Malcolm X: «Muéstrame a un capitalista y te mostraré a un chupasangre»

En 1965, Malcolm X fue brutalmente asesinado y con él fue eliminada una de las más sonoras voces contra la injusticia. En el último periodo de su vida estaba evolucionando hacia una comprensión de clase de la sociedad. Como él dijo, “nosotros estamos viendo hoy una rebelión global de los oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores”. Publicamos aquí un artículo escrito en el 40º aniversario de su asesinato sobre el hombre y sus ideas.


Malcolm X, 40 años después de la muerte de un revolucionario

Escrito por Ray Smith – 22 de febrero, 2005

Ayer, hace cuarenta años, Malcolm X se puso de pie en el Audubon Ballroom de Harlem (Nueva York) para hablar. Iba a hablar en contra de la segregación racial en todos los EEUU. Iba a apelar a sus hermanos y hermanas a que resistieran y lucharan contra la «opresión del hombre blanco», cuando fue baleado. Más de uno o dos suspiraron de alivio en las altas esferas del Establishment norteamericano. Una de las voces más fuertes en contra de la injusticia se había perdido.

“El futuro pertenece a quienes hoy se preparan para él»

Malcolm X

La juventud de Malcolm

Malcolm X, cuyo nombre de nacimiento era Malcolm Little, nació el 19 de mayo de 1925 en Omaha, Nebraska. En ese momento había alrededor de 13 millones de negros en Estados Unidos – la mayoría de ellos en los estados del sur. Eran principalmente granjeros y aparceros. En el norte, los negros se concentraban en las comunidades industriales como trabajadores industriales. En el sur, las leyes Jim Crow habían establecido un régimen de apartheid, dividiendo a los afroamericanos del resto de la sociedad. Las consecuencias prácticas de esta ley significaron que los negros vivían separados de los blancos, los niños negros tenían que estudiar separados de los niños blancos, y la división, incluso, de los baños públicos.

Una de las leyes más perniciosas fue la que impidió a los trabajadores negros unirse a muchos sindicatos importantes. Esto fue especialmente favorable para los patrones estadounidenses, que propagaban el veneno racista entre los trabajadores blancos. Estas tácticas de divide y vencerás llevaron a la derrota las luchas de muchos trabajadores, e impidieron que la clase obrera norteamericana se unificara.


Sin embargo, la situación en el norte no era mucho mejor. Los negros vivían separados de los blancos en guetos superpoblados, como Harlem en Nueva York o el South Side de Chicago. El racismo también estaba presente allí. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial obligó a los patrones a atraer a los negros como mano de obra industrial. Esto llevó a muchos afroamericanos a creer que sus condiciones mejorarían. Pero esta esperanza estaba lejos de la realidad. En 1919, el fin de la guerra trajo una ola masiva de luchas obreras que sacudieron a los Estados Unidos. La respuesta de los patrones fue provocar el racismo y dividir a la clase obrera al culpar a los negros por el aumento del desempleo; además, trajeron a negros del sur, que estaban desesperados por encontrar empleo, para romper las huelgas de los trabajadores blancos en el norte.

La negativa de la Federación Americana del Trabajo (AFL) a organizar la fuerza laboral afroamericana y el papel pernicioso que la burocracia jugó en varias huelgas, ayudó a los patrones a aplastar el movimiento del proletariado norteamericano. La revolución y la contrarrevolución siempre van al lado una de la otra. En el verano de ese mismo año tuvieron lugar más de 25 pogromos contra los negros. El racismo siempre ha sido una de las herramientas más útiles que utilizan los patrones en sus tácticas divisorias, y la familia de Malcolm, como la mayoría de la población negro, no estaba libre de violencia racista.

El padre de Malcolm era un predicador que seguía las ideas de Marcus Garvey sobre la liberación negra. En ese momento, muchos negros se unieron a las organizaciones que impulsaban el orgullo racial como una forma de resistencia a la opresión racista. Marcus Garvey era un campeón del movimiento «Retornar a África» ​​Estas ideas tuvieron un profundo impacto en los afroamericanos. Más tarde, mientras las luchas de liberación nacional estaban teniendo lugar en África durante la década de 1960, esta idea mística recuperó popularidad.

