Grecia: Está preparándose un giro radical en la situación

La degradación de la calificación crediticia de Grecia por Standard & Poor’s ha enviado ondas de choque a los mercados financieros mundiales, con caídas significativas en las Bolsas el día de ayer [27 de abril]. El temor es que Grecia pueda entrar en cesación de pagos de su deuda pública y arrastrar a la eurozona a una crisis severa, metiendo al euro una presión inmensa. El problema al que se enfrenta la burguesía es la clase obrera griega, que no está dispuesta a quedarse quieta acostada en la cama.

La degradación de la calificación crediticia de Grecia por Standard & Poor’s ha enviado ondas de choque a los mercados financieros mundiales, con caídas significativas en las Bolsas el día de ayer [27 de abril]. El temor es que Grecia pueda entrar en cesación de pagos de su deuda pública y arrastrar a la eurozona a una crisis severa, metiendo al euro una presión inmensa. El problema al que se enfrenta la burguesía es la clase obrera griega, que no está dispuesta a quedarse quieta acostada en la cama.

El origen de la crisis global
Si algunos tenían ilusiones en que la crisis que entró en erupción en 2008 había quedado atrás, que de alguna manera “había doblado la esquina”, sólo tienen que mirar a Grecia para ver cuán falsas eran esas suposiciones. El hecho es que ya en los 90 todas las contradicciones se habían acumulado dentro del sistema capitalista para que entrara en erupción una crisis severa. En la crisis monetaria de 1997-98 hubo mucha especulación y estuvimos al borde una gran crisis económica.
Sin embargo, todo lo que vimos entonces fue una “recesión” en 2000-2001, seguida de un crecimiento más sostenido. En algunos países, como Gran Bretaña por ejemplo, no hubo ni siquiera recesión. Algunos analistas burgueses serios han explicado ahora que la manera en que el sistema evitó una crisis entonces es lo que preparó la crisis actual. El boom de la primera década del nuevo siglo estuvo basado en inyecciones masivas de crédito. La clase trabajadora estaba viendo reducirse su participación en el ingreso nacional. Una participación mayor de ese ingreso estaba yendo a los beneficios empresariales y los salarios de los trabajadores estaban disminuyendo relativamente en relación a la cantidad absoluta de riqueza que estaba siendo producida.
Tal situación en circunstancias normales habría provocado una crisis de sobreproducción ¡Pero el crédito compensó la diferencia entre la producción y el consumo! El Estado, las corporaciones privadas y una gran parte de la población estuvieron acumulando deudas a un nivel sin precedentes. No hace mucho tiempo los bancos estaban tirando el dinero a la gente, con hipotecas fáciles y tarjetas de crédito abundantes. Ese crédito fue la base del boom. La gente gastaba, las compañías vendían y hacían beneficios, y todo parecía empujar hacia arriba el ciclo de expansión del mercado.
El problema es que las deudas tienen sus límites. En un momento dado deben ser pagadas, o al menos el pago de intereses de la deuda debe estar fluyendo a los bancos. El punto tenía que ser alcanzado cuando este mecanismo se fuera al garete, y una vez que lo hizo, comenzó una viciosa espiral descendente. Los primeros signos llegaron en 2007 con la caída del nivel de beneficios de las empresas; luego llegó la crisis financiera y un banco tras otro fue quedando al borde del colapso. Hubo un cambio repentino en la situación que actuó como una descarga sobre la mayoría de la población.
Trataron de detener un colapso financiero total gracias a las enormes cantidades de capital que el Estado bombeó al sistema bancario. Pero esto es como la heroína para un drogadicto que cura su adicción con dosis cada vez mayores de droga: le hace sentir bien a corto plazo, pero no cura la enfermedad subyacente.

