Películas de Horror-La decadencia del capitalismo a través de la lente

En un artículo sobre la Primera Guerra Mundial, Lenin dijo una vez que "La sociedad capitalista es y ha sido siempre horror sin fin." Al analizar el desarrollo temprano del capitalismo en su clásico, El Capital, Marx dijo que a su llegada a la historia "el capital viene chorreando de la cabeza a los pies, en cada poro,  sangre y  suciedad”.  En el mismo libro, Marx declaró que, "El capital es trabajo muerto, que, como un vampiro, sólo vive chupando el trabajo vivo, y entre más vive, más mano de obra succiona". En el mismo capítulo, Marx compara la unidad de los capitalistas para acaparar el  excedente  de la mano de obra como el "hambre de un lobo".

En un artículo sobre la Primera Guerra Mundial, Lenin dijo una vez que "La sociedad capitalista es y ha sido siempre horror sin fin." Al analizar el desarrollo temprano del capitalismo en su clásico, El Capital, Marx dijo que a su llegada a la historia "el capital viene chorreando de la cabeza a los pies, en cada poro,  sangre y  suciedad”.  En el mismo libro, Marx declaró que, "El capital es trabajo muerto, que, como un vampiro, sólo vive chupando el trabajo vivo, y entre más vive, más mano de obra succiona". En el mismo capítulo, Marx compara la unidad de los capitalistas para acaparar el  excedente  de la mano de obra como el "hambre de un lobo".

Armado con una comprensión marxista de la sociedad y el conocimiento de las enormes posibilidades de un mundo mejor, estas personas vieron al capitalismo por lo que era,  un horror. Su identificación del antiguo folklore y de cuentos de la época victoriana de vampiros, hombres lobo y cocos (seres mitológicos infantiles) con los crímenes, las injusticias y los enormes desechos del capitalismo no es sorprendente, es un sentimiento inconsciente compartido por millones y se refleja en la popularidad del género de terror desde el comienzo del cine.

Cualesquiera que sean las intenciones detrás de la producción de estas películas, que han tendido inevitablemente que actuar como un espejo que refleja las ansiedades y temores de la época. Las películas que conectaban más con los espectadores eran invariablemente las que parecían más familiares y fáciles de  identificar, por muy fantástica que la historia fuese en la superficie. Debido a esto no es casualidad que usted pueda rastrear varios puntos de prolongada agonía del capitalismo del último siglo a través de las películas de terror más populares.

El horror para terminar todos los horrores

Los estudios de cine más antiguos produjeron horror, pero no fue hasta después de la Primera Guerra Mundial que el género realmente resonó en los espectadores. La Primera Guerra Mundial representó un punto de inflexión histórico en el desarrollo del capitalismo. Mientras el capitalismo había desarrollado los medios de producción  a  niveles enormes e inimaginables en la sociedad precapitalista, había comenzado a llegar a sus límites por el cambio de siglo. Las principales potencias imperialistas habían agotado sus mercados nacionales y desesperadamente buscaban nuevos mercados para explotar. Las principales potencias como Gran Bretaña y Francia ya se  habían dividido gran parte del mundo colonial dejando al capitalismo alemán con tan pocas opciones que sólo les quedaba atacar a sus vecinos continentales.

 

Este fue el comienzo de la "guerra para acabar con todas las guerras", un horror de la vida real que dejó un profundo impacto en el desarrollo humano subsiguiente. El capitalismo había demostrado concretamente a todo el mundo que ya no era un sistema ascendente, sino un sistema de crisis que amenazaba con arrastrar a toda la humanidad al abismo con él. La guerra llevó a la destrucción de grandes extensiones de Europa; la muerte de más de 16 millones de personas, de los cuales casi la mitad  eran civiles; y millones de soldados que quedaron emocionalmente y físicamente marcados por la masacre.

En Rusia, la guerra había terminado sobre la base de una revolución exitosa de los trabajadores dirigida por el Partido Bolchevique. En Alemania, la revolución de 1918, al llevar la guerra a su fin, en última instancia falló en su objetivo histórico de establecer un gobierno de trabajadores que podría comenzar la construcción de una nueva sociedad y salvar a la Revolución Rusa del aislamiento. Los años siguientes en Alemania vieron una explosión en el cine, incluso en el género de terror.

