A la ultra derecha se la derrota en las calles

La amenaza de una ofensiva reaccionaria se asoma en el horizonte político de cara al balotaje. Los dados ya están arrojados sobre el tapete hacia el domingo y gane quien gane la agenda de la derecha ya se instaló de una u otra manera en la opinión pública. Pero, aunque puede ganar Massa, no podemos confiar ni en él, ni en el Estado para derrotar a la extrema derecha.

No es una especulación, ni tampoco alarmismo, que la derecha y la reacción están envalentonadas de cara a la definición de las elecciones presidenciales.

Eso se ve claramente con las declaraciones de Milei y su vice en los últimos días y semanas, así como de otros referentes de su partido, activistas anónimos de la ultraderecha y hasta militares genocidas de la dictadura.

En primer lugar, están las denuncias de fraude respecto a la primera vuelta, que han señalado tanto Milei como su equipo de campaña. Pareciera que Milei y el aparato de La Libertad Avanza (LLA) están preparando el terreno para trasladar su lucha política de las urnas a las calles para desconocer un eventual triunfo de Sergio Massa.

En distintos foros de la Libertad Avanza y también del PRO hablan sobre un presunto operativo de fraude para el próximo domingo y llaman a rodear el edificio de la Cámara Nacional Electoral.

Los órganos encargados de gestionar las elecciones emitieron comunicados señalando que La Libertad Avanza entrego menos cantidad de boletas de manera deliberada. Karina Milei apoderada de LLA presento un escrito, ante una jueza electoral, donde hablan de “fraude electoral colosal” que involucraría a Gendarmería.

También, hemos visto que decenas de represores y asesinos genocidas de las FFAA, que actualmente cumplen condena en sus hogares, han solicitado a los tribunales autorización para votar en el balotaje.

En ése contexto, son un indicativo claro las palabras del pérfido Jorge “Tigre” Acosta, jefe de inteligencia del grupo de tareas de la ESMA, que luego de conocerse los resultados de la primera vuelta, y de cara al venidero balotaje, declaró: “se aproxima la hora del conocimiento de la verdad”.

Pero Acosta no ha sido el único “ícono” de los genocidas en manifestarse. Alberto Jorge Crinigan, ex integrante del batallón 601, que combatió en Malvinas y es coautor con la vice de Milei de un libro que trata de borrar y negar la memoria del genocidio, intentando dar oxígeno a la teoría de los dos demonios, también ha reiterado su solicitud para votar. Alejandro D’Agostino, piloto de los vuelos de la muerte, también ha presentado su solicitud a los tribunales para votar este domingo.

Por otro lado, un activista y/o militante de ultraderecha amenazó al presidente de la Juventud Radical, Agustín Rombolá. A pesar de que Rombolá ha sostenido en el tiempo una política claramente opositora al peronismo, expresó públicamente que no apoyará a Milei en el balotaje, porque considera que su política es una amenaza contra los derechos democráticos conquistados desde 1983 a la fecha.

El sujeto que amedrentó a Rombolá amenazó con dispararle, además de fotografiarlo ingresando a su casa y enviarle la fotografía con el siguiente mensaje: “Vos quedate tranki… el falcon arranca por Almagro la semana que viene”. Palabras que aluden a los Ford Falcon verdes utilizados por los infames esbirros de las fuerzas represivas durante la dictadura, para secuestrar trabajadores y estudiantes.

También, vale la pena hacer mención de lo dicho recientemente por la diputada electa de LLA, Lila Lemoine, cuando una periodista de la Televisión Pública trataba de entrevistarla. Ante las preguntas de la periodista, la diputada le respondió que los medios públicos serán privatizados, y que debería procurar “ser una buena trabajadora”.

Como colofón de todo esto, el diputado de LLA por Tucumán, Ricardo Bussi, hijo de un conocido genocida, expresó en una entrevista en Radio Delta, que: “Estoy seguro de que el año que viene va a haber problemas porque la cuestión hoy pasa por el ajuste. Si no tenemos ajuste, no podemos ni empezar. El país gasta más de lo que necesita y estamos rascando la olla, no hay otro camino. No tenemos crédito externo ni interno. La fiesta ha sido muy cara y en su momento va a haber que pagarla”

Más allá del asqueroso reaccionarismo de Bussi, su posición es una muestra inequívoca de la posición de la clase dominante ante la situación actual de crisis, más allá de los partidos que se disputarán el gobierno el próximo domingo.

La tarea prioritaria de las organizaciones obreras y comunistas, antes que impresionarse de cara a los hechos en desarrollo, es comprenderlos cabalmente, a fin de poder preparar una política y métodos de lucha adecuados. En tal sentido, tanto la pasividad como el impresionismo y el ultraizquierdismo ante las políticas reaccionarias pueden convertirse en pecados mortales para la dirigencia de las organizaciones de la clase obrera.

Las organizaciones de trabajadores deben prepararse para tomar las medidas adecuadas de autodefensa ante cualquier provocación y ataques de grupos de extrema derecha.