Cuando Malcolm tenía cuatro años la casa de su familia fue incendiada por una pandilla racista. A la edad de seis su padre fue asesinado por el Ku Klux Klan. En este contexto social, no es difícil entender por qué se metió en problemas durante su infancia y juventud. Pasó su adolescencia en Boston, Lansing, New Haven, Flint y en Nueva York. Allí se involucró en delitos menores como el juego ilegal, robo y el tráfico de drogas a pequeña escala. Al igual que muchos negros se fue a la costa este, con la esperanza de encontrar un trabajo. Aunque eran enrolados en la clase obrera industrial los negros siempre terminaban con los peores trabajos, si podían encontrar alguno. Para sobrevivir, muchos fueron empujados a la pequeña delincuencia para buscar un ingreso. En 1946, Malcolm fue arrestado por cargos de allanamiento de morada, posesión de un arma de fuego, y hurto. Fue condenado de ocho a diez años de prisión, donde terminó cumpliendo seis.

Malcolm Little se convierte en Malcolm X

En la prisión se unió a la Nación del Islam, también conocida como el Movimiento Musulmán Negro, y adoptó el nombre de Malcolm X, repudiando su apellido que él consideraba impuesto por el colonialismo blanco, y adoptando la X como sinónimo de la identidad negra perdida. Él terminaría pasando 14 años en este grupo religioso. En un corto espacio de tiempo se convirtió en una de las figuras más prominentes del grupo y se convirtió en el principal portavoz de su obscuro líder, Elijah Muhammad.

La Nación del Islam era una secta religiosa con un planteamiento de que con el fin de lograr la salvación de los negros que realmente siguieran a Allah, debían segregarse de la sociedad blanca y crear la «Nación del Islam». La doctrina del grupo fue una de las versiones más sectarias del Nacionalismo Negro. Vieron el racismo negro como la mejor manera de abordar el racismo blanco de la clase dirigente. En el frente económico utilizaron las mismas tácticas. Contraponían el «capitalismo negro» al «capitalismo blanco». Pidieron a los negros «comprarle a los negros». Como explicó Marx, el ser social determina la conciencia social, y el llamado a «comprarle a los negros» expresa las frustraciones de la pequeña capa de la clase media negra que era dueña de pequeñas tiendas en las ciudades y en los guetos.

Uno de los principales obstáculos para el progreso de la clase media negra era el racismo institucional. Las limitaciones de esta posición son bastante obvias. Por encima de todo, la ideología y la perspectiva de la clase media negra nunca atacaron las bases del capitalismo – la verdadera raíz de la opresión racial de los afroamericanos. El grupo limitaba sus ataques a los límites impuestos a los negocios de los negros por los supremacistas blancos – límites que impedían su capacidad de competir en el mercado y favorecían a los negocios blancos. A pesar del radicalismo superficial de esta teoría, las ideas reaccionarias detrás de ella son bastante evidentes. No es posible para un grupo racial entero convertirse en empresarios. Esta idea de «negocios negros» simplemente favorecía a una pequeña capa de negros – la clase media.

Los musulmanes negros estaban tratando de crear una burguesía afroamericana para enfrentarse a la burguesía blanca. Ellos nunca fueron capaces de ver más allá del color de la piel de los supremacistas y nunca vieron al papel desempeñado por la burguesía blanca en la sociedad y en la producción. La bancarrota de estas ideas es ahora más evidente que nunca. El establecimiento de una élite negra bastante en los EEUU, representada por Jesse Jackson y Co., no ha aliviado a la mayoría de los afro-americanos, que aún viven en los cinturones de pobreza y en los guetos, la pobreza, la violencia y las drogas. Esta pequeña elite negra ha sido utilizada por la clase dominante de Estados Unidos para socavar la lucha de las masas negras y promover a «Los Tío Tom» (el nombre utilizado por Malcolm X para definir los líderes negros moderados) que han atado el movimiento al ala liberal de la burguesía estadounidense – los Demócratas.