Los emblemáticos filmes alemanes expresionistas "El gabinete del Dr. Caligari" (1920) y "Nosferatu" (1922) insertados en la psicología de intranquilidad e inseguridad en la Alemania de posguerra. Los levantamientos revolucionarios y los reveses contrarrevolucionarios, combinados con crisis económicas caracterizan  este periodo de la historia alemana. Entre el vampiro arrastrándose matando a decenas en su sueño (Nosferatu) y el sonámbulo manipulado para cometer asesinatos por orden de un médico loco (El gabinete del Dr. Caligari), las películas realzaron el sentimiento de muchos trabajadores alemanes que habían sido engañados e intimidados por la clase gobernante y hasta por sus propios líderes alemanes en el Partido Socialdemócrata al participar en una masacre reaccionaria.

El daño psicológico y físico que la guerra causó a  los participantes, también es gráficamente ilustrada por el artista Otto Dix, que publicó una colección de 50 grabados titulados Der Krieg (La guerra). Al ver las brutalidades de la guerra de primera mano y que dejó a muchos soldados luchando por adaptarse a la "vida normal" a su regreso desde el frente de guerra.  Esto encontró su expresión en una serie de películas de terror de la década de 1920 que se centró en los monstruos que estaban luchando con sus propios demonios internos. Sólo en 1920, dos adaptaciones del "Dr. Jekyll y Mr. Hyde" se produjeron en los EE.UU. y otra adaptación alemana titulado "La Cabeza de Jano" fue dirigida por FW Murnau, el mismo director de Nosferatu.

La década produjo otras películas que representaban personajes desfigurados físicamente y psicológicamente torturados como "El Jorobado de Notre Dame" (1923) y "El Fantasma de la Ópera" (1925), ambos interpretado por Lon Chaney, una de las primeras estrellas del cine de terror.

La Gran Depresión

La caída de la bolsa de valores el 24 de octubre 1929 marcó el comienzo de la más profunda crisis que el capitalismo mundial jamás había visto. La dificultad subsiguiente sentida por millones de trabajadores llevó al cinismo generalizado y un profundo cuestionamiento de la sociedad. En los Estados Unidos, Hollywood no escatimó esfuerzos en el intento de reforzar la confianza en la sociedad capitalista, "Ningún medio ha contribuido más grandemente que el cine para el mantenimiento de la moral nacional durante un período caracterizado por la revolución, el motín, y la agitación política en otros países ", dijo el director de Motion Picture Producers and Distributors Association, William Hays. Pero la popularidad de las películas de terror de la época todavía reflejaba un panorama sombrío que era característico de la psicología americana previo a los periodos de resistencia de la clase obrera de mediados de 1930. También marcó el comienzo de terror en la idea general comercial que vio la producción de muchas secuelas.

Muchas de las películas de la década de 1930 continuaron donde se quedaron  las películas de la década de 1920. “El Hombre Lobo en Londres” (1935) siguió los pasos del Dr. Jekyll y Mr. Hyde y “Drácula” (1931) superó a Nosferatu. Incluso “White Zombie” (1932), que fue la primera película notable  de zombis,  fue en muchos sentidos un eco de El gabinete del Dr. Caligari. Bela Lugosi, estrella de Drácula y White Zombie, comenzó su carrera actuando en Hungría, donde participó en la Revolución Húngara de 1919. Por su radicalismo se vio obligado a huir en el período de la contrarrevolución y se dirigió a Hollywood donde lanzó su carrera como asustador de niños (el coco) de la década de 1930 y 40, junto con Boris Karloff.

"Frankenstein" (1931), protagonizada por Karloff, y "La Isla de las Almas Perdidas" (1932), protagonizada por Lugosi, se centraron en los horrores que la humanidad misma podría conjurar. En líneas generales, siguiendo la clásica novela de Mary Shelley, Frankenstein, la película representa un monstruo que fue traído a la vida por un médico enloquecido, abandonado y rechazado por el mundo buscó aceptación. Tras su lanzamiento, el desempleo en Estados Unidos se había casi duplicado en un año. Además, el fenómeno de un gran número de trabajadores inmigrantes en busca de sustento añade al sentimiento generalizado de rechazo y la alienación.

