Los sindicatos, la juventud y la defensa del agua

El redespertar de la juventud

En un país donde se decía que no podía suceder nada extraordinario, donde el aletargamiento de las masas, en especial de la juventud, era comidilla diaria de los analistas y pseudointelectuales incluso de izquierdas, y que la lucha de clases estaba en un apaciguamiento perturbador, era de prever que los capitalistas iban a querer aplicar cualquier medida en detrimento de esas masas adormecidas por años de parlamentarismo y conciliación, que no alzarían la voz, aunque se les estuviese quitando el mismo aire que respiran. Pero la consciencia y el espíritu de lucha de las masas se caracteriza, no precisamente por su disposición permanente para salir a la defensa de lo que debería interesarle, si no por su instinto conservador, lo que a veces no es perceptible es ese proceso molecular del cambio de la consciencia del que hablaba Trotsky, y llegado el momento menos pensado, el pueblo pasa de la inacción a su polo contrario independientemente si es impulsado por su propia iniciativa o por una variable externa.

Los estudiantes rompieron con el esquema de conformismo y pasividad de la que hablaban muchos eruditos del medio, el 14 de junio encabezaron una combativa marcha hacia la Asamblea Legislativa para exigir al bloque de derechas la no aprobación de la Ley Integral del Agua, cuya estructura y redacción busca retirar el control y autonomía a la ANDA como mayor agente rector, y a las comunidades donde el sistema de distribución del líquido se hace con participación de sus pobladores. Esta ley busca darle representatividad e injerencia al sector privado bajo el desacreditado argumento que se buscará la consecución de un servicio de calidad y accesible para todos. Después de las amargas experiencias privatizadoras, la población trabajadora difícilmente se tragará semejante cuento. La lid por preservar el servicio del agua potable está lejos de presentar su última puesta en escena y se prevé un desenlace dramático.

El agua y el Estado

Con casi 57 años de funcionamiento, la ANDA fue la encargada por el Estado salvadoreño para proveer de agua a la creciente demanda de la población salvadoreña que ya para esos años se aglutinaba en varias grandes ciudades del país. Retirarle el control del agua a las alcaldías y otorgarle un carácter independiente del mismo Ministerio de Obras Públicas fue la orientación del entonces gobierno salvadoreño controlado por los militares del Directorio Cívico Militar; sin embargo, desde sus inicios y hasta la fecha,  ANDA no controla todo el suministro del agua para la totalidad de la población. La autónoma coexiste con un buen porcentaje de cooperativas que proveen el liquido a por lo menos un 35 % de la población rural. Esto demuestra en la práctica que dicha institución del Estado burgués no está exenta de las limitantes y de los problemas inherentes a las administraciones bajo el control de especialistas o tecnócratas cuyo trabajo no es hacer que estas instituciones funcionen de manera óptima, sino ponerlas al servicio de los que dominan en la sociedad.

La autónoma ha acumulado una larga letanía de quejas durante años debido a su inoperancia y mala prestación del servicio de agua potable sobre todo a las comunidades y barrios de composición obrera, y cosa curiosa, mantiene un servicio aceptable o cuasi óptimo en las zonas de asentamiento pequeño-burgués o de residencias de primer nivel de la burguesía, donde incluso la concesión o construcción de pozos hechos por la misma autónoma ha sido reconocido por las mismas autoridades actuales y previas, donde era una práctica común que se hicieran estas construcciones con recursos del Estado en propiedades de funcionarios y reconocidos políticos burgueses e incluso expresidentes.

“El Estado es producto y manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase”, afirmaba Lenin en El Estado y la revolución. El escándalo más grande de corrupción en la autónoma desatado por Carlos Perla, quien fungiera como gerente de ANDA durante el quinquenio de Calderón Sol (1994-1999) y los tres primeros años del de Francisco Flores, demuestra en la práctica cómo el Estado dentro del capitalismo, no está en función de conciliar las diferentes clases sociales; al contrario, el origen y sentido de su existencia es la opresión y dominación de una clase por otra. Así, el aparataje de la ANDA ha servido sobre todo para la opresión de la mayoría de la población pobre y trabajadora al no poder proporcionar de manera decente el agua que necesitamos diariamente. Y por el otro lado ha sido usada para beneficiar de manera descarada a burgueses y a sus lacayos como el diputado más votado: Norman Quijano, Mario Acosta Oertel, y el mismo Francisco Flores a quienes se les construyeron pozos en sus terrenos y de familiares. Y desde luego no podemos olvidar el enriquecimiento de Carlos Perla quien fuera acusado por $8 millones al beneficiar a empresas con la adjudicación de licitaciones, y luego por otros proyectos ejecutados donde se estima obtuvo $32 millones.