La Nación del Islam, como Marcus Garvey, tuvo la idea de «Retornar a África». Al igual que en la década de 1920 con la UNIA (Asociación Universal para la Mejora de los Negros) de Marcus Garvey, esta idea atrajo a una amplia capa de los afro-americanos en los EEUU. León Trotsky analizó esta idea en la década de 1930:

«Los negros americanos se han reunido bajo la bandera del movimiento «Retorno a África» porque parecía un posible cumplimiento de su deseo de tener su propia casa. No querían en realidad ir a África. Era la expresión de un deseo místico de un hogar en el que estarían libres de la dominación de los blancos, en la que ellos mismos pudieran controlar su propio destino «(El Nacionalismo Negro, Leon Trotsky, International Socialism 43, abril / mayo 1970)

Durante los años que Malcolm pasó en la Nación del Islam las cifras de afiliación a esta organización aumentaron drásticamente. El Partido Comunista de los Estados Unidos de América en ese momento había sido seriamente socavado por las purgas de McCarthy. A principios de la década de 1950 la mayoría de los sindicatos dirigidos por el Partido Comunista habían sido expulsados ​​de la CIO (Congreso de Organizaciones Industriales). Durante la década de 1930 el Partido Comunista organizó a una amplia gama de trabajadores negros. Sin embargo, en la década de 1950 realmente utilizaron el mismo argumento del Partido Demócrata. El PC redujo el problema racial en los EEUU al Sur y a las leyes de Jim Crow. El PC fracasó totalmente para ofrecer una alternativa a las masas negras en el Norte.

No había ningún vehículo viable a través del cual la lucha de los negros pudiera expresarse. Friedrich Engels explicó que la naturaleza aborrece el vacío. Este vacío fue llenado por diferentes sectas religiosas que utilizan discursos radicales contra la opresión racista. Muchos jóvenes negros, incluyendo Malcolm, fueron atraídos por los Musulmanes Negros porque era un movimiento que denunciaba la opresión blanca. Esto tuvo un enorme atractivo para Malcolm, que estaba buscando una explicación a los sufrimientos de su juventud. A pesar del hecho de que abrazó el Islam en la cárcel, y se quedó con él hasta su muerte, su principal preocupación fue siempre la lucha contra la opresión de su gente. Cuando se separó de la Nación del Islam puso gradualmente su religión en una posición secundaria en relación con su política. Incluso cuando estaba con la Nación del Islam era considerado el más político de los pastores de Elijah Muhammad. También fue el pastor que pasó la mayor parte del tiempo viajando por todo el país y el mundo, mezclándose con otras personas no relacionadas con el movimiento.

Durante los 14 años que pasó con los musulmanes negros se le consideraba el más brillante orador del grupo. Viajó por todo los Estados Unidos, así como a África y Oriente Medio hablando en contra de la opresión racial en términos brutales y honestos. No en vano se gana el nombre de «El hombre más enojado en América». Rechazó la hipocresía de los líderes negros moderados. Él no pedía concesiones, simplemente exigía lo que pensaba que la clase dirigente le debía. Fue la figura más intransigente del movimiento de liberación negro.

Sin embargo, su sectarismo (una de las principales características de la Nación del Islam) actuó como una barrera para llegar a más personas. En una secuencia de «Malcolm X» (la película biográfica dirigida por Spike Lee), una estudiante blanca se acerca Malcolm y se atreve a preguntarle qué podía hacer por el movimiento. Malcolm la mira por encima de su nariz y le responde: «¡Nada!», en una demostración de desprecio. Incluso cuando él se separó de los Musulmanes Negros había restos de sectarismo en su pensamiento. Cuando se le pidió poco después de la separación que rindiera homenaje a un activista de los derechos civiles blanco, muerto por una excavadora Cleveland, afirmó:

«… Bueno, lo que hizo el hombre fue bueno. Pero todo se habrá terminado el día en que encuentres a los negros ponerse de pie y aplaudir las contribuciones de los blancos … Ni por un instante pienses que voy a utilizar mis energías para aplaudir el sacrificio de un hombre blanco individual. No, ese sacrificio llega demasiado tarde”.