En "La isla de las Almas Perdidas", una adaptación de HG Wells ‘La Isla del Dr. Moreau’, un médico está transformando los animales en humanos, pero son incompletos, mitad humano y mitad animal. Insertada en las inseguridades de la clase obrera en la primera mitad de la década, las criaturas del Dr. Moreau experimentan la complejidad emocional y complejidad cognitiva de los seres humanos, pero son tratados sólo como animales de experimentación. La película termina con la muerte del Dr. Moreau a manos de sus torturados súbditos.

Otra película, "El juego más peligroso" (1932), expresa las contradicciones de clase de la época de una manera mucho más abierta, que representa a un aristócrata ruso que disfruta de la caza de seres humanos para el deporte. La película termina de forma conmovedora con el aristócrata siendo mutilado por sus propios perros de caza, mientras los protagonistas hacen su escapada.

En 1934, la clase obrera estadounidense estaba recuperando energía y confianza. Tres huelgas generales (Oakland, CA; Minneapolis, MN; Toledo, OH) marcó el comienzo de un nuevo período de renacimiento de la clase trabajadora expresado en el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO). El estado de ánimo de pesimismo había sido sustituido por un estado de ánimo de resistencia desafiante y esto puede explicar el cambio de Hollywood hacia el estilo y comercialización en el género de terror que prevaleció durante las décadas siguientes.

"La Novia de Frankenstein" (1935), "El Hijo de Frankenstein"  (1939), "El Fantasma de Frankenstein" (1942), "Frankenstein y el Hombre Lobo" (1943), y "La Casa de Frankenstein"  (1944) personifican lo que se convertiría con el tiempo una marca comercial del género de terror: secuelas, nuevas versiones, series derivadas  de menor calidad. Otras películas como "El Gato y el Canario" (1939) y "Zombies en Broadway" (1945) introdujeron la comedia al género en un momento cuando los mismos horrores y atrocidades estaban siendo una vez más experimentados  a escala mundial en la forma de la Segunda Guerra Mundial.

Terror en la era nuclear

Mientras se mantenía la mayor parte del estilo y comercialización de la década de 1940, muchas de las películas de terror de la década de 1950 se volvieron hacia la ciencia ficción, entrando en contacto con los temores sobre los efectos de la radiación, monstruos prehistóricos, experimentos científicos que terminaron mal, y los invasores del espacio exterior.

"Godzilla" (1954), que fue producido en Japón, refleja el impacto psicológico de la caída de la bomba atómica y el bombardeo de muchas ciudades japonesas. El monstruo prehistórico Godzilla es resucitado por las pruebas nucleares en el Pacífico y causa estragos, en tropel por Tokio. Tal vez en ningún otro lugar la idea de una ciudad entera que es destruida durante la noche podría ser más profundamente entendida que en Japón, la película fue producida en menos de una década después del criminal bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, que devastó ambas ciudades y borró casi la cuarta parte de un millón de personas. Incrustada en los temores de una guerra nuclear, la película fue un éxito internacional y desató una serie de secuelas y otras películas similares "gran monstruo", películas como ¡Ellos! (1954) y ¡Tarántula! (1955).

“The Thing from Another World” (1951) fue una de las primeras películas para hacer frente a los invasores extranjeros, un tema que se convertiría en común, al tiempo que la carrera espacial se intensificó. Más tarde, "The Blob" (1958) representa una criatura alienígena que interrumpe y, finalmente, envuelve una típica ciudad suburbana de 1950.

En "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos" (1956) esporas de plantas alienígenas han llovido en los Estados Unidos suburbanos, creando clones de personas que carecen de emoción. Fue interpretado por algunos en la derecha política para representar la conformidad sin alma que existía en la Unión Soviética estalinista, pero muchos en la izquierda vieron en el film, la conformidad sin alma de la era totalmente consumista de McCarthy en Estados Unidos.

Horrores sobrenaturales

A medida que el boom de la posguerra alcanzó su punto máximo en la década de 1960, hubo un cambio hacia lo sobrenatural en los films de terror. Muchas de las películas comenzaron a lidiar con los fantasmas, brujas, cultos satánicos y posesiones demoníacas. La mitad de la década de 1960 fue la altura histórica de las creencias religiosas en los Estados Unidos a medida que la creencia en dios se hacía propaganda para diferenciarse del país de la  Unión Soviética "sin Dios".