Grecia, el eslabón más débil
El capitalismo está ahora verdaderamente globalizado, y como precisamente el boom era global, ahora la crisis es global. Sin embargo, en la cadena de países capitalistas que integran el sistema algunos eslabones son más débiles que otros. Y lo que estamos viendo en relación a la Unión Europea (UE) es que la cadena está rompiéndose por uno de sus eslabones más débiles.
Grecia también tuvo su boom, y bastante poderoso, pero estuvo basado en el crédito, las finanzas públicas, los préstamos internacionales, y en las ayudas de la UE, todo lo cual significaba que el país estaba acumulando una deuda enorme. Ahora esa deuda ha vuelto como un fantasma que acosa a las grandes potencias dentro de la UE, en particular a Alemania. La crisis de Grecia amenaza con socavar el euro y extenderse al resto de Europa.
Las bolsas cayeron repentinamente ayer y la tasa de cambio entre el euro y el dólar cayó a menos de $1,32, algo que no se había visto desde hace más de un año. En Atenas, las acciones bursátiles cayeron un 6% y en Portugal cerca del 5%. Lo que desató esta caída en las Bolsas fue la degradación en la calificación crediticia emitida por Standard & Poor’s (S&P) sobre los bonos de la deuda pública griega a largo plazo. Este es el primer miembro de la eurozona en sufrir este destino.
S&P no le ha hecho ningún favor a los políticos con esa calificación, pero su trabajo es avisar a los grandes inversores sobre dónde invertir y dónde no hacerlo, y es claramente su opinión que la economía griega está tan enferma que el dinero invertido allí está en un riesgo elevado. Lo que S&P están diciendo es que no hay garantías de que Grecia sea capaz de salir del hoyo en que está metida.
Qué tan nerviosos están los mercados lo demuestra el hecho de que el “índice Vix” subió más de un 30% en un día. Este es el mayor salto en un solo día desde que estalló la crisis financiera actual. El “índice Vix” se define como ¡la medida del “miedo” en las bolsas de Estados Unidos!

La amenaza de la cesación de pagos y el euro
Lo que genera, incluso, mayor preocupación es que no está claro el monto actual de crédito adicional que Grecia necesita. El rescate inicial de 45.000 millones de euros propuesto podría no ser suficiente para sacar a Grecia del pozo y el FMI está considerando incrementar su contribución. La parte correspondiente a la UE, por el momento, permanece en los 30.000 millones de euros y la del FMI en 15.000 millones, que podría subir hasta 25.000 millones de euros. En Washington se especula con que, en conjunto, el rescate podría ser de, al menos, 70.000 millones de euros.
No obstante, la cifra que se requiere podría ser incluso mayor. Según el Financial Times (FT) de hoy [28 de abril]: “En los mercados se dice que hace algunas semanas estuvieron manejándose cifras de alrededor de 90.000 millones de euros (119.000 millones de dólares), que coinciden aproximadamente con lo que muchos economistas calculan que se necesita”. Grecia, de hecho, necesitaría unos 150.000 millones de euros para hacer frente a sus necesidades de deuda en los próximos 3 años, y al menos debería disponer de la mitad de esa cantidad en el muy corto plazo.
El déficit presupuestario de Grecia el año anterior subió al 14% de su PIB y la deuda pública total, si las cosas continúan como en los dos años anteriores al actual, se espera que alcance el 150% del PIB. Esta situación está planteando un dilema enorme a las grandes instituciones financieras, en particular al Banco Central Europeo y a todas las grandes potencias capitalistas de la UE. Si ellos dejan “hacer al mercado” y que Grecia declare la cesación de pagos de su deuda, esto tendría un impacto tremendo en el euro, incluida la posibilidad de su disolución.
Ya hay especulaciones entre algunos analistas burgueses sobre que podría ser necesario introducir dos escalas para el euro, una para las economías más débiles como Grecia, Portugal, posiblemente Irlanda y unos pocos más; y otra para las economías más fuertes, como Alemania y Francia. Esto sería el comienzo del fin del euro, con efectos dramáticos en el conjunto de la economía.
El hecho es que la crisis griega es parte del conjunto de la crisis global y, en consecuencia, debería conducir a una espiral descendente sin fin a la vista, que podría extenderse al resto de Europa y tener un gran impacto, por lo tanto, sobre la economía mundial.
Eso explica por qué  Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, ha declarado que una cesación de pagos de Grecia está “fuera de la discusión”. Por ahora la reestructuración de la deuda no es considerada como una opción por los altos funcionarios de la UE. Eso significa que deben encontrar los recursos para respaldar a Grecia. Esto se  parece a un tren con uno de sus vagones a punto de descarrilar. Los pasajeros de los demás vagones no pueden sentarse tranquilamente en la creencia de que no les afectará. Sus vagones también se saldrán de los raíles. Pero ayudar a los otros pasajeros costará un precio.
Como señalaba el Financial Times (FT), el nivel de préstamos previsto estaría “supeditado a la aplicación de un masivo recorte fiscal por parte de Atenas, equivalente al 15% del PBI de 2015 – y se asume que la eurozona y el FMI estarán dispuestos a prorrogar los plazos de pago de los préstamos de Grecia a tasas bajas indefinidamente”.

