas atrás. Lo que empeora la situación es la crisis interna por la que atraviesa la institución: baja calidad docente, casos de acoso, estudiantes sin aulas o sin docentes, inseguridad, mala administración, servilismo, corrupción y demás males que impiden que todo el dinero destinado para la universidad pueda realmente mejorar las condiciones para que los estudiantes se desarrollen académicamente de una forma adecuada y en condiciones dignas.

No todos los problemas de la casa de estudios se pueden solucionar con base en aumentos presupuestarios, pero dichos aumentos no dejan de ser necesarios debido a que aunque los fondos de la universidad se emplearan de la mejor manera, no son suficientes para suplir las necesidades de la institución, pues como una casa de estudios universitarios, debe aspirar a la producción científica e intelectual actualizada y de utilidad para la población, sin embargo, es imposible cuando ni siquiera los libros existentes en las bibliotecas del Campus son adecuados a todas las necesidades del estudiantado, lo que implica trabas para la formación de cada individuo. ¿Cómo pretenden, por ejemplo, enseñar fonética y fonología más allá de la teoría si la universidad no cuenta con un laboratorio especial para estas disciplinas? Es inadmisible que se crea que las ciencias humanísticas no necesitan más que un pizarrón y un docente, peor aún, que las áreas como medicina, biología y demás ciencias no cuenten con equipo suficiente para llevar a la práctica sus conocimientos adquiridos.

Según el ranking internacional de universidades del Sistema Quacquarelli Symonds, para este año bajamos del puesto 191 (en el que se ubicaba a la UES al iniciar el 2018) hasta el 201 en este año.  Estos datos son alarmantes tomando en cuenta algunos hechos como los aumentos al presupuesto que en teoría le darían un impulso a la calidad educativa de la casa de estudios, pero, el Campus es un reflejo del Estado y la corrupción no permitirá un respiro a la clase explotada, y sin educación el futuro es incierto dentro de un sistema competitivo que exige méritos académicos para optar por un empleo medianamente bien remunerado.

Estos hechos deberían despertar la necesidad de una solida unidad en el movimiento estudiantil, para que sean los estudiantes mismos quienes obliguen a las instituciones pertinentes otorgar las condiciones que la comunidad universitaria merece e impedir que la degeneración en la UES avance y sirva de pretexto a la burguesía nacional para continuar con la agenda neoliberal, argumentando que la universidad debe privatizarse para ser «salvada» de la «inherente» ineficiencia del sector público. Mejores condiciones de estudio no erradicarán de raíz los males de la sociedad, pero sin educación estamos destinados a las peores condiciones de explotación laboral. Por tanto, se vuelve imperativo luchar dentro y fuera de las aulas por un incremento en la calidad educativa y el incremento presupuestario que la UES merece y esto no será más que una utopía bajo el capitalismo, por lo que es necesaria la caída de este nefasto sistema para emancipar a la clase trabajadora y democratizar la educación de calidad.

 

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