El papel reaccionario de la Sala de lo Constitucional ¿Existe la justicia independiente?

Con la pérdida del Ejecutivo los intereses más reaccionarios de la burguesía han sido impulsados desde el Órgano Judicial. El actuar de estos no debe ser extraño, desde su fundación hasta hoy las instituciones del Estado (Poder Ejecutivo, Judicial y Legislativo) y todo el marco legal (Constitución) han sido creadas para defender los intereses de una pequeña minoría parasitaria de la sociedad y nunca los intereses de los trabajadores explotados.

Con la pérdida del Ejecutivo los intereses más reaccionarios de la burguesía han sido impulsados desde el Órgano Judicial. El actuar de estos no debe ser extraño, desde su fundación hasta hoy las instituciones del Estado (Poder Ejecutivo, Judicial y Legislativo) y todo el marco legal (Constitución) han sido creadas para defender los intereses de una pequeña minoría parasitaria de la sociedad y nunca los intereses de los trabajadores explotados.

Esto no se percibe a simple vista pues la burguesía se ha encargado de reforzar la falsa idea sobre la neutralidad del Estado, haciéndonos creer que este es independiente y que no persigue ningún interés, pero ninguna institución puede ser independiente en una sociedad dividida en clases, mucho menos la famosa Sala de lo Constitucional. Para explicar de mejor forma este argumento centraremos nuestros análisis en la forma en cómo se eligen a estos funcionarios y a quiénes se eligen.

Según el artículo 174 de la Constitución son los diputados los designados a elegir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional. En ese sentido la elección es un reflejo distorsionado del balance político de fuerzas del parlamento, y también un reflejo distorsionado de la voluntad del pueblo. Así también, si en el parlamento hay un divorcio en la relación de los diputados y sus electores, no podemos esperar algo mejor con los magistrados de la Sala y de la Corte Suprema de Justica pues estos suelen elevarse por encima de los intereses del pueblo. Pero estos no escapan de las presiones de la clase dominante y se ven sometidos a ella. Históricamente quienes han participado en estos puestos siempre son personas con estrechos vínculos con el capital, representantes de la burguesía, las capas medias y muy excepcionalmente abogados de extracción popular, que luego se ven inmerso en el modo de vida lujoso de esta casta.

Por todo lo anterior debemos dejar de repetir ideas como “instituciones independientes” o “democráticas” por ser estas antidemocráticas y clasista, y por tener mil y un vínculos con los grandes empresarios. Es imposible “democratizar” la justicia sin eliminar el poder económico y político de la burguesía en la sociedad, pues esta es un reflejo de las relaciones de producción en el capitalismo. Algunos dirigentes consideran que entre más independientes sean las instituciones judiciales con respecto a los partidos políticos o a la sociedad, mejor funcionarán, ¡sí! funcionarían mejor, pero para los intereses de la clase dominante que podría manejarlos a su antojo con mayor facilidad.

Por otro lado están los que defienden que se pueden elegir a magistrados en favor de las clases explotadas y hacerlas funcionar bajo los intereses de estos, o sea identifican el problema en las personas y no en las instituciones, manteniendo así una defensa férrea al actual sistema judicial. Sin embargo estas ideas a través de la historia han quedado totalmente refutadas, el Órgano Judicial en el país ha sido incapaz de satisfacer la demanda de justicia y la participación directa de representantes de las clases bajas. Otros dicen que debemos “tomar estas instituciones” “hacerlas funcionar para nuestros intereses” y que “la justicia es independiente” estas ideas incorrectas no son las ideas de la vanguardia del proletariado sino las ideas de la retaguardia de las capas más atrasadas del proletariado, lejos de incentivar el proceso de transformación de la sociedad crean ilusiones falsas, y preparan a las masas para la apatía y la desilusión. No estamos en contra de la participación en las instituciones del Estado, sino en contra de que se nos quiera meter la idea de que algún día pueden funcionar para nuestros intereses, demostrar la imposibilidad de algún cambio real desde estas instituciones es nuestra tarea.

En este momento lo que necesitamos son medidas transitorias que debiliten el aparato del Estado y faciliten a las masas sacar la conclusión de la necesidad de una transformación socialista. Por ejemplo, la elección de todos los magistrados y jueces por sufragio universal con carácter revocable en cualquier momento por quienes lo eligieron, esto debe combinarse con medidas que eliminen todos los privilegios de estos funcionarios, ni pines de oro, ni chocolates, mucho menos autos de lujo. Todo funcionario debe ganar no más de lo que gana un obrero cualificado.

La transformación de las condiciones de vida de los trabajadores a un nivel superior solo puede venir a condición de que las clases explotadas tengan bajo sus manos la gran industria, la banca y la tierra, solo esto podrá permitir también un nuevo sistema judicial que no tenga ningún vínculo con la clase burguesa y que este mismo sea totalmente democrático, elegido entre todos los trabajadores y que contenga un claro carácter revocable en todo momento.

 

 

 

 

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