La política del gobierno del PASOK, dictada por el FMI
Lo que esto significa es que las instituciones financieras internacionales como el FMI, junto con la UE, serán las únicas dispuestas a afrontar este rescate si el gobierno griego acomete seriamente el problema de la deuda y aplica duras medidas de recortes en el gasto público. Eso explica por qué el gobernador del Banco Central de Grecia está ahora urgiendo al gobierno del PASOK (Partido Socialista griego) a que avance “más rápida y decisivamente” en recortar el gasto público.
Como señaló el FT: “George Provopoulos, jefe del Banco Central de Grecia, dijo que el gobierno debería recortar el déficit presupuestario este año en más del 5% del PIB – contra su objetivo actual del 4%. ‘Esto revertiría la tendencia actual desfavorable y sorprendería a los mercados de forma positiva’, dijo Provopoulos cuando presentó el informe anual del banco”.
El gobierno del PASOK, sin embargo, se enfrenta a un gran dilema. Sus dirigentes aceptaron la lógica del capitalismo hace tiempo. No ven otra alternativa posible al sistema y por lo tanto llevan a cabo las políticas que les exigen los capitalistas. El gobierno ya ha forzado la aplicación de tres paquetes económicos de ajustes, y ahora plantea aplicar un cuarto paquete de medidas, que incluye  un ataque a la seguridad social. De hecho, supone el abandono del derecho a una jubilación para todos.
Antes de la crisis actual, el monto promedio de las jubilaciones equivalían al 70% de los salarios. Esto ha caído ahora al 50%. Y están introduciendo un sistema como el adoptado por Pinochet en Chile en el pasado. Habrá una jubilación mínima garantizada por el Estado para todos de 360 euros al mes y los trabajadores tendrán que buscar pensiones privadas adicionales para completar el resto. Los sindicatos han calculado que todas las jubilaciones y pensiones serán recortadas entre el 30% y el 50%.
Estas medidas son parte de las condiciones impuestas por el FMI y la UE. Pero como si no fuera suficiente, el FMI ha pedido también recortes salariales en el sector privado, así como recortes adicionales en las jubilaciones. También han pedido el despido de 200.000 empleados públicos. Y el gobierno ya declaró su acuerdo con esto. Además, tenemos a Merkel en Alemania, para sus propias necesidades domésticas – las  elecciones locales se celebran en mayo – exigiendo mayores medidas de ajuste en Grecia.