Este sectarismo hizo que le resultara aún más difícil crear un movimiento amplio contra la opresión racial genuino y sin concesiones. Durante los últimos meses de su vida, trató de corregir su sectarismo inicial, pero ya era demasiado tarde. Las declaraciones que hizo mientras era miembro de la Nación del Islam enajenaron a una gran capa de activistas de los derechos civiles. Los medios de comunicación burgueses más tarde utilizaron esto para ayudar a que este proceso se extendiera, alienando todavía más a muchos activistas de los derechos civiles de Malcolm X.

El cisma y la evolución ideológica de Malcolm

El grupo de Elijah Muhammad estaba lejos de ser una organización política. No obstante, los Musulmanes Negros llenaron el vacío dejado por las organizaciones políticas tradicionales de la clase obrera. Estas organizaciones no fueron capaces de ofrecer una alternativa a las masas negras, especialmente a la juventud. La Nación del Islam tenía una política de abstención absoluta en política. Por un lado, nunca apoyaron ni a los Demócratas ni a los Republicanos y criticaron a los líderes blandos del movimiento de derechos civiles, pero por otro lado no fueron capaces de dirigir a las masas negras o convertirse en un vehículo para la expresión de su ira, debido a su política abstencionista.

A principios de la década de 1960 la Nación del Islam ganó fama por «hablar duro y no hacer nada». Esta política absurda finalmente se convirtió en una camisa de fuerza para Malcolm. En 1962, la policía de Los Ángeles disparó a siete musulmanes desarmados y arrestó a otros dieciséis. Malcolm fue a Los Ángeles para organizar una protesta. Cuando trató de organizar un movimiento que involucraba a otros grupos de fe, fue frenado por Elijah Muhammad. Sus intentos de ir más allá del grupo se convertiría en uno de los elementos que ayudaron a producir la división.

La gran degeneración de la dirección del grupo también influiría en la decisión de Malcolm de abandonar la organización. No era ningún secreto que Elijah Muhammad había tenido contacto con George Lincoln Rockwell – el jefe del Partido Nazi en los EEUU. En 1963, Elijah Muhammad pidió a Malcolm que fuera a su lujosa residencia en Phoenix donde confirmó cínicamente a Malcolm los rumores y chismes acerca de sus relaciones sexuales con varios adolescentes de la Nación del Islam. Cuando vio que los máximos dirigentes de la organización no practicaban lo que predicaban, se decepcionó profundamente.

El 1 de diciembre de 1963, nueve días después del asesinato de John F. Kennedy, en una reunión en Nueva York, Malcolm X atribuyó la muerte de JFK al clima de odio y violencia que el hombre blanco había creado. También declaró:

«Los pollos están pagando las consecuencias. Siendo yo mismo un viejo chico de granja, los pollos que pagan las consecuencias nunca me ponían triste, siempre me ponían feliz”.

Algunos autores han señalado la declaración anterior como el catalizador para el rompimiento con la Nación del Islam. Lo que es cierto es que Elijah Muhammad utilizó esta declaración en particular para prohibir a Malcolm hablar y mantenerlo en silencio. Esto es lo que provocó la ruptura entre Malcolm y los Musulmanes Negros. El materialismo dialéctico explica que la necesidad se expresa a través del accidente. Malcolm X estaba buscando una alternativa revolucionaria en la Nación del Islam, y cuando no encontró tal alternativa allí, se alejó.