Los sindicatos y su papel en la batalla

Desde que se iniciaron las movilizaciones en torno a la defensa del agua y en contra de la ley que quieren aprobar el bloque de derechas en la Asamblea Legislativa, la participación de los sindicatos ha ido incrementándose y se han ido incorporando cada vez más las organizaciones obreras consecuentes con las necesidades más sentidas de la población trabajadora y la juventud. Tal es el caso de los mismos sindicatos de ANDA como son el SETA y SITRAANDA, que, aunque mantienen diferencias organizativas, comparten la táctica de marchar separados y golpear juntos las propuestas de la derecha. Así mismo el sindicato mayoritario de los docentes, ANDES 21 de JUNIO se ha sumado desde el inicio a estas demostraciones, y todo parece indicar que el ambiente de combatividad de los sindicatos irá en aumento en el próximo periodo.

Los sindicatos de la autónoma deben tener un protagonismo muy destacado en esta etapa, los compañeros que conforman sus estructuras son los que saben de mejor manera el manejo y el funcionamiento de la ANDA. Si bien es cierto que no todos sus trabajadores están sindicalizados, un llamado serio a la defensa del agua y una disciplina consciente y consecuente puede animar al resto de trabajadores a sumarse no solo a la lucha, sino también a las filas de los sindicatos. Las jornadas de lucha en torno al agua pueden incluso ir despertando a la vida política a más compañeros y sumarse a la organización, acción y agitación por el control y manejo del agua, no por parte de personeros del Estado, sino por los mismos sindicatos, representantes de las comunidades en su mayoría proletarias y por qué no, representantes del gobierno. Los trabajadores sindicalizados deben saber que no se abre una válvula madre, no se le da mantenimiento a un pozo, no se despacha una moto cisterna si no es con el amable permiso de la clase trabajadora, quienes deben asegurarse en primera instancia que los barrios y comunidades obreras obtengan el servicio de manera eficiente. Se debe comenzar a racionar el agua en las villas y residencias donde habita la burguesía, así como las fábricas que utilicen el agua como principal materia prima para la producción y extracción, para asegurarla a los trabajadores y sus familias, los burgueses le llamarán a esto sabotaje o terrorismo, nosotros le llamamos control obrero.

Los sindicatos del resto de los sectores productivos aún no han saltado en su totalidad al escenario de la lucha de clases. Es de comprender que los más propensos y con un panorama más favorable para saltar a la palestra, son los sindicatos de las instituciones del Estado, por todo el marco regulador en pro de la sindicalización que se ha obtenido por años de pugnas contra la maquinaria estatal. A diferencia de los sindicatos de la empresa privada donde algunos están controlados por la patronal y los que no, no pueden sumarse a las movilizaciones con sus afiliados de manera espontánea por la amenaza constante de despidos, e incluso de daños a la integridad física de sus afiliados por medio de pandilleros o matones contratados por los mismos dueños de las empresas para amedrentarlos. Pero una vez se supera el miedo a perderlo todo, la clase trabajadora interviene de forma decidida contra el statu quo y se suma al combate directo, tal como lo demuestra toda nuestra historia.

Las organizaciones que aglutinan comunidades obrero-campesinas como el MPR12, también han tenido una participación combativa en esta coyuntura. La necesidad de educar a sus militantes y orientarlos con las consignas correctas debe estar sobre la mesa de forma constante. Este trabajo se debe multiplicar de mil formas y con todos los medios posibles para seguir sumando esfuerzos. Es una lástima que el movimiento no cuente con una vanguardia que dirija las acciones con una coordinación a un nivel superior, que debería estar aglutinada en el partido revolucionario. El FMLN se deslegitimó a sí mismo con el correr del tiempo al apaciguar las luchas y limitarlo todo al parlamentarismo y a la correlación de fuerzas con nuestro enemigo de clase, también abrió de nuevo las compuertas para la privatización del agua con la apuesta por los APP. Pero la ultima palabra no se ha dicho aún, en 1917 Lenin dijo que el partido bolchevique era diez veces más revolucionario que su Comité Central y que las masas proletarias eran cien veces más revolucionarias que la base del partido. El gigante apenas esta dando muestras de despertar.

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