Huelga de Tesla en Suecia: Musk frente los mecánicos

Jonathan Söderberg


Los mecánicos de los 10 talleres de Tesla en Suecia están en huelga desde el 27 de octubre: la primera de este tipo en el gigante de los vehículos eléctricos. La medida se tomó después de que el sindicato sueco IF Metall le pidió a sus miembros que dejaran sus herramientas en respuesta a que el gigante de los coches eléctricos se rehusó a firmar un convenio colectivo, una medida que Elon Musk, presidente y hombre más rico del mundo, calificó como una «locura».

De hecho, dadas las circunstancias, sería una locura no adoptar una postura. Un convenio colectivo le garantiza a los trabajadores de Tesla aumentos salariales cada año, en lugar de depender de las promesas de los patronos. Pero el aumento salarial para este año el cual se determinó el último periodo de negociación es en realidad una disminución salarial, si se ajusta a la inflación.

Tesla es conocida por sus prácticas antisindicales y el uso de esquiroles durante los conflictos. A pesar de ser relativamente pequeña en Suecia, es obviamente un gigante a nivel internacional y querrá utilizar a los trabajadores de Suecia como un ejemplo, para desalentar acciones similares en otros lugares.

Por el momento, se trata de una lucha entre David y Goliat. Sólo 130 miembros están en huelga, según el sindicato. Esto representa una fracción de los mecánicos que trabajan en los talleres de Tesla en todo el país. Hasta ahora, los piquetes han sido incapaces de detener a los rompehuelgas, que se han trasladado en taxi a los talleres, según relatan los guardias de la huelga.

Un responsable sindical de IF Metall explica que el número relativamente bajo de trabajadores en huelga es debido a que muchos de ellos son jóvenes y, por tanto, no están acostumbrados a las huelgas. Pero no hace falta ser especialmente joven para no tener mucha experiencia con huelgas en Suecia.

Desde 2010, solo se han perdido una media de 8.100 días laborables al año por huelgas, a comparación con más de 100.000 días laborables al año en los países vecinos (Finlandia, Noruega y Dinamarca), todos ellos con plantillas más reducidas que Suecia.

Esto no se debe a que los salarios o las condiciones de trabajo en Suecia sean mejores que en los países vecinos, sino a la política de los dirigentes sindicales de evitar los conflictos a toda costa. Esto, junto a la intimidación de los patronos y a las reivindicaciones relativamente tímidas de los líderes sindicales, no es ninguna sorpresa.

Medidas de solidaridad

No obstante, otros miembros de IF Metall, así como otros sindicatos de la confederación, han adoptado audaces medidas de solidaridad para apoyar la valiente postura de los mecánicos de Tesla.

Como en Suecia no hay fábricas que produzcan coches Tesla, normalmente llegan al país por barco. Pero el Sindicato de Trabajadores del Transporte y el Sindicato de Trabajadores Portuarios han puesto fin a esta situación bloqueando la carga y descarga de coches Tesla en todos los puertos suecos.

Los cerca de 50.000 coches que ya se encuentran en Suecia no podrán ser trabajados por mecánicos de talleres que no sean de Tesla en todo el país. Los pintores del sindicato de pintores no pintarán estos coches. Las instalaciones de Tesla también sufren múltiples bloqueos. Los limpiadores no las limpiarán. Los albañiles no harán trabajos de construcción ni de mantenimiento en los talleres de Tesla. Y el Sindicato de Electricistas ha impuesto un bloqueo a los trabajos de servicio o reparación en cualquiera de los talleres de Tesla o en las 213 estaciones de carga de Tesla en el país, diciendo que «si algo se rompe, nadie lo arreglará».

Uno de los bloqueos más efectivos ha sido el de correos y entregas. La intención era impedir que las entregas de piezas y repuestos llegaran a los talleres, pero un resultado no esperado es que no se han entregado las matrículas de los coches Tesla expedidas por la Agencia de Transporte, lo que impide que los coches Tesla nuevos circulen por las carreteras suecas.

