Las imposiciones del FMI y el aumento de la deuda externa

La madrugada del 5 de mayo después de largas y oscuras negociaciones del hermano del presidente, Karim Bukele, bajo la mesa con los diputados de la derecha, la Asamblea Legislativa aprobó $1,000 millones más de deuda, más de la mitad de este nuevo préstamos, el 55 %, será destinado a salvar a las grandes empresas. A esta nueva deuda debemos sumarle los $2,000 millones aprobados al inicio de la crisis del Covid-19 y además los $645.8 millones de deuda que tiene el presupuesto 2020. Ayer cuando se cuestionó al ministro de Hacienda ¿cómo piensa pagar esta deuda? El diputado de GANA que dirige la Comisión de Hacienda, Guadalupe Vásquez, levantó la sesión abruptamente impidiendo que el ministro respondiera lo que todos sabemos: ¡la deuda la pagaremos los pobres!

La crisis del Covid-19 en El Salvador y el mundo ha empujado a los gobiernos burgueses a optar por el endeudamiento estatal. El FMI ha destinado 50,000 millones de dólares para los gobiernos que deseen solicitar estos fondos, claro que viniendo del FMI no se puede obviar que las exigencias serán totalmente reaccionarias a los intereses de la clase obrera.

El Salvador ha sido uno de los primeros países en recibir los fondos del FMI, la última semana de abril, el organismo financiero desembolsó 389 millones de dólares para El Salvador, en una reunión con los representantes del FMI el ministro de Hacienda firmó una carta de compromisos que se empezará a implementar a partir del 2021. Abriendo así las puertas al intervencionismo y a la sumisión del gobierno a los organismos internacionales.

La carta de compromisos pactada con el FMI

La carta de compromisos establece como objetivo un aumento de recolección de impuestos del 3.5 % del PIB del 2021 al 2024, y para esto incluye un aumento a los impuestos a la gasolina, la facturación electrónica, y un aumento a los bienes de consumos, es decir aumentar el IVA. Por otro lado, el FMI exige reducir la factura salarial a través de la congelación de plazas y las jubilaciones adelantadas, claro que también la inversión en salud educación y vivienda.    

Todo trabajador debe entender que la carta de compromisos firmada por el gobierno con el FMI, es una declaración de ataques a la clase obrera, en cuanto que al aumentar los impuestos de la gasolina y el diésel, inmediatamente se expresarán en un aumento a los precios de la canasta básica, el pasaje y otros productos de consumo, lo cual afectará directamente la economía de los más pobres y no de los grandes capitalistas. Ni que hablar del aumento al IVA, entendiendo que en el país este impuesto es uno de los más reaccionarios porque abarca todos los productos de primera necesidad. La implementación de todas estas medidas atacará directamente las condiciones de vida de la clase obrera que ya se enfrenta a niveles de pobreza extremos y que se agravarán inmediatamente termine la cuarentena.

Por otro lado las exigencias del FMI se expresarán en un ataque brutal a los puestos de trabajo en el sector público, aumentando los despidos ya iniciados por Nayib Bukele a la llegada de su mandato, despidos que hasta la fecha no han sido compensados con la creación de más empleos. Así también la austeridad en el Estado precarizará más los servicios de salud, educación y vivienda. Todos estos elementos nos dan una perspectiva del futuro infernal que nos espera en los próximos años y solo hay un camino para enfrentarlo: la lucha organizada de la clase obrera. 

Como trabajadores debemos entender que el endeudamiento no se puede considerar como una opción para resolver nuestros problemas, porque como ya hemos experimentado en décadas pasadas, los grandes bancos extienden sus ganancias a partir de los intereses por deuda a los Estados, saqueando nuestros recursos y empobreciendo más a los países. El endeudamiento es perverso en cuanto que los únicos que pagan la deuda son los obreros y totalmente reaccionario porque, al final de cuentas, generaciones enteras han muerto y la deuda nunca ha llegado a su final, así los grandes bancos exprimen nuestra fuerza de trabajo a través del servicio de la deuda, esto es algo que ocultan los oportunistas de izquierda, el liberal de derecha y, por supuesto, los representantes más conservadores de la burguesía.