La clase obrera griega dispuesta a luchar
El problema al que se enfrentan las burguesías griega y a nivel internacional es cómo imponer todo esto a la clase obrera griega. Como señaló el FT: “La ansiedad popular está escalando conforme los expertos del Fondo Monetario Internacional, de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo hacen las rondas semanales en Atenas con los ministros y dirigentes de partidos políticos, revelando las cifras que el gobierno se ha esforzado en disimular”. Y añade también que: “El gobierno socialista de George Papandreu, el primer ministro, pudo contener el malestar social provocado por los tres paquetes de austeridad sucesivos aplicados desde Diciembre debido a que los dirigentes sindicales se mantuvieron hasta ahora leales al Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK)”.
El estado de ánimo en Grecia está siendo sometido a fuertes vaivenes. Hay síntomas que muestran un ambiente más agresivo desarrollándose en la clase obrera. Ya hemos visto dos grandes huelgas generales en febrero y marzo, y muchas otras luchas.
Para los trabajadores esas movilizaciones fueron vistas como una advertencia al gobierno y a los patrones. Para los dirigentes sindicales, su intención era claramente soltar vapor, y no prepararon nuevas protestas que dieran mayor amplitud a la lucha. Llamaron a la calma, esperando que el gobierno retrocediera ¡El problema es que el gobierno no puede retroceder!
Trotsky explicó  en Los sindicatos en la época de la decadencia imperialista que la burocracia sindical tiene una tendencia orgánica a fusionarse con el Estado. En tiempos de boom, cuando los capitalistas hacen concesiones, las cúpulas sindicales tienden a acercarse estrechamente a los patrones y al Estado, y los capitalistas pueden utilizar a los dirigentes sindicales para alcanzar algún tipo de paz social. El problema para los dirigentes sindicales es que esta relación amistosa tiende a romperse, no por propia voluntad, sino debido a que el capitalismo entra en crisis y no puede dar esas concesiones que permiten una cierta estabilidad dentro del sistema.
El sistema ya no está  dando empleo, jubilaciones, sistemas de atención sanitaria y de educación decentes, etc. Se espera que el PIB caiga un 4% en 2010. La tasa de desempleo oficial alcanza ya el 12% comparado con el 10% de septiembre. La cifra real es más probable que esté cercana al 20%. Estas son las condiciones que fuerzan a los dirigentes sindicales a distanciarse de los patrones y del gobierno que está llevando a cabo sus políticas.
stamos viendo el comienzo de dicho proceso hoy en Grecia. El gobierno del PASOK no ha dado marcha atrás. Por el contrario, ha continuado con su ofensiva antiobrera y esto está propiciando rupturas entre los dirigentes del PASOK en el gobierno y los dirigentes sindicales del PASOK, que han sido forzados a convocar otra huelga general para la semana que viene, el 5 de mayo.
Tanto el ADEDY como el GSEE (central sindical que agrupa a los trabajadores del sector privado) han convocado a la huelga general. ADEDY, el sindicato de los empleados públicos, está volviéndose cada vez más combativo, y en el período reciente ha estado organizando reuniones y concentraciones de diferente tipo casi diarias. Esto es el resultado de la presión creciente que viene desde abajo en la medida que miles de sus miembros se enfrentan al riesgo de perder sus empleos. Sólo el día de ayer vimos a miles de trabajadores del sector público manifestándose en el centro de Atenas contra la propuesta de recortar empleos. Esto ocurrió después de 6 horas de huelga de los trabajadores del transporte que paralizaron completamente los servicios del transporte colectivo: autobuses, tranvías y metro.
Los trabajadores griegos claramente no están dispuestos a pagar la crisis del capitalismo. De acuerdo a una encuesta de opinión de la empresa Mega, un canal griego de TV privado, más del 70% de los entrevistados dijeron estar en contra de la decisión del gobierno de buscar la ayuda del FMI.