En respuesta, Tesla demandó a la Agencia de Transportes y a PostNord, el monopolio postal sueco. En una violación del «modelo sueco», en el que se supone que el Estado debe mantenerse al margen de los conflictos, los tribunales fallaron a favor de Tesla, mostrando claramente que la lealtad última del Estado burgués es hacia los capitalistas.

Sin embargo, las acciones emprendidas en solidaridad con los trabajadores de Tesla demuestran el poder de la clase obrera unida: ¡sin ella, ni una bombilla brilla, ni una rueda gira, ni un Tesla carga! La clase dominante sueca observa con preocupación la situación, que teme siente un peligroso precedente.

La clase dominante, preocupada

Para la burguesía la preocupación no es tanto si Tesla firma o no un convenio colectivo. De hecho, no se oponen a la negociación colectiva ni al llamado «modelo sueco». Al contrario, están bastante contentos con el leal apoyo de los burócratas sindicales para mantener la lucha de clases dentro de unos límites seguros durante muchos años.

En un artículo reciente, la Confederación de Empresas Suecas «defiende el modelo sueco de mercado laboral». En una serie de columnas en Dagens Industri (DI), portavoz de la clase dominante sueca, su posición queda bastante clara. «Los sindicatos suecos son razonables y han contribuido a que Suecia tenga muy pocos días de huelga en comparación internacional».

En otro artículo para DI se afirma:

«IF Metall es uno de los sindicatos más serios de Suecia. Nadie piensa que el sindicato entre en conflicto innecesariamente; al contrario, el club del metal tiene una fundada reputación de ser un participante constructivo en el lugar de trabajo. IF Metall también tiene derecho a entrar en conflicto con Tesla».

Lo que sí les preocupa, sin embargo, son las acciones emprendidas en solidaridad con los trabajadores de Tesla. En parte por los efectos que las acciones podrían tener en otros centros de trabajo con convenios colectivos, que según estos convenios deberían estar a salvo de la acción sindical. Pero lo que es más importante, les preocupa el uso de medidas de solidaridad en futuras luchas más importantes, especialmente en el caso de que la actual dirección sindical pierda el control de la situación.

En varias columnas, DI pide que se restrinja el derecho a las medidas de solidaridad.

Tobias Wikström, jefe de redacción, señala: «Es sorprendente que se permita utilizar la acción sindical para hacer cumplir los convenios colectivos», y en otro artículo pide al Gobierno de derechas que modifique la ley para restringir dichas medidas.

En otra parte, la publicación afirma: «Las medidas de solidaridad son una estrategia sindical peligrosa. Ya es hora de que la Confederación de la Empresa Sueca haga honor a su nombre y luche contra los estragos desproporcionados del sindicato».

No es casualidad que los llamamientos a restringir el derecho de huelga sean cada vez más fuertes. Recientemente se anunció que Suecia ha entrado en recesión. Tras décadas de austeridad y ataques a la clase obrera, la clase dominante sueca se está preparando para nuevos ataques y para la intensificación de las luchas de clases, en forma de huelgas más numerosas y combativas.

La clase obrera sueca posee un gran poder en sus sindicatos. Y sus arcas están llenas hasta el tope. Sólo IF Metall tiene 15.000 millones de coronas suecas (más de 1.000 millones de libras) en su fondo de huelga. «El fondo de huelga duraría unos 500 años», dijo el jefe de prensa de IF Metall en relación con la huelga en curso.

Pero la fuerza de un arma no tiene importancia si la dirige un cobarde que busca la primera oportunidad para desertar. Los patronos están encantados de abandonar el «modelo sueco» y apoyar al Estado contra los trabajadores.

Para contraatacar eficazmente, los trabajadores deben confiar en su propia fuerza, deshacerse de los colaboradores de clase y prepararse para una lucha seria.

Deja un comentario