En décadas pasadas los grandes ricos del país nos han explotado hasta la saciedad y la riqueza producida en este periodo ahora mismo está en las cuentas de los ultra ricos del país. El sistema y el gobierno de la clase dominante es tan irracional que prefiere que los ricos descansen sobre montañas de dinero antes de exigir más impuestos a los dueños del país, los que votan y aceptan estas leyes reaccionarias, el diputado, el juez o el presidente definen claramente de qué bando están, del lado de los grandes ricos aunque hablen del diente al labio de los intereses de la clase obrera, lo cual resulta una absurda falacia.

La percepción de la gente y las medidas que deberían tomarse

Es lógico que al ver la situación en la que estamos y la que se viene, la mayor parte de la gente vea con buenos ojos el endeudamiento, porque los políticos de izquierda jamás hablan que hay otras formas de financiar la crisis y esconden las consecuencias del endeudamiento.

¿Se podría financiar de otra forma la crisis que no sea con deuda? Sí ¿Cómo?

  1. Las grandes empresas que nos explotan a diario son las mayores deudoras del Estado, solo en elusión y evasión fiscal le niegan recursos al Estado en concepto de 2,500 millones de dólares anuales. Nadie les cobra esto, pero a nosotros hasta por una libra de frijoles nos quitan el 13 % de IVA. El dinero está ahí en las manos de los ricos.
  2. Implementando una reforma fiscal revolucionaria donde paguen más los que tienen más, más impuestos a los ricos y empresas.
  3. Las zonas francas (que no pagan impuestos) y otras tienen que pagar impuestos, estas grandes empresas seguro dirán que no pueden pagar y amenazarán con despidos o cierres, debemos exigir que enseñen los libros contables para ver si lo que dicen es cierto. Cualquier empresa que quiera cerrar debería ser nacionalizada y puesta a andar bajo el control de los trabajadores, el gobierno debe velar por los puestos de trabajo, si se dice ser un gobierno de los pobres no tendría problema en hacer esto, deben demostrar en la práctica lo que afirman en el discurso.
  4. La reducción de todos los salarios de los altos funcionarios, algunos como el presidente de CEL no ganan menos de 5,000 dólares mensuales, todo ese dinero puede servir para las necesidades de los más pobres, necesitamos un gobierno barato.

Consecuencias de adquirir nueva deuda

Compromisos con los organismos financieros, más impuestos regresivos, aumento a los precios de la canasta básica, más presión para aumentar el IVA, reducción de inversión en salud, educación y vivienda: todo esto se viene para los próximos años golpeando el bolsillo de los más pobres. Y todo porque quienes pagan la crisis son los pobres y no los ricos.

Los 1000 millones más de deuda que solicitó el gobierno no es para los pobres, sino para que el gobierno salve las empresas que dicen haber tenido pérdidas, pero en años pasados han tenido suntuosas ganancias que hoy están en sus cuentas bancarias ¿Por qué tenemos que rescatarlas con dinero nuestro?

Con estas medidas, la deuda de $2,000 millones y la nueva de $1,000 los políticos (diputados y gobierno) dejan claro para quienes gobiernan: para los ricos.

Los trabajadores debemos exigir el no pago de la deuda externa y la suspensión de la adquisición de más deuda con los grandes bancos internacionales, la confiscación de hospitales y clínicas privadas para la salud de los más pobres. La nacionalización de las empresas que se nieguen a cumplir con más impuestos, para ponerlas a funcionamiento con el control de los mismos empleados y en servicio a la sociedad.

Que la crisis la paguen los capitalistas, no más impuestos para la clase obrera, no al pago de la deuda externa, no a la injerencia del FMI y el imperialismo, por una reforma fiscal revolucionaria: estas deben ser nuestras demandas y debemos organizarnos para exigirlas.   


 

 

 

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