¿Qué se espera de la nueva Asamblea Legislativa?

Por Hugo Vladimir Bernal

En las elecciones legislativas y de alcaldes del año 2021, el oficialista partido Nuevas Ideas obtuvo un triunfo contundente a nivel nacional, de un universo de 5.8 millones de electores registrados en el padrón votó el 50.19% del mismo, porcentaje que avala este proceso. Los resultados le dieron al oficialismo 46 diputados directos más 10 coaligados con el partido de derecha GANA, para un total de 56 diputados, sumados a los partidos considerados como “satélites” PCN, DS y GANA, que suman 7 diputados más, sumarían un total teórico de 63 diputados a favor del régimen de Bukele.

Con esta correlación de fuerzas, el oficialismo consigue lo que en la legislatura salvadoreña se llama “Mayoría especial” que le permite entre otras cosas, aparte de la elección de todos los funcionarios de segundo grado, suspender garantías constitucionales, señalar una nueva fecha de elecciones presidenciales y cualquier cuestión relacionada con los límites de la
república.

Este escenario, inédito en un esquema de democracia burguesa en El Salvador, permite la acumulación de poder en el Ejecutivo y esto puede conllevar diferentes defectos, aunado a la característica de que el estado salvadoreño es un estado burocrático, cuyos fundamentos como bien indicaba Marx, están basados en el absolutismo europeo. Donde los funcionarios reales pasaron a ser sustituidos primero por los terratenientes, luego por los dueños del capital y últimamente por profesionistas y cuadros preparados por esta clase dirigente, que permiten mantener los privilegios de estos, mientras la clase trabajadora sobrevive el día a día.

La Asamblea Legislativa de El Salvador es una de los máximos exponentes de esta burocracia: plazas fantasmas, sueldos elevados, contrataciones de ley de salario a través de negociaciones políticas, descuentos por cuota partidaria, etc.; esta serie de abusos ha colmado la paciencia del pueblo, hastío explotado hábilmente por una campaña mediática pocas veces vista en la historia del país, utilizando descaradamente, práctica común en el pasado, recursos del Estado.

Como marxistas no esperamos que la nueva Asamblea cumpla con un papel revolucionario a favor de la clase trabajadora y los desposeídos, su alianza con fuerzas conservadoras, su difusa ideología, no indica que vayan a legislar para atacar radicalmente los problemas estructurales de este país; más bien legislaran en función demagógica, dando asistencia a sectores  populares, pero sin comprometerse con un verdadero cambio estructural, favoreciendo además la corrupción de los funcionarios del Ejecutivo y haciendo cumplir los caprichos de Bukele.

Sin embargo, tomando como base su eslogan de no ser iguales que los anteriores, deberían esperar que se comprometan mínimamente con los siguientes cambios en beneficio de la clase trabajadora, por ejemplo, con una mayoría especial se podría, sin tocar íntegramente la estructura del sistema, redactar leyes que permitan:

1.Hacer una ley de agua que garantice el acceso del agua para toda la población y que no esté supeditada a entes privados

2. Desmontar el actual sistema de pensiones y establecer uno nuevo con el fin de garantizar una pensión digna a la clase trabajadora

3. Grabar impuestos a las ganancias del gran capital

4. Ampliar la base tributaria para que los pequeños y micro empresarios puedan ser sujetos de crédito, aparte de contribuir a la recaudación de impuestos que puedan ser utilizados en beneficios de la clase trabajadora

5. Reforma completa del aparato legislativo, empezando por los sueldos de los diputados y asesores; eliminación de plazas fantasmas, e implementando salarios acordes a los niveles de ingreso de la clase obrera, un diputado que de verdad represente al pueblo no debería ganar más de $1000 dólares

6. Elección de funcionarios de segundo grado en función de su capacidad y no por pago de favores políticos

7. Establecer mecanismos de concertación para aprobación de leyes

Como marxistas siendo la Asamblea una parte integral del Estado burgués, que no es más que un instrumento de opresión de una clase por otra, denunciamos cualquier intento de socavar los derechos democráticos conquistados en el pasado, como la libre organización y expresión, gravación de nuevos impuestos a la clase trabajadora, desmontaje de todas las instituciones de auditoria del Estado, aumento de leyes represivas por parte de las instituciones encargadas de la seguridad pública y un largo etcétera, debemos mantenernos alertas acerca del desempeño de  esta nueva Asamblea.

Los últimos acontecimientos del presidente Bukele, los desplantes diplomáticos con USA, la intención de reducción del FODES del 10 % al 6 %, la negativa de no aceptar propuestas de ley que no procedan exclusivamente de su círculo íntimo o del partido oficial y otros veloces acontecimientos relacionados con la fecha de la toma de poder de la nueva Asamblea, nos indica que no podemos esperar mucho este cambio de fuerzas, defecto intrínseco de la democracia burguesa, si no que debemos prepararnos y organizarnos ya que las luchas y las victorias se consiguen a través de la presión ejercida por la lucha popular.

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