El 12 de marzo de 1964 anunció su separación de la Nación del Islam y la fundación de la Mezquita Musulmana Inc. Poco después se fue a La Meca y se convirtió al Islam ortodoxo. Su experiencia allí le ayudó a ampliar sus ideas y empezó a colocar la religión en una posición secundaria. Con respecto a esta cuestión, afirmó:

«Ninguna religión jamás me hará olvidar las condiciones de nuestra gente en este país, (…) Ningún Dios, ninguna religión, ni nada de nada me hará olvidarlo hasta que se detengan, hasta que estén terminadas, hasta que sean eliminadas. Quiero aclarar este punto”.

También se dio cuenta de que la Mezquita Musulmana Inc. no sería suficiente para reunir un movimiento de masas de los negros contra la opresión racial. Con esto en mente puso en marcha la Organización de Unidad Afro-Americana (OAAU). Esta nueva organización no tenía nada que ver con la religión. Por el contrario, hizo un llamamiento a los afro-estadounidenses a unirse, independientemente de su origen religioso y abogó por la creación de un movimiento de base amplia. El programa fundacional estaba profundamente influenciado por las luchas de liberación que se estaban produciendo en África en ese momento. Tomó algunas posiciones interesantes como la adopción de la autodefensa contra los ataques racistas. Esto era mucho más progresista que el enfoque no violento patrocinado por algunos líderes negros moderados que en realidad dejaron al movimiento sin protección frente a los ataques racistas en curso. Sin embargo, el OAAU estaba lejos de ser una organización socialista y su política económica se reducía a las ideas pequeño burguesas del nacionalismo Negro. El movimiento también rechazaba la participación de los blancos en el mismo. Esta idea fue patrocinada inicialmente por Malcolm quien dijo que antes de lograr la unidad entre blancos y negros, los últimos tenían que unirse entre sí. Esta idea reduce la lucha contra la opresión racial simplemente a las víctimas de la opresión racial. En ese momento la capa más avanzada de trabajadores y estudiantes simpatizaban con la lucha contra la opresión racial, pero esta política les impedía unirse en la lucha.

Es cierto que el Nacionalismo Negro es una consecuencia directa de la opresión racista que el capitalismo lleva a cabo. No obstante, puede ser un freno enorme en la unidad de la clase obrera negra oprimida y su contraparte blanca. La historia de los Estados Unidos está llena de ejemplos que muestran cómo la influencia de estos movimientos pequeño burgueses baja cuando los trabajadores negros ven la oportunidad de luchar junto con los trabajadores blancos para conseguir algo concreto. Un ejemplo de ello fue la ola de huelgas en 1919, cuando los empacadores de carne blancos y negros desfilaron juntos por el barrio negro de Chicago.

Malcolm, con el tiempo, vio las limitaciones del Nacionalismo Negro como una solución a la opresión racista que el capitalismo impone a las masas negras. Un mes antes de su asesinato, recordó en una entrevista su reunión con el embajador de Argelia en Ghana:

«(…) Cuando estuve en África en mayo, en Ghana, estaba hablando con el embajador argelino que es muy combativo y es un revolucionario en el verdadero sentido de la palabra (…) cuando le hablé de mi política, que la filosofía social y económica era el nacionalismo negro, me preguntó dónde quedaba él. Porque él era blanco. Él era africano, pero era argelino, y tenía todas las apariencias de un hombre blanco. Y dije, yo defino mi objetivo como la victoria del nacionalismo negro, ¿dónde quedaba él? ¿Dónde deja eso a los revolucionarios en Marruecos, Egipto, Irak y Mauritania? Así que él me mostró que yo estaba alienándome de personas que eran verdaderos revolucionarios, dedicados a derrocar el sistema de explotación que existe en esta tierra por cualquier medio necesario”.

También entendió que la naturaleza podrida del capitalismo era la causa de la opresión racista: «No se puede tener capitalismo sin racismo», dijo una vez en un mitin en Harlem. En otra ocasión, cuando estaba hablando acerca de las luchas de liberación en África, declaró lo siguiente:

«No puedes manejar un sistema capitalista a menos que seas zopilote (…) Muéstrame un capitalista, te voy a mostrar un chupasangre.»

