Italia: La huelga de Amazon muestra el potencial de lucha de los trabajadores

Por Mario Iavazzi (EJECUTIVA NACIONAL DE LA CGIL)

La primera huelga nacional de trabajadores de Amazon en Italia tuvo lugar el lunes 22 de marzo, después de que la gerencia de Amazon se retirara de la mesa de negociación. Aunque es difícil medir el nivel exacto de participación, la huelga fue un éxito rotundo.

La megacorporación con sede en Seattle, famosa por su política de destrucción de sindicatos, impuso suspensiones temporales de un día a muchos representantes y activistas sindicales para que no se contaran entre los huelguistas en las cifras oficiales, pero que, sin embargo, participaron activamente en su éxito.

Más allá de las cifras globales, la huelga fue significativa por otras razones. Aunque ha habido huelgas aisladas en algunos almacenes de Amazon, esta es la primera vez que los sindicatos y los trabajadores a nivel nacional han luchado contra la arrogancia y el autoritarismo de esta multinacional, que ha obtenido beneficios obscenos en los últimos años. También ha sido la primera experiencia de huelga de la mayoría de los trabajadores italianos de Amazon (en su mayoría jóvenes).

Sabemos que esta acción tuvo un impacto, porque hubo muchos testimonios de clientes de Amazon que no recibieron los productos que habían comprado el día de la huelga, o que sabían de antemano que las mercancías llegarían a su destino al día siguiente.

SolidaridadEl anuncio de la movilización suscitó un alto grado de simpatía y solidaridad por parte de personas que compran productos de Amazon todos los días. Y hubo muchas muestras de solidaridad individual y colectiva por parte de los compañeros de trabajo antes de la huelga.

Los delegados sindicales y los trabajadores de UPS, por ejemplo, invitaron a los trabajadores de Amazon a sus reuniones antes del día 22 y amenazaron a su empresa con una huelga de solidaridad con los trabajadores de Amazon si UPS gestionaba más paquetes el día de la huelga. El 22 de marzo, UPS no despachó ni un solo paquete más allá de su dotación habitual.

Muchos delegados sindicales de otros sectores enviaron declaraciones de solidaridad a los trabajadores de Amazon en apoyo a su lucha. Metalúrgicos, trabajadores del comercio minorista, personal sanitario y muchos clientes y jóvenes también acudieron a las puertas del almacén durante la huelga.

La huelga atrajo mucha atención en los informativos y en las redes sociales, porque mucha gente se identificó con lo que representa esta lucha: una lucha contra la injusticia y la desigualdad bajo la que vivimos a diario en este sistema, que la pandemia ha amplificado.

Por un lado, el gerente de Amazon, Jeff Bezos, está sentado en una montaña de dinero. Su patrimonio aumentó entre marzo y octubre de 2020 de 113.000 millones de dólares a 192.000 millones. Por otro lado, los padres y madres de familias trabajadoras se están matando con horas extras para llevar a casa sueldos miserables.

Como se ha señalado, esta no es la primera huelga en Amazon. En varias localidades, como Castel San Giovanni (cerca de Piacenza), Vigonza (cerca de Padua), Prato, Pisa, Torrazza (cerca de Turín), por mencionar los casos más recientes, ya se habían producido huelgas locales e iniciativas de lucha, en particular en los últimos 12-18 meses.

Sin embargo, esta huelga nacional en una empresa con unos 9.500 empleados, incluidos muchos recién contratados (con unos 2.600 trabajadores adicionales que se incorporaron en 2020), y un gran número de trabajadores temporales, dio una sensación de fuerza y unidad nunca antes sentida por la plantilla. Otros 40.000 trabajadores (contratistas y subcontratistas) también participan en el negocio de Amazon. Si se organizaran en una batalla a largo plazo, estas fuerzas podrían derrotar incluso a una multinacional de este tamaño y poder.

