G. Plejánov, el padre del marxismo ruso

Gregori Plejánov nació el 29 de noviembre de 1856 en Gudalovka, una provincia de Tambov, en la Rusia central. Su padre, Valentín Plejánov, y sus tres hermanos mayores pertenecieron al ejército del zar desde muy jóvenes.

Gregori Plejánov nació el 29 de noviembre de 1856 en Gudalovka, una provincia de Tambov, en la Rusia central. Su padre, Valentín Plejánov, y sus tres hermanos mayores pertenecieron al ejército del zar desde muy jóvenes. Valentín Plejánov al retirarse del ejército se dedicó a administrar sus propiedades. Era miembro de la nobleza rural, pero pertenecía al estrato inferior de los propietarios campesinos.
 
Gregori Plejánov nació en una época en la que el zar Alejandro II (1855-81) había dado vida a un programa de reformas que, aunque dejaba intacto el poder autocrático de la monarquía, tendría como efecto el incipiente surgimiento del proletariado industrial en un país con características semifeudales y el transtorno de las condiciones de los pequeños propietarios agrícolas como los Plejánov a quien afectó profundamente la pérdida de sus derechos sobre los campesinos.
 
Teniendo 10 años de edad, Gregori ingresó a la Academia Militar de Vorónezh en donde, orientado por al gunos profesores “librepensadores”, tendría su primer contacto con el universo de ideas que alimentaban la Intelligentsia (intelectuales de la época producto del contacto con expresiones culturales e ideológicas de Occidente).
 
En 1873 se matriculó en la Escuela Militar Konstantinóvskoe de San Petersburgo. Tenía 17 años cuando “Gregori se planteó abiertamente uno de los principales interrogantes que había estado meditando: saber si el deber auténtico de cada cual estribaba en la lealtad al Zar o en la lealtad a la nación.” (Baron, 1976, p.17) Decidió entonces abandonar la Escuela Militar y matricularse en la carrera de Ingenería de Minas. El joven Plejánov parecía tener especial interés en la ciencia como camino para aumentar el bienestar popular.
 
Plejánov llega por primera vez a San Petersburgo en medio del movimiento popular y juvenil ¡Id al pueblo! con claras tendencias anarquistas. Los naródniks incapaces de comprender el significado del Estado burgués se habían propuesto derribar al zarismo para “no dar al pueblo un nuevo amo”.
 
En el verano de 1874, se realizó la primera peregrinación de ¡Id al pueblo!, pero los naródniks encontraron muchas complicaciones al descubrir el desinterés de los campesinos y al enfrentar una serie de detenciones y encarcelamientos que obligarían a la incipiente organización a adoptar una nueva dirección que implicaba la creación de una organización mucho más clandestina y la exclusión de propaganda socialista entre los campesinos para dar paso a una agitación con vistas a levantamientos inmediatos que deberían culminar en una revolución masiva pidiendo tierra y libertad (Zemliá i Volia), ese fue el nombre dado a la nueva organización revolucionaria. La vida de Plejánov se inserta con el movimiento revolucionario en esta etapa de su desarrollo, abandonandó sus estudios y se sumó a la causa en el año de 1875-76, en un primer momento dando asilo a revolucionarios prófugos (tal es el caso de Axelrod, quien después se convirtiera en su más íntimo colaborador), asistiendo a reuniones de la Intelligentsia, círculos de obreros fabriles y participando destacadamente en la manifestaciones como la de la Plaza de Kazán poniéndose irremediablemente fuera de la ley y escapando al extranjero hasta mediados de 1877.
 
Habiendo fracasado en el campo, los revolucionarios iniciaron la propaganda en las fábricas. Gregori encabezaba la “sección obrera” de Zemliá i Volia que no era una organización de masas, pero resultaba ser muy eficiente a nivel organizativo y contaba con el apoyo de muchos simpatizantes pese a tener un escaso número de miembros. En el programa, estatutos y dirección de Zemliá i Volia quedó plasmada la huella del entonces joven bakuninista Plejánov.
 
En 1879, a lo interior de Zemliá i Volia, estalló una crisis que se venía gestando desde tiempo atrás. Se trataba de una pugna entre los defensores de una política de masas (entre ellos Plejánov) y los defensores del terrorismo, reflejo de dos concepciones teóricas y tácticas sobre el movimiento revolucionario. La crisis condujo a la disolución de dicha organización.
 