Casi previendo los movimientos juveniles de finales de la década de 1960, muchas de las películas también comienzan a poner de relieve el conflicto intergeneracional, un tema que ha continuado desde entonces. "Psycho" (1960) es tal vez el ejemplo por excelencia de esto. La película comienza como un típico film de suspenso de Hitchcock, con una mujer que roba una gran suma de dinero de su empleador y se dirigía a California. En el camino conoce a Norman, el joven, sensible, pero torpe guardián del Motel Bates. La madre de Norman—quien más tarde se revela que está muerta y vive  exclusivamente en la  mente de Norman—es abusiva y extremadamente celosa de cualquier persona que pudiera robar su atención lejos de ella.

"The Haunting" (1963) caracteriza a  una joven que se une a un equipo de investigadores de lo paranormal en una vieja casa encantada después de la muerte de su madre por mucho tiempo enferma, a quien ella sumisamente pasó la mayor parte de su vida cuidando, haciéndose eco del carácter de Norman Bates.

Alfred Hitchcock intentó de nuevo en el género de horror en  1963 con  "Los Pájaros”. La película establece un humor inquietante con su completa falta de música. También es notable como una de las primeras películas para hacer frente a sucesos inexplicables que parecen implicar ampliamente consecuencias apocalípticas, frente al  manifiesto "monstruo radiante que destruye la ciudad", tema de la década de 1950.

Un pequeño grupo se parapetó en una casa contra los terrores del exterior, como se muestra en Los Pájaros, fue sin duda una inspiración para la clásica "Noche de los Muertos Vivientes"  de George Romero (1968). Muchos temas están en juego en esta película que resalta la polarización política de la época. En un guiño al movimiento de Derechos Civiles, el protagonista es un decisivo y fuerte hombre negro, Ben, que está a menudo en desacuerdo con un hombre blanco patriarcal, Harry, sobre la manera de defenderse afuera contra los zombies. La película fue producida sólo meses después del asesinato de Martin Luther King, Jr., y la muerte de Ben,  no a manos de zombies sino a manos de la policía que lo confundieron con uno, el film parece rendir homenaje a éste.

Junto a las protestas contra la guerra de Vietnam y el movimiento de Derechos Civiles, el movimiento de los derechos de las mujeres estaba planteando cuestiones tales como los derechos reproductivos y la violencia doméstica-temas que se trataron en una serie de películas en las décadas siguientes. "La Semilla del Diablo" (1968) se basa en una joven ama de casa que es preñada por medio de un ritual satánico organizado por sus vecinos para cargar el engendro de Satanás. Ella vive a través de su embarazo alienada, temerosa, a los caprichos de los demás, y torturada por el dolor y el mal estado de salud. La película es notable para obligar al público a identificarse con la difícil situación de la protagonista femenina.

Siguiendo en la misma línea, "Carrie" (1976) representa a una adolescente solitaria y marginada  que es provocada por sus compañeros de clase y abusada por su madre cristiana fundamentalista. Más tarde ella descubre que tiene poderes telequinésicos y los utiliza para vengarse de sus verdugos. También es notable para conseguir la audiencia e  identificarse con los problemas de una adolescente.

Otras películas notables de la década de 1970 como "The Omen" (1976), la historia de un joven que se revela como el Anticristo y que termina siendo adoptado por el Presidente de los Estados Unidos y "El Exorcista" (1973), una historia de  niña poseída por un demonio. "El Exorcista" recibió el apoyo de la Universidad de Fordham (una escuela jesuita), ya que reforzó enseñanzas supersticiosas de la iglesia. La universidad les permitió filmar en el campus y utilizar un sótano como un escenario y un número de sacerdotes reales incluso actuó en la película.

El fin del boom de la posguerra

En 1973 el boom de la posguerra había llegado a su límite, marcando el comienzo de una larga recesión de dos años que se sintió en gran parte del mundo. En los Estados Unidos se caracterizó por el retorno de la alta tasa de desempleo, el periodo de lento crecimiento, y los retrocesos de los logros alcanzados por el movimiento obrero durante todo el período de la posguerra.

