La burocracia sindical es sin duda alguna la mayor responsable que la crisis se mantenga abierta a soluciones dramáticas para la clase trabajadora.

El Cabildo del Pueblo de ayer en apoyo a Evo Morales ha demostrado que los métodos burocráticos para convocar a los trabajadores a la lucha no sirven. A pesar de haber coartado las posibilidades de debate entre los trabajadores, de las sanciones amenazadas y las multas aplicadas, son muchas, numerosas y significativas, las federaciones que se han declarado públicamente en desacato. Esto porque la burocracia sindical convoca a defender las políticas que han causado mayor repudio entre los trabajadores del país.

Las resoluciones de este Cabildo del Pueblo lo demuestran. Estamos de acuerdo que lo que estamos viviendo es la amenaza de un golpe para imponer “la dictadura de los intereses económicos patronales”. Pero, por la misma gravedad de la situación, no es tiempo de disimulos y ambigüedades. La clase trabajadora necesita herramientas concretas para entender y movilizarse como clase trabajadora.

La resolución afirma que la “acumulación política del fascismo fue posible porque la burguesía cruceña ha preservado su poder económico”. Este poder económico se ha ampliado gracias a la política de colaboración de clase del MAS, política que es a la base de los incendios de la Chiquitania, la privatización de nuestras fronteras mediante los acuerdos público-privados para impulsar la hidrovía Paraguay-Paraná, el apoyo del MAS a los especuladores y constructores de la alcaldía cruceña, el papel dirigente que empresarios y latifundistas han usurpado en el MAS en varios departamentos.

En el primer día de toma de las instituciones de Santa Cruz, los obreros de Cerámicas Santa Cruz en lucha desde hace meses, se han concentrado nuevamente a la Jefatura Cruceña del Ministerio de Trabajo exigiendo la reincorporación laboral de 30 compañeros despedidos de manera injustificada y la anulación de los procesos penales contra 12 dirigentes de su sindicato. Casos como este hay decenas a lo largo y ancho de todo el país y explican el porqué el fabril, el sector obrero numéricamente mayoritario, sea el que más se ha dividido frente a esta coyuntura. A estos compañeros no se los puede convocar denunciando el “poder económico” de la burguesía cruceña en abstracto, sino con las reivindicaciones para combatir este poder, luchando contra el golpe y la colaboración de clases del MAS.

La resolución habla de empresarios democráticos y antidemocráticos y advierte a estos últimos con la ocupación y reactivación de las empresas que paralicen para sabotear al gobierno. Actualmente las más de 300 empresas del Parque Industrial cruceño han ingresado al paro, y los industriales de Cochabamba han empezado con el cierre de empresas por “falta de seguridad”. Está claro que, ante la aguda polarización, la burguesía se está jugando la carta de un gobierno de transición que pacifique el país a la manera de los militares. ¿No es este acaso ya un saboteo? En lugar de amenazar hay que organizar la toma de estas fábricas.

En cambio, en entrevista a Bolivia TV el eterno dirigente de la COB Baltazar explicaba que el significado de esta resolución es que si hay empresarios obligados a acatar el paro, los obreros pueden hacerse cargo de las empresas, mientras tanto. En 2008 la marcha a Santa Cruz contra el separatismo de la Media Luna a la cual participamos fue convocada para “expropiar fábricas y latifundios”. Se dejó en cambio que el gobierno la reoriente hacia La Paz para aprobar una Constitución que legitimaba la explotación en las fábricas y las grandes propiedades agrarias. Pero, los actuales burócratas de la COB están logrando lo impensable: hacerlo peor que Montes.

La línea del gobierno sigue invariable. La movilización obrera y campesina contra el golpe es utilizada internamente y a nivel internacional para advertir que ni una eventual renuncia de Evo apacigua el país y obligar así a burguesía e imperialismo a negociar. El canciller Pary intervino en la OEA denunciando el golpe y en respuesta obtuvo una declaración firmada por los 13 principales miembros de la OEA de apoyo a la auditoría y respaldo al trabajo de la misión de observadores que avaló las denuncias de fraude. La ocasión de oxigenar a la derecha venezolana con una derrota del último aliado de Maduro en la región, debe ser muy atractiva para los halcones de Washington, Brasilia y Bogotá.

En lo inmediato cuanto más se prolongan y radicalizan los conflictos, más esta estratégia del MAS aumenta las presiones sobre las FFAA, presiones que a estas alturas ya deben ser internacionales, para que intervengan como “árbitro” del país dividido. Los primeros en pagar las consecuencias, en esta eventualidad, serían los trabajadores y los mineros de Huanuni y Colquiri antes que nadie. Pero incluso si, en base a la correlación de fuerzas y para evitar contagios sociales en la inestable región, el imperialismo decidiera que es preferible dejar a Evo el papel de gobernar responsablemente con el capitalismo, esto no haría más que mantener el poder de la burguesía, frenando cualquier lucha y reivindicación obrera y campesina con la constante amenaza de nuevas aventuras golpistas.

Pocos días antes de las elecciones el gobierno concedió a una multinacional canadiense el enorme yacimiento de plata, zinc y plomo de Paca-Pulacayo en Potosí. Los términos de esta concesión han hecho decir a ex autoridades mineras del MAS que podría tratarse de “traición a la Patria”. Aunque el gobierno saliera ahora de esta coyuntura, no quepa la menor duda que mañana Potosí va a volver a levantarse contra esta concesión manejando el mismo discurso izquierdista contra el gobierno sirviente de las multinacionales. Canadá, sin embargo, ha desconocido el resultado electoral, arrogándose un derecho que corresponde solo al pueblo boliviano y si el gobierno no hace uso de su derecho a defenderse de esta injerencia anulando la concesión, mantendrá la misma política de colaboración de clase que ha corroído por dentro el proceso que llaman a defender.

La única forma para combatir realmente el golpe, la burguesía y el imperialismo es mediante asambleas, armando al pueblo contra las tentaciones golpistas de las FFAA y convocando a la huelga general, toma de empresas cerradas y su reactivación por los trabajadores. La actual burocracia de la COB es demasiado corrupta para hacer esto y sus asesores estalinistas incapaces de una auténtica visión revolucionaria. Para ello es necesario movilizarnos desde las bases, exigiendo asambleas, votando resoluciones y movilizándonos sobre este programa. Aún más importante es reforzar nuestros esfuerzos para construir una corriente sindical revolucionaria fundamentada en la independencia de clase.