El impacto en las organizaciones de masas
Otra encuesta de opinión publicada el domingo pasado reveló que el 68% de la población no está dispuesta a aceptar “sacrificios”. Mientras que sólo el 31% sí estaba dispuesta a aceptar algún grado de sacrificio. Solamente hace un mes las cifras eran las opuestas, con sólo un 30% que rechazaba taxativamente hacer ningún sacrificio mientras que el 68% sí decía estar dispuesta a hacerlo. Un detalle interesante, y no menos importante, era el hecho de que el 80% de la población predecía algún tipo de malestar social en los próximos meses. Las encuestas también revelan que el apoyo al gobierno del PASOK está cayendo y que Papandreu, el Primer Ministro, ha estado perdiendo popularidad. Según las últimas encuestas, el PASOK ahora consigue el 31% de adhesiones, un 10% menos que en las elecciones; el partido de derecha Nueva Democracia consigue alrededor del 22%-23% y el partido de la extrema derecha, LAOS, un 4,5%. Esto muestra que el PASOK está perdiendo apoyo, pero esto no beneficia a los partidos de derecha. Mientras tanto, a la izquierda del PASOK, los apoyos al Syriza del 4,5% y al KKE (Partido Comunista) un 7,8%, permanecen estables.
Un punto interesante que revelan las encuestas es que el 60% de la gente cree que hace falta un nuevo partido. Cuando se les pregunta “¿qué tipo de partido?” la respuesta era o un partido de Izquierda “genuino” o un partido Socialista “genuino”. Esto demuestra que el giro de la sociedad es a la izquierda y no hacia la derecha. Demuestra que mientras existe un deseo por un cambio radical, los trabajadores no encuentran una expresión para esto en los dirigentes de los partidos obreros.
Sin embargo, esto está  empezando a tener un impacto dentro de la izquierda. El dirigente de la izquierda dentro del partido Synapismos (una antigua escisión del KKE), Lafazanis, ha declarado públicamente que es necesario volver al “marxismo revolucionario”. Ha declarado claramente que lo que tenemos delante de nosotros no es una crisis del “neoliberalismo” sino del “capitalismo”. También llamó a romper con la Unión Europea capitalista y ha planteado la perspectiva de una Europa socialista en el futuro. Esto indica claramente la existencia de una amplia radicalización que está teniendo lugar dentro del movimiento obrero griego, que encuentra una expresión en las palabras de Lafazanis.
El Partido Comunista Griego (KKE) también está siendo afectado, y esto se aprecia en la nueva serie de expulsiones en el partido. Recientemente, dos de los dirigentes del partido en el sindicato docente fueron expulsados por expresar sus diferencias con la táctica sindical del partido. La semana anterior, de hecho, el PAME (la fracción del KKE en la central sindical del sector privado, el GSEE) convocó a una huelga en solitario. Esto significaba movilizar a solamente una cuarta parte de la militancia del GSEE. De hecho, fue un fracaso completo. El partido envió a los miembros de sus juventudes a los piquetes en los hoteles y fábricas de una manera completamente sectaria. Pero todo esto está provocando un cuestionamiento dentro del partido, como demuestra el caso de los dos dirigentes docentes.
También dentro del PASOK  se han empezado a escuchar los primeros ruidos de una oposición, pero en esta etapa son aún muy pequeños. Ningún dirigente con autoridad, ni tampoco diputados del PASOK, han salido en apoyo de ninguna crítica por la izquierda. La oposición en el partido es débil, pero los dirigentes sindicales del PASOK están siendo forzados a pasar a la oposición. Esto significa que en los meses que vienen incluso el PASOK no podrá escapar del impacto de la crisis actual e inevitablemente se abrirán divisiones cada vez más profundas.
En estas condiciones, el gobierno del PASOK está debilitándose cada día que pasa. Está siendo utilizado para llevar a cabo las políticas que el gobierno de derecha anterior de Nueva Democracia (ND) no podía aplicar. La ventaja del PASOK para la burguesía griega es que tiene el vínculo con los sindicatos y es visto por muchos trabajadores griegos como su partido. Actualmente está derrochando su autoridad para aplicar las políticas impuestas por el FMI y la UE, pero esto no va a durar siempre.
El dilema, no obstante, de la burguesía griega es que el partido conservador ND está en una posición débil. No crece en las encuestas, y no es el partido de extrema derecha LAOS. De hecho, para recuperar algún tipo de credibilidad, su dirigente Samaras está presentando una oposición populista y demagógica contra las medidas impuestas por el FMI ¡y propone una solución keynesiana a la crisis! De hecho, está atacando a Papandreu ¡por ser demasiado “neoliberal”! Este es un intento desesperado para recuperar posiciones en las encuestas, porque si tuviera que volver al poder llevaría a cabo las políticas que está aplicando el gobierno actual.

Radicalización política
La crisis actual está  metiendo una presión inmensa a la sociedad griega. Los trabajadores no pueden ceder más y la burguesía sólo ha empezado a aplicar sus planes. Esto significa que la perspectiva que tenemos ante nosotros es de una intensificación de la lucha de clases. Esto está conduciendo ya a un proceso de radicalización política, que está comenzando a expresarse dentro de las organizaciones de masas.
La primera reacción de los trabajadores griegos, al enfrentarse a la crisis, fue la de llevar al gobierno al PASOK con la esperanza de que traería algún cambio. En el frente industrial, el impacto inicial de la recesión fue el de paralizar a muchos sectores. Ahora, sin embargo, está filtrándose en la conciencia de los trabajadores griegos que esta no es una crisis temporal que pueda ser superada haciendo algunos sacrificios. Ellos se dan cuenta de que el ataque va dirigido a todos los frentes: empleos, jubilaciones, condiciones laborales, etc. y no parece haber fin a la vista. En estas condiciones, la única conclusión que pueden sacar es que tienen que luchar. En tal situación sólo las ideas del marxismo pueden explicar lo que ha sucedido y ofrecer una salida.

28 de abril de 2010

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