La recesión a mediados de los años 70 hizo sentir su marca en varias películas de finales de la década de 1970, en particular "El Amanecer de los Muertos" de George Romero (1978) en el que cuatro personas se refugian en un centro comercial abandonado donde la satisfacción de todas sus necesidades están a su alcance. Los centros comerciales fueron un fenómeno nuevo en ese momento, lo que refleja la nueva dependencia del capitalismo en el crédito y el consumo para mantener artificialmente viva la economía.

En 1974, "La Matanza de Texas" de Tobe Hooper fue lanzada a las pantallas y comenzó a introducir una serie de ideas que iban a ser adoptadas luego por las películas de terror de la década de 1980. La película, igual que Psycho en años anteriores,  fue inspirada por el asesino en serie Ed Gein- se centra en un grupo de jóvenes hippies  que visitan la zona rural de la ciudad de Texas. Entre ellos se encuentra el hermano menor del protagonista, Franklin, que está en silla de ruedas y es visto por los otros personajes como una carga. Ha sido interpretada por muchos que como Franklin tenían la intención de representar a los soldados mutilados que regresan a casa después de la guerra de Vietnam.

En su camino se encuentran con un inquietante joven que pide aventón quien les explica la superioridad de matar a las vacas con un martillo, frente a la maquinaria que le arrebató su trabajo. Más tarde se reveló que él es sólo uno de los miembros de toda una familia de asesinos sádicos que presumiblemente solían trabajar en un matadero cercano. Uno a uno los hippies enfrentan un  final horripilante, a excepción de la "última chica", un guión central que se convertiría en característico de muchas películas de terror de la década de 1980 en adelante.

Tobe Hooper continuó con "Poltergeist" en 1982,  que representa la vida sencilla de una familia suburbana groseramente interrumpida por el secuestro de su hija por un espíritu burlón que ha llegado a rondar su casa. La razón se reveló más tarde: el codicioso constructor de bienes raíces, para el cual trabaja el bien pagado joven y estereotipado padre  había construido el barrio en un cementerio, removiendo  las lápidas pero dejando los ataúdes.

"Tiburón”, de Steven Spielberg (1975) muestra un nuevo jefe de la policía en la isla ficticia de Amity Beach que enfrenta  un gran tiburón blanco asesino que ha  matado a una serie de habitantes locales. Las tensiones entre los personajes como Hooper, el rico biólogo de tiburones independientemente y Quint, un rudo y  agresivo cazador de tiburones, pone de relieve las tensiones de clase  de la época.

"El Resplandor" de Stanley Kubrick  (1980), otra adaptación de la novela de Stephen King, es brillante en su atemporalidad. La película muestra a una familia que se ha mudado a un hotel embrujado donde el padre, Jack, planea escribir una novela. A medida que espectros inexplicables persiguen la familia, los recuerdos de la violencia doméstica y el alcoholismo del padre son conjurados.

"El Resplandor" es visto por algunos como una alegoría del genocidio de los nativos americanos a manos de los colonos europeos. Las referencias a la construcción del hotel durante los ataques de los nativos americanos, la elección de la madre de la ropa, y un comentario aparentemente improvisado – "el agobio del hombre blanco" -parece indicar esta posibilidad, sobre todo cuando se toma en cuenta el famoso perfeccionismo de Stanley Kubrick.

Terror italiano

El período de la posguerra también vio el surgimiento del género de terror en Italia, donde la turbulencia política caracterizó un período prerrevolucionario cerca de una década. Los directores como Mario Bava y Dario Argento produjeron películas que eran representativos del género giallo (amarillo), que fusionó el misterio del asesinato con elementos a  menudo sobrenaturales. Otros produjeron películas políticas más abiertamente. Es notable por ejemplo Salò de Pier Paolo Pasolini, o los "120 días de Sodoma", que representa la explotación horrible y tortura de jóvenes hijos de los campesinos bajo el régimen de Salò ocupada por los nazis en la última parte de la Segunda Guerra Mundial.