Plejánov concluiría que la imagen dada por Bakunin del campesino como revolucionario nato, a quien se podría inducir a la acción sólo con pronunciar las palabras adecuadas, guardaba poca semejanza con los campesinos de carne y hueso. El trabajo realizado entre los campesinos mostraba constantemente que se encontraban lejos de los éxitos espectaculares prometidos por Bakunin. En contraste, el éxito de la agitación emprendida por Plejánov entre los obreros dejó huella en su pensamiento. Poco tiempo después, en su exilio de treinta y siete años, Plejánov abandonaría el bakuninismo por el marxismo al que se acercó inicial e irónicamente a través de los textos de Bakunin.
 
Junto con otros exiliados rusos fundó el Grupo de Emancipación del Trabajo, la primera organización marxista rusa en donde fue la figura dominante. Casi todos los personajes más sobresalientes del movimiento ruso, incluido Lenin, empezaron como discípulos suyos. “Durante dos décadas el movimiento socialdemócrata se agrupó en torno suyo, y continuó siendo figura de gran relieve hasta el final de sus días.” (Baron, 1976, p.2)
 
Junto con Lenin, editó Iskra, el primer periódico marxista clandestino de toda Rusia, que jugaría un papel importante en la unificación de los distintos grupos revolucionarios dispersos en el país y en la construcción del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), que se fundaría en 1898 en Minsk cuando se reunieron en su primer congreso diversas organizaciones encabezándolas el grupo dirigido por Plejánov y Lenin.
 
El Segundo Congreso del POSDR de 1903 fue un parteaguas no sólo para la organización, sino también para el desarrollo político de Plejánov. Es ampliamente conocido que este congreso marcó la división del partido entre el ala bolchevique (“la mayoría”) y mencheviques (“la minoría”) pero esta división en sus inicios no tuvo un carácter político, los seguidores de Lenin (bolcheviques) y los de Martov (mencheviques) estuvieron de acuerdo en los puntos políticos fundamentales de congreso –especialmente la cuestión nacional-. La división se dio por cuestiones organizativas: quiénes debían ser considerados miembros del partido y sobre la composición del comité de redacción de Iskra.
 
Estas diferencias representaban, en el fondo, dos concepciones organizativas distintas cuyo trasfondo político se iba a desarrollar en el futuro, sin embargo, ya se dibujaba dos maneras de entender una organización, la que concebía al partido como un instrumento disciplinado de lucha o, por el contrario, un organismo más o menos laxa de simpatizantes.
 
En esta polémica agria e inicialmente sorpresiva para ambos bandos, Plejánov se posicionó al lado de Lenin. En honor del padre del marxismo ruso hay que decir que su enorme capacidad teórica le permitió entender que las posiciones de Martov expresaban presiones pequeñoburguesas. Fue implacable en sus argumentos.
 
No obstante el haberse posicionado en la ruta que llevaría a los bolcheviques a la postre al triunfo de la revolución, Plejánov no pudo mantenerse en esta posición. El II Congreso se dio en un periodo de transición organizativo: de un pequeño grupo de propaganda, con métodos amateurs e informales, a un partido disciplinado, que estuviera en condiciones de intervenir y ganar a las masas. Plejánov vivió y luchó en un largo periodo donde la tarea principal fue el de la propaganda, en este papel jugó un rol gigantesco consistente en educar a los futuros cuadros e introducir el andamiaje teórico del partido bolchevique. Los lazos fraternos que lo unían a la vieja guardia (Martov, Zasúlich, Axelrod, Potrésov) –la cual se posicionó en contra de Lenin- fueron demasiado pesados. Poco después del congreso Plejánov renunció el comité de redacción y capituló ante el boicot y las exigencias que los mencheviques impusieron al partido, desconociendo los acuerdos del congreso y rechazando todos los intentos de conciliación de Lenin. Al respecto de esto Alan Woods escribe: “[…] para ser revolucionario, no es suficiente tener una compresión teórica. También es necesario tener la necesaria fuerza de voluntad”.
 

 

Después del rompimiento Plejánov aportó algunas obras teóricas de valor, pero su separación de la organización revolucionaria, el aislamiento de la lucha de masas lo pondrá en una deriva hacia la derecha. En la primera guerra mundial Plejánov apoyará el bando ruso. Tras la Revolución de febrero de 1917, regresó a Rusia, donde su actitud favorable a la cooperación con los partidos burgueses y la continuación del conflicto bélico lo aislaron del grueso del movimiento. Quien educara a toda una generación de marxistas rusos murió en Finlandia en el año de 1918. Un triste final político para un pionero y creador de la semilla del bolchevismo.

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