Rusia: las masas en la calle

El 23 de enero estallaron grandes protestas en Rusia en respuesta a la detención del opositor Alexéi Navalni por el régimen de Putin. Aunque no tenemos ninguna ilusión en liberales como Navalni, nuestros compañeros rusos intervinieron en estas protestas contra la represión política de los gánsteres de Putin (que llegado el momento golpeará más duramente a los movimientos obreros y socialistas), levantando un estandarte marxista revolucionario.

Oleadas de represión política han estado sacudiendo a Rusia año tras año. El régimen bonapartista del presidente Vladímir Putin está perdiendo apoyos y trata de «enseñar los colmillos» en vísperas de la próxima campaña electoral.

Por todo ello, la represión política en Rusia se intensifica: las autoridades falsifican casos contra disidentes, y el régimen utiliza todos los medios posibles para silenciar toda expresión de descontento y protesta. Recientemente, observamos el «Caso Red«[1], y hace unos días en Moscú un tribunal dictó una vergonzosa sentencia contra el antifascista Azat Miftajov. Las elecciones de septiembre están a la vuelta de la esquina, y el régimen considera que es una buena idea aterrorizar a los ciudadanos con acusaciones de «terrorismo» y «extremismo». Estas mismas motivaciones son la causa de los recientes acontecimientos en torno al opositor liberal Alexéi Navalni, que es perseguido por las autoridades, no por los actos de robo y fraude que ha cometido (acusaciones que sólo se utilizan como pretexto formal), sino por razones políticas.

Nuestros compañeros y simpatizantes intervinieron activamente en las concentraciones de Moscú, Leningrado, Irkutsk, Nizhni Nóvgorod, Vladivostok, Cheliábinsk y otros lugares. Foto: CMI Rusia

Aunque no nos solidarizamos ni un ápice con los puntos de vista y las aspiraciones políticas y económicas de los liberales, nos oponemos categóricamente a la represión política llevada a cabo por la dictadura de Putin, ya que entendemos que, al final, la máquina de persecución política golpeará más duramente a la clase obrera y a los activistas de izquierda. Todos los Estados burgueses consisten en un grupo de gente armada que ejerce la violencia en interés de la clase dominante. El Estado actual -la Federación Rusa- no es una excepción. Mientras el poder siga en manos de los capitalistas, la represión de los movimientos sociales, obreros y comunistas será una parte integral de la política rusa.

En este sentido, llamamos a nuestros partidarios en todas las ciudades del país a participar en las protestas contra la represión y la violencia policial el 23 de enero, exigimos la liberación de los presos políticos y explicamos a otros manifestantes cómo sólo una revolución socialista y el desmantelamiento completo de todo el sistema político y económico existente pueden poner fin a la opresión.

Estamos convencidos de que la lucha por la verdadera democracia es la lucha por el socialismo. Llamamos a todos los que compartían esta convicción a salir el 23 de enero a las plazas de sus ciudades y decir no al estado policial y al capitalismo. Nuestra convocatoria tuvo una gran respuesta. Nuestros camaradas y simpatizantes intervinieron activamente en las manifestaciones de Moscú, Leningrado, Irkutsk, Nizhni Nóvgorod, Vladivostok, Cheliábinsk, etc.

Se distribuyeron miles de folletos desde Kamchatka hasta las regiones más occidentales del país, incluso en ciudades importantes como Moscú, Leningrado y Kazán. El pueblo ha escuchado nuestra voz. Mientras los sectarios de la izquierda gritaban «¡esta no es nuestra manifestación, no pintamos nada aquí!», descubrimos que muchos jóvenes trabajadores mostraban interés por nuestras ideas. No apoyaban al liberal Navalni, pero participaban en las manifestaciones porque estaban hartos del capitalismo y buscaban una salida a la situación existente.

Por supuesto, Navalni no representa en ningún sentido a la izquierda, pero la propia lógica de su activismo político abre oportunidades muy importantes para la izquierda radical. Al revelar, de forma demagógica, la escandalosa riqueza de Putin y su entorno, empuja a los más pobres a las calles, y ahí podemos entablar contacto con ellos directamente.

Es importante señalar que las manifestaciones fueron acompañadas de reyertas masivas con la policía. La brutalidad comenzó por parte de la policía, pero a diferencia de años anteriores, esta vez la gente se defendió activamente. El estado de ánimo ha cambiado. Está madurando un estado de ánimo revolucionario entre las masas rusas. A pesar de que miles de personas han sido detenidas y las autoridades están poniendo en marcha nuevos casos criminales, el pueblo está dispuesto a actuar, busca una salida a la situación desesperada a la que el capitalismo lo ha conducido.

Nuestro deber es transmitirles las ideas marxistas y mostrarles la verdadera solución, que está mucho más allá de los límites de las ilusiones liberales.

Exigimos:

¡Democracia obrera para la mayoría absoluta!

¡La expropiación y el traspaso a la propiedad pública de todos los bienes de los oligarcas, que se apropiaron mediante la privatización!

¡Una investigación abierta y un juicio a Putin y a toda su camarilla burocrática, responsables de la pobreza, la represión y el saqueo del país!

¡Una economía planificada organizada de forma democrática!

¡El derecho a la reunión, manifestación y de prensa, el derecho a huelga y libre asociación en sindicatos!

¡La transformación socialista de la sociedad!

 

[1]  «Red» («Сеть») era supuestamente una organización anarquista antigubernamental activa en Rusia entre 2015 y 2017. Sus miembros fueron detenidos en 2017 y condenados el 10 de febrero de 2020 por el tribunal militar ruso de Penza a penas de prisión de 6 a 18 años. Según Amnistía Internacional, la organización en sí nunca había existido, y se forzaron confesiones falsas de los acusados mediante torturas. El caso provocó un amplio movimiento de protesta en Rusia, y el supuesto grupo sigue catalogado como grupo terrorista.

Deja un comentario