 

En 1980, el director italiano Ruggero Deodato lanzó "Cannibal Holocaust", que parece ser una crítica del imperialismo. La película cuenta la historia de un equipo de un film documental de Nueva York que se dirige a la selva amazónica para filmar una guerra entre tribus caníbales. Más tarde se reveló que la guerra fue provocada conscientemente por el equipo de la película, que asesinó brutalmente a un miembro de una de las tribus para provocar el conflicto. Posteriormente Deodato fue arrestado y llevado a juicio por la producción de una película con muertes reales- así como rumores erróneos se habían extendido de que la película representaba ¡asesinatos reales!

Asesinos con cuchillo

A finales de los años 1970,  y   principios de los años 80 vieron el surgimiento del género "slasher" en los Estados Unidos, que siguió los pasos de las películas giallo de Italia y las primeras películas americanas como "Psycho" y "The Texas Chainsaw Massacre".

"Halloween" de John Carpenter (1978), "Viernes 13" de Sean S. Cunningham (1980), "Pesadilla  en la Calle Elm" de Wes Craven a finales  (1984), e incluso  "Alien" (1979) y "Terminator" (1984) representan las películas por excelencia del género slasher. Cada una de estas películas también incluye el tema central de la "última chica", en la que el protagonista restante y solitario (mujer) finalmente  hace de asesino.

Muchas de estas películas también representan estereotipadamente  adultos jóvenes asesinados por asesinos solitarios a menudo enmascarados, por su uso de alcohol o drogas, o por participar en las relaciones sexuales prematrimoniales. Mientras que muchos han apuntado a una posible "agenda conservadora" detrás de la producción de estas películas, éstas podrían ser vistas fácilmente como producciones hechas para atraer a los  adultos jóvenes de la época, que sentían la presión de sus padres autoritarios en la América de  Ronald Reagan, una continuación del conflicto intergeneracional tratado antes.

"The Evil Dead" de  Sam Raimi (1981) puede ser vista como una inversión  cercana del género slasher, con un varón como el protagonista luchando contra sus amigos-en gran medida mujeres-que , una a una, vienen a ser poseídas por una fuerza maligna. También fue una de las primeras películas en introducir la idea central de  la "cabaña en el bosque".

Una película única de principios de la década de los 90 fue "Candyman" (1992) que trata sobre una estudiante que estudia una leyenda urbana popular en proyectos habitacionales de Chicago-el Candyman, que fue linchado por una turba racista y cuyo espíritu continua viviendo aún si dices su nombre tres veces mientras se mira un espejo. La película hace una clara distinción entre las condiciones de vida de la estudiante -que vive en un edificio de apartamentos de lujo que se revela ser un renovado ex-proyecto de vivienda- y la gente que vive en el proyecto habitacional Cabrini-Green, donde la pobreza y la delincuencia están siempre presente.

El resto de la década de 1980 en los 90 se caracterizó por una serie de secuelas, lo que refleja el aumento de la falta de voluntad de Hollywood para invertir en nuevas ideas. Un

ejemplo excepcionalmente bueno fue   "The Thing" de John Carpenter (1982), que era una  reedición de la película de 1951 "The Thing of Another World". "La Cosa"  de Carpenter se aparta de la original en  que el extranjero ya no se encarna en un monstruo, pero es algo que puede transformarse para parecerse a cualquier número de los miembros de la tripulación en una base de investigación en la Antártica. La alienación y desconfianza que separa los personajes es quizás el aspecto más terrorífico de la película junto con los efectos especiales horripilantes.

El mismo período trajo películas de terror clásicas de flexión de género como The "Lost Boys" de 1987, "Los Cazafantasmas" (1984), y "The Frighteners"  (1996) entre otros. "¡Ellos viven!" (1988), también dirigida por John Carpenter, fue pensada como una crítica al consumismo y el conservadurismo de la era Reagan. La película es famosa por una escena de lucha   extremadamente larga  entre  Keith David y el difunto Roddy Piper, cuyo personaje está tratando de convencer a su amigo de que el mundo está dirigido por alienígenas que sólo pueden ser vistos usando lentes de sol.