Al final, todo cuanto ocurre hoy se trata del proceso vivo de la lucha de clases, sus leyes, y la crisis histórica de la dirección del proletariado que debe resolverse con la construcción del partido revolucionario a través del cual el proletariado puede luchar por la dirección de la sociedad.

Ahora, cuando se avecina una nueva recesión mundial, el capitalismo argentino se sume en una propia crisis manifestada en la bancarrota del Estado, la acelerada inflación y devaluación del peso, producto del programa que implica la deuda con el FMI. Todo esto pende como espada de Damocles sobre nuestras cabezas, y dos únicas salidas posibles a la crisis se plantean con toda claridad: o los representantes políticos de los capitalistas profundizan el ajuste echando mano de la represión estatal, o los trabajadores avanzamos en organización utilizando las herramientas de la democracia obrera y la huelga general, para derrotar el ajuste, recuperar el terreno perdido en las condiciones de vida y trabajo. Para esto es necesario poner la cuestión del Poder Obrero en el centro del debate político.

Es cierto que el actual movimiento reaccionario no es fascismo. Y en eso debemos hacer énfasis, tal y como lo hemos sostenido a lo largo de nuestros análisis y declaraciones.

Un movimiento fascista, implica la existencia de cuerpos paramilitares armados y organizados, dispuestos para atacar y destruir las organizaciones de la clase obrera, mediante la aniquilación física de sus miembros. Eso es lo que fue el fascismo del siglo XX, y eso es lo que no tiene Milei, ni tampoco tuvo Bolsonaro, ni tiene VOX, Fratelli d’Italia, Marie Le Pen, o Trump. Ninguno de estos movimientos es fascista, pero sí reaccionarios y derechistas en grados diversos. El verdadero fascismo solo pude surgir después de grandes movimientos obreros; cuando la burguesía teme por la continuidad de su sistema hasta el punto de verse obligada a recurrir a entregar el poder a los fascistas como último recurso. Esta situación no es en el orden del día en ninguno de esos países, ni en Argentina.

En el caso de LLA, no sólo se trata de que sean reaccionarios per se, sino que detrás de ellos se agrupan fuerzas económicas, políticas y sociales históricamente vinculadas a la dictadura genocida de las juntas, es decir, a la crema y nata de la ultraderecha y reacción argentinas. Fuerzas que naturalmente se sienten bien representados en los candidatos de LLA –sobre todo en sus referentes principales, Milei y Villarroel– y que a través de ellos buscan construir una expresión política en la sociedad.

Si gana Milei el domingo, este envalentonamiento cobrará más fuerza y virulencia, y puede transformarse en expresiones concretas de violencia contra la izquierda y la clase trabajadora, ya sea que se trate de amenazas, acciones focalizadas o acciones de mayor envergadura.

Si gana Massa, esto no frenará el auge que la ultraderecha, sus organizaciones, cuadros y activistas han cobrado en el último período. Por el contrario, es posible que su virulencia se acentúe durante un cierto tiempo ante una derrota electoral, incluso con la complicidad de sectores del Estado y del gobierno que dejan hacer, para luego aprovecharlo a su favor.

Por otro lado, Massa ha llamado claramente a un gobierno de unidad nacional, lo que significa la unidad de la clase dominante contra los oprimidos. Incluso, durante el debate presidencial del domingo, Massa expresó coincidencias en su “política de seguridad” –es decir, en su política represiva- con la “política de seguridad” del propio Milei. Ambos bancan al trumpista Rudolph Giuliani, conocido por reforzar la represión y criminalizar a la población más pobre en Nueva York a fines de los noventa.

De ganar, Massa está obligado, por la fuerza de la situación histórica, a jugar el papel de dirigente y representante político de toda la clase dominante, para aplicar el ajuste, usando tanto la represión “legal” política y jurídica, como la armada. Ya lo hemos visto en Jujuy, lo hemos visto con el caso Milagro Sala utilizada por el Frente de Todos, que dejó hacer sin defender a sala, utilizándola como moneda de cambio para sostener la gobernabilidad entre los partidos del régimen, con la sentencia contra Arakaki y Ruiz, y la reciente criminalización de militantes de la izquierda en Córdoba, así como en muchos otros casos.

Por lo tanto, como señalamos, la única opción posible con la que cuenta la clase obrera para enfrentar tanto al auge de la reacción, la derecha y la ultraderecha, como al ajuste de la clase dominante y la represión estatal concomitante, es la organización de la clase, por sus reivindicaciones inmediatas, hacia la huelga general. La independencia política de la clase debe ser uno de los ejes de intervención de los Comunistas, ya que la combinación de la experiencia de nuestra clase, con un creciente agotamiento de las ilusiones democráticas en las instituciones del régimen y sus políticos preparan crisis sociales y políticas de enormes proporciones.

A la reacción, el ajuste y la represión, no la derrotaremos en las urnas, gane quien gane, la derrotaremos en las calles, la derrotaremos en la lucha de clases.

¡Derrocar al capitalismo es nuestra tarea! ¡Organízate con nosotros!

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