Las elecciones del 2018 y la táctica revolucionaria

El capitalismo está atravesando una etapa de estancamiento a nivel mundial, las repercusiones que esto conlleva se manifiesta de manera más inmediata en el factor económico pero arrastra tras de sí otros elementos que ponen en evidencia la podredumbre del sistema: los niveles culturales decaen, el sistema de valores es corrompido, la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas puede estancarse o elevarse en dependencia de la capacidad revolucionaria de su dirección, es decir: del nivel de organización, de la táctica y del programa revolucionario que defienda el partido de los trabajadores, en nuestro caso el FMLN.

El capitalismo está atravesando una etapa de estancamiento a nivel mundial, las repercusiones que esto conlleva se manifiesta de manera más inmediata en el factor económico pero arrastra tras de sí otros elementos que ponen en evidencia la podredumbre del sistema: los niveles culturales decaen, el sistema de valores es corrompido, la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas puede estancarse o elevarse en dependencia de la capacidad revolucionaria de su dirección, es decir: del nivel de organización, de la táctica y del programa revolucionario que defienda el partido de los trabajadores, en nuestro caso el FMLN.

En el marco de la preparación de las elecciones del 2018 ofrecemos una serie de artículos que pueden ser discutidos en nuestros comités de base o en nuestros sindicatos. 

Las elecciones y la táctica revolucionaria                          

La participación en procesos electorales no es nada nuevo para los partidos de la clase obrera, la conquista de este derecho significó un paso adelante para los trabajadores. Sin embargo, participar en el aparato estatal por medio de las elecciones no soluciona de manera sustancial las condiciones de vida de las masas, esto es más evidente en los países pocos desarrollados.

El papel que juegan los parlamentos y en general el Estado burgués ha sido tema de viejas discusiones. Para los marxistas todo Estado es una máquina de opresión de una clase sobre otra, en última instancia quien decide en la practica la línea política y económica es la clase dominante, la que posee el control de la banca y la industria, ya sea por sobornos o por boicot, como es el caso que ha sucedido con nuestro gobierno donde los empresarios boicotean y los organismos financieros internacionales presionan porque el FMLN ataque a la clase trabajadora aumentando impuestos y tomando medidas antiobreras como el aumento a la edad de jubilación.

Eso no significa que debamos desechar la idea de participar en las elecciones a parlamentos o alcaldías, sino realizarlo de una manera revolucionaria.

Lenin quien luchó contra las tendencias ultraizquierdistas y sectarias en el seno de la Internacional Comunista explicaba que los parlamentos son una excelente tribuna donde los revolucionarios pueden desenmascarar la farsa capitalista y sus instituciones, los revolucionarios debemos luchar por llevar representantes obreros a la Asamblea que demuestren la incapacidad de esta para solucionar nuestros problemas, que desenmascaren a los grandes empresarios que solo juegan un papel parasitario y que animen y que apoyen la lucha de los trabajadores contra sus explotadores.

Aparato vs. programa

En 2015 la Sala de lo Constitucional resolvió que los partidos políticos no podrán nombrar a sus militantes en los organismos electorales temporales como las Juntas Receptoras de Votos (JRV), Juntas Electorales Departamentales (JED), y Juntas Electorales Municipales (JEM), esta medida claramente política ha afectado de manera más directa al FMLN, no es sorpresa que Jorge Velado quién en ese momento fungía como presidente del COENA hiciera un llamado a que la Asamblea Legislativa de la mano con el Tribunal Supremo Electoral  buscará “mecanismos para el cumplimiento de esta sentencia”.

Para nadie es secreto que un sector muy amplio de la base afiliada a nuestro partido ha participado en el aparato electoral, muchos resultados positivos que el partido ha conseguido en el pasado se debe en gran medida a la defensa
combativa y revolucionaria que los militantes y simpatizantes  han realizado. Que los afiliados no puedan participar representa que muchos camaradas ya no puedan tener un contacto directo en la defensa del voto.

Evidentemente el aparato es importante y nos encontramos con una desventaja, pero esa desventaja no es irreversible, una amplia capa de jóvenes y trabajadores pueden oxigenar y retomar esos espacios, la cuestión fundamental es como atraerlos. La UCA presentó a inicios de año una encuesta que arroja datos interesantes: el 50% de la población encuestada cree que la situación está igual que el año pasado,  el 45.8 % cree que empeoró, el 50.8 % cree que la situación empeorará este año. La tasa de desaprobación del compañero Cerén es alta (56.4 %), un 73 % cree que no se ha cumplido con la promesa de un país seguro, el 60.7 % no cree en el cumplimiento de un país educado, los niveles de confianza a los partidos políticos y a la Asamblea Legislativa son bajos: 3.5 % y 5 % respectivamente.

Estos datos no deben ser ignorados, muestran como los efectos de la crisis económica y la incapacidad del estado burgués para solucionar los problemas más graves de las masas hacen mella en la conciencia política, muchos jóvenes están decepcionados con los políticos, los recientes casos de corrupción abonan a esto. Para ganarse la confianza de las masas es necesario que nuestro partido apruebe y luche por aplicar un programa distinto: uno que retome las conquistas que el partido ha conseguido en estos periodos en el ejecutivo y las profundice con un programa basado en la erradicación de la propiedad privada y la aplicación de una economía planificada ¡esa es la única forma de ganarnos a las masas! 

 

 

 

 

 
 

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