Una huelga poderosa

En casi todos los centros, se organizaron piquetes desde el amanecer para impedir que las furgonetas salieran a distribuir los paquetes. En la mayoría de estos almacenes, al menos hasta el mediodía, no salió ni un solo paquete. Había largas colas de furgonetas bloqueadas.

El ambiente en todas partes era muy positivo y combativo. Los trabajadores estaban muy abiertos al debate y más dispuestos que nunca a hablar de sus experiencias y a denunciar sus condiciones de trabajo.

Pequeños grupos de trabajadores se unían con frecuencia a las discusiones, y había un gran interés por comprender el análisis y las propuestas detalladas en el folleto, del que circularon miles de ejemplares, de apoyo a la huelga de “Giornate di Marzo” (Jornadas de Marzo), la tendencia de izquierda alternativa de la confederación sindical CGIL, lanzada y organizada por los marxistas italianos.

Había mucha rabia por el agotador ritmo de trabajo, los turnos inhumanos, los horarios imposibles, los algoritmos disparatados y la fuerte presión para cumplir unos horarios irreales que obligan a los conductores a despreciar su seguridad y las normas de circulación.

Los trabajadores relataron muchas historias de explotación y abuso, con conductores que se ven obligados a hacer hasta 200 entregas en un turno de nueve horas cada día. El propio trabajo en domingo es motivo de gran malestar, al igual que los niveles salariales inadecuados.

Muchos de los conductores de las empresas contratistas, que en su gran mayoría tienen contratos eventuales, se alegraron de la huelga y no tuvieron ningún problema en que se les «obligara» a hacer cola fuera de las puertas.

El principal punto de discusión en los piquetes fue que esta lucha no es sólo de los trabajadores de Amazon. Es de todos, porque todas las multinacionales de la logística quieren rebajar las condiciones de sus trabajadores al nivel de los de Amazon.

Por ello, hay cierta expectativa por la huelga que los sindicatos han convocado en todo el sector para finales de marzo.

También ha habido una respuesta entusiasta a la huelga de motoristas prevista para el 26 de marzo, con el objetivo de conseguir un contrato nacional para todos los ellos.

¡Adelante!

En la sede italiana de Amazon, en Castel San Giovanni, los delegados sindicales de la CGIL enviaron un mensaje de solidaridad a sus colegas de Alabama, que están librando una batalla por la sindicalización. Decía lo siguiente:

«Los trabajadores y delegados de la sede MXP5 de Castel San Giovanni, hoy en huelga, al igual que todos nuestros compañeros de los demás almacenes y empresas de reparto de Italia, nos solidarizamos y apoyamos la lucha de los trabajadores de Amazon en Alabama».

Los trabajadores también colgaron una pancarta en las puertas de Amazon, que decía: «De Piacenza a Alabama – Un gran sindicato».

Este fue, sin duda, un gran día de lucha. Sin embargo, se puso de manifiesto un importante punto débil: la dirección del sindicato.

Se mostró demasiado distante de los trabajadores en los días previos a la decisión de Amazon de romper todas las negociaciones y demasiado vacilante en el periodo entre esta decisión del 12 de marzo y la huelga.

Sobre todo, la posición oficial se centró demasiado en pedir a Amazon que volviera a la mesa de negociaciones, cuando está bastante claro que el único mensaje que Amazon escuchará es la perspectiva de una lucha seria que repercuta en sus beneficios.

Si la lucha les perjudica, considerarán las concesiones. Si no, desatarán una represión antisindical aún más dura.

El 22 de marzo, Amazon sufrió ciertamente un daño en términos de volumen de entregas, pero sigue siendo limitado. Lo que se necesita, por lo tanto, es un plan: una estrategia de escalada que pueda poner a la corporación y a su dirección en aguas turbulentas, sin permitirles descargar las consecuencias sobre los trabajadores día tras día.

Esta estrategia debe ser discutida por los trabajadores en sus sindicatos, que deben hacer que sus estructuras, organización y comités de delegados sindicales de otras empresas estén preparados para continuar y apoyar la lucha.

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