Venezuela: Un balance necesario sobre la política laboral del gobierno

Se aproxima el Día Internacional del Trabajador, momento oportuno para debatir acerca de la realidad de la clase trabajadora venezolana, en medio la pandemia por el coronavirus y la profunda crisis económica mundial que ya está aquí, de la cual nosotros en Venezuela hemos estado viviendo un ensayo espeluznante, desde hace al menos cinco años.

El gobierno nacional pudo tomar medidas oportunas en materia sanitaria, como la declaratoria de cuarentena social, colectiva y voluntaria, entre otras cosas porque resulta mucho más fácil paralizar un país cuya economía se halla destruida, con un PIB contraído en más de un 50% en los últimos seis años (según cifras oficiales del Banco Central de Venezuela BCV), aunada a la inflación más alta del planeta. Un país además de donde han emigrado más de tres millones de habitantes desde 2015, es decir, aproximadamente 10% de la población total de venezolanos.

Esta destrucción de la economía se manifiesta de diversas formas. En primer lugar, en la pérdida de miles de puestos de trabajo producto de los cierres patronales, las quiebras, las fusiones y los traslados de capitales hacia otros países más “rentables”, eso sí, después de que los capitalistas estafaran a la nación, fugando miles de millones de dólares, que muy amablemente el gobierno otorgaba a precios preferenciales, con la esperanza de que los empresarios siguieran apostando en el país (sin mencionar las comisiones y empresas de maletín que numerosos funcionarios corruptos crearon para apropiarse de cuantiosas sumas de dinero).

Con el látigo implacable del desempleo golpeando a la clase trabajadora, se facilitó la precarización laboral, ejecutada por la burguesía y el gobierno quienes marchaban de la mano, con su agenda bolivariana, sus 15 motores, sus Expo Venezuela Potencia y cualquier otra iniciativa de nombre pomposo que encubría la cuestión central de fondo: ¿quién pagara los platos rotos? Ya conocemos la respuesta.

La Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) jugó el papel que le corresponde a una central sin autonomía ni independencia de clase, que se conformaba con cargos para sus máximos dirigentes (Ovalles, Osvaldo Vera, Francisco Torrealba, Piñate, Will Rangel, Carlos López, y el montón de focas Constituyentes por los diversos sectores de trabajadores, incapaces de hacer un solo pronunciamiento digno en casi tres años de beca-trabajo parlamentario, entre otros). Cada uno de estos personajes fue premiado con algún alto cargo ministerial, mientras lograban hacer de muro de contención de la clase obrera, organizando de vez en cuando cualquier pote de humo (Congreso de la Patria capitulo Trabajadores, etc.) para distraer a la clase trabajadora y sembrar esperanzas en un gobierno de conciliación de clases, dispuesto a cargar sobre nuestros hombros una crisis de la cual no somos responsables.

Así, de forma intensamente resumida, nos aproximamos al Día del Trabajador del 2020, con un salario mínimo de menos de dos dólares mensuales (a tasa oficial del BCV), con una inflación que empieza nuevamente a galopar, después de un 2019 donde desde el gobierno se viró de una política monetaria expansiva (con bonos asistenciales permanentes, aumentos salariales cada dos meses) a una sequia brutal de la liquidez monetaria (que se expresó en contención salarial, reducción en la asignación de bonos, cero créditos bancarios, ni credinomina, ni aumento de las tarjetas de crédito, etc.), congelación y desconocimiento de los contratos colectivos y desmejoras salariales, a través del nefasto memorando 2792.

El Petro, que intentó mostrarse como una iniciativa “innovadora”, rápidamente se convirtió en una burla, ya que apareció un “Petro fijo”, para salarios y tasas de impuestos, pasaportes y prorrogas; y uno fluctuante, con el que hicieron negocios algunos pocos. Esta ficción desapareció, tal cual apareció, sin mayores explicaciones, dejando en “circulación” solo el Petro fluctuante para fijar las tasas y costos de pasaportes y prórrogas (que ronda el equivalente a 200 y 100 dólares respectivamente), pero que nunca aplicó para el famoso anclaje del salario.

La farsa del Petro mostró sus limitaciones a principios de año, después que el “regalito” navideño del medio Petro generó una subida del dólar paralelo, que puso en “mantenimiento” el sistema de biopago del Petro desde entonces, sin que hasta ahora se tengan noticias al respecto, dejando a los que no pudieron gastar su asignación, como perro en autopista.

Es por ello que las consignas salariales en torno al medio Petro (CBST) o 5 Petros (PCV-PPT), carecen de sentido en la coyuntura actual, en el que la inoperatividad del Petro y la colosal caída de los precios del petróleo a nivel mundial, hacen insostenible estas reivindicaciones. Invitamos fraternalmente a los camaradas del PCV y PPT a revisarlas, y a los sindicatos de base y trabajadores/as de la CBST a cuestionar a la pusilánime dirección de la misma por su miserable exigencia.

Nosotros, desde Lucha de Clases, mantenemos la reivindicación del salario mínimo igual a la canasta básica, única manera de garantizar un salario digno para la clase trabajadora, capaz de ajustarse en la medida que vayan subiendo los precios de los productos que la conforman.

A quienes nos preguntan ¿de dónde saldrá el dinero para cubrir esos salarios? Les contestamos: de quienes nos han explotado históricamente y del bolsillo de los que han estafado a la nación las últimas dos décadas. Revisando los libros de contabilidad de las principales empresas y familias de la oligarquía criolla nos daremos cuenta que allí hay dinero para eso y más. También, revisando las listas de las empresas que recibieron dólares subsidiados durante los 15 años que duró el control de cambio, encontraremos otro tanto. Con la confiscación y repatriación de esos dineros públicos y de nuestro trabajo, podremos paliar la crisis y emprender un programa de emergencia económica, que deberá ser ejecutado por los trabajadores y  campesinos y para ello debemos construir una ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA. La clase obrera es la única esperanza, debemos pasar de la crítica a la acción revolucionaria de masas, para disputar el poder y transformar la realidad. ¡Los trabajadores debemos gobernar!

#SalarioIgualACanastaBásica

#LosTrabajadoresDebemosGobernar

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