En 1996, el maestro del terror, Wes Craven volvió con "Scream", una película slasher que era una auto referencia del género, donde los asesinos ejecutan muchas de las ideas centrales de las películas slasher anteriores.  "Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon" (2006)  trajeron esta auto referencia aún a otro nivel. Representaba un asesino que es seguido por un equipo de filmación de documentales en un mundo donde los asesinos como Freddy Krueger, Jason Voorhees, y Michael Myers son reales y se han convertido en celebridades. Esta idea fue llevada a un nivel aún más alto en "La Cabaña en Los Bosques" del 2012, que inteligentemente  hace referencia a patrones narrativos o tropos presentes en buena parte del género de terror.

La década de 2000 continuó produciendo películas muy comercializadas que eran más a menudo no derivadas de las películas de terror anteriores. Sin embargo, algunas innovaciones en el género son dignas de mención. "28 Días Después" (2002)  relanzó la popularidad de las películas de zombies, que han llegado a dominar el horror y los géneros apocalípticos, que ha sido tratado en otro artículo.

"Saw" (2004) y sus posteriores secuelas -que parecen haber sido inspiradas por "Se7en" (1997)-insiste en la idea de un asesino que pone a sus víctimas en posiciones horribles, les ofrece la opción de matar o morir, o correr el riesgo terrible de desfiguración para poder sobrevivir. ¡Esto no es diferente a la moral despiadada que el capitalismo promueve!

"Hostel" (2005) cuenta la historia de dos amigos que viajan a la  Europa del Este en la era post-soviética   y terminan en un calabozo en el que empresarios adinerados pagan para torturar y mutilar a personas para su entretenimiento. "Pontypool" (2008) representa misteriosamente un caso inexplicable de la histeria colectiva, no parecido a un brote de zombis, desde el punto de vista de una estación de radio en la rural Canadá.

En los últimos años parece haber surgido un pequeño renacimiento de las películas de terror bien hechas, como la "Let the Right One In" (2008), "Casa del Diablo" (2009), "The Innkeepers" (2011), "Sinister" (2012), "It Follows" (2014), "The Babadook" (2014), y otras. Queda por ver qué películas vendrán a definir la década en los próximos años.

Superando el terror

El género de películas de terror se ha convertido en una parte del folclore moderno. En la sociedad precapitalista, cuentos mitológicos de fantasmas, espectros, demonios y dioses buenos y malos, se utilizaron como explicaciones para las fuerzas de la naturaleza que no podían ser explicadas y de las que la humanidad no tenía control.

Las avalanchas, incendios forestales, inundaciones, sequías, volcanes, plagas, y más fueron catástrofes que desafiaron la humanidad. Es el proceso de trabajo por medio del cual podemos dar nueva forma a nuestro entorno para superar estas fuerzas elementales que nos define como especie. Sin embargo, vivimos en una sociedad en decadencia, en el que las mismas fuerzas sostienen la mayor influencia sobre el destino de la humanidad están fuera de nuestro control. ¿Qué puede ser más horrible?

"La moderna sociedad burguesa, con sus relaciones de producción, de intercambio y de propiedad, una sociedad que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, es como el brujo que ya no es capaz de controlar los poderes del mundo inferior los cuales se han desencadenado con sus conjuros".

Esta cita del Manifiesto Comunista resume la encrucijada en la que la humanidad se encuentra. Mientras que el capitalismo ha desarrollado los medios de producción a un nivel que puede proporcionar una vida cómoda para todos y nos da las herramientas para conquistar casi cualquier obstáculo  natural que se pueda lanzar sobre nosotros, estamos (por ahora) atascados en situación en la que los auges y depresiones de los mercados de valores determinan el destino de miles de millones de personas. La única manera de superar esta contradicción es a través de la transformación revolucionaria de la sociedad con la clase obrera organizada al frente, tomando el control consciente, democrático sobre las tremendas fuerzas que como especie hemos creado.

Esto llevaría a un florecimiento de la ciencia humana, la técnica y la cultura a una escala inimaginable, dándonos  las herramientas para construir una sociedad libre de las ansiedades, inseguridades y horrores que psicológicamente mutilan y dejan cicatrices en  millones de personas. Una sociedad en la que estemos libres de las fuerzas ciegas que afectan nuestras vidas probablemente resultaría en la disminución de un género que es casi seguro que ha llegado a caracterizar la sociedad de clases en general y de las etapas finales de la caída del capitalismo en particular.

 

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