Él fue aún más lejos que esto. La siguiente cita muestra que él se estaba moviendo hacia una posición de clase:

«Vivimos en una era de revolución y la revuelta del negro americano es parte de la rebelión contra la opresión y el colonialismo que ha caracterizado a esta época…. Es incorrecto clasificar la revuelta de los negros simplemente como un conflicto racial del Negro contra el Blanco como un problema puramente americano. Más bien, estamos hoy viendo una rebelión mundial de los oprimidos contra los opresores, los explotados contra los explotadores”.

Estas frases representan algunos de los cambios más significativos de su pensamiento. Sin embargo, la evolución de su ideología no se detuvo allí. En cuestión de meses, si no semanas, rechazó abiertamente todos los restos de sectarismo sin diluir su discurso. Dejó sus prejuicios sobre los matrimonios mixtos y reconoció el papel de la mujer en la lucha de liberación negra. Malcolm también declaró que la OAAU tenía que trabajar con otras organizaciones, independientemente del color de la piel de sus miembros porque se dio cuenta de que lo importante era la política de los que luchaban contra los supremacistas blancos. Su posición sobre los dos partidos burgueses en los EEUU también evolucionó. Mientras que los musulmanes negros simplemente rechazaban tanto a los Demócratas como los Republicanos por razones no políticas, Malcolm señaló que ambos partidos representaban los intereses de la clase dominante, sobre todo la blanca. Luchó contra los líderes negros que intentaron atar el movimiento de derechos civiles a los Demócratas. Expuso al ala «más progresista» de la burguesía estadounidense como los peores y más peligrosos enemigos de las minorías oprimidas en los EEUU. Señaló que los Demócratas tenían sus orígenes en los dueños de esclavos procedentes de los estados del sur de los EEUU.

Él no minimizó sus duras críticas a los musulmanes negros, que estaban continuamente tratando de poner en peligro sus esfuerzos por construir lo que él no podía hacer en el marco de la Nación del Islam – una verdadera organización para luchar contra la opresión de los negros.

También se estaba convirtiendo en una persona muy peligrosa a los ojos del establishment norteamericano. Si Malcolm X hubiera vivido más tiempo y hubiese sido capaz de refinar sus ideas, podría haber iniciado un movimiento intransigente contra la opresión racial en líneas anticapitalistas genuinas. Esto era algo que la clase capitalista de Estados Unidos, que ya estaban siendo testigo de la radicalización del movimiento de liberación negro, temía por encima de todo. Malcolm X se convirtió en un grave problema no sólo para la clase dominante de Estados Unidos, sino también para los líderes de la clase media negra – entre ellos la Nación del Islam – que fueron siempre amargamente criticados por él. Sus confundidas, aunque intransigentes ideas, le hicieron ganar muchos enemigos. Es por esto que fue asesinado a tiros en el comienzo de un mitin en Harlem el 21 de febrero el 1965.

A pesar de la opinión de algunos de los llamados grupos marxistas en los EEUU y en el extranjero, Malcolm X no era socialista, y él nunca dijo serlo. Como muestra la cita anterior, es cierto que se estaba moviendo hacia una posición anticapitalista y antiimperialista, y su actitud inicialmente hostil hacia las ideas socialistas cambió. También es cierto que nunca comprendió el papel de la clase obrera como la única clase revolucionaria que podría llevar el movimiento a la victoria. A pesar de esto fue un revolucionario, aunque no logró construir una verdadera organización revolucionaria. Ya que fue asesinado trágicamente, nadie puede decir cómo habría evolucionado finalmente.

Lo que sí sabemos es que pasó gran parte de su actividad política exponiendo el papel traidor de los «Tío Tom» que siempre buscaban soluciones para la clase media negra y que siempre agotaban el movimiento a cambio de algunas migajas. Malcolm entendió que los líderes de la clase media negra estaban allí para actuar como un freno para el movimiento.

Malcolm X fue un hombre que nunca dudó en hablar en contra de la injusticia y la opresión del sistema capitalista. A pesar de sus limitaciones, fue uno de los luchadores más honestos e intransigentes del siglo 20.

 

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