El Salario mínimo y la lucha por la subsistencia en El Salvador

El tema del salario mínimo recobró cierta connotación el año pasado cuando el Frente Sindical Salvadoreño (FSS) hizo una solicitud a la Asamblea Legislativa para que hiciera una recomendación al Consejo Nacional del Salario Mínimo (CNSM) para que se incremente a $300 en el área urbana y $200 en el área rural. Hay que decir de antemano que un posible aumento está bastante condicionado en este país por quiénes tienen el control de la economía, es decir los propietarios de los medios de producción. Así mismo el CNSM está conformado de manera tripartita por 2 representantes propietarios de los trabajadores, 2 de la empresa privada y 3 del gobierno. Su trabajo es hacer planes de revisión y estudios para hacer la sugerencia de aumentar o no el salario mínimo, es decir nada más tiene carácter consultivo.

El tema del salario mínimo recobró cierta connotación el año pasado cuando el Frente Sindical Salvadoreño (FSS) hizo una solicitud a la Asamblea Legislativa para que hiciera una recomendación al Consejo Nacional del Salario Mínimo (CNSM) para que se incremente a $300 en el área urbana y $200 en el área rural. Hay que decir de antemano que un posible aumento está bastante condicionado en este país por quiénes tienen el control de la economía, es decir los propietarios de los medios de producción. Así mismo el CNSM está conformado de manera tripartita por 2 representantes propietarios de los trabajadores, 2 de la empresa privada y 3 del gobierno. Su trabajo es hacer planes de revisión y estudios para hacer la sugerencia de aumentar o no el salario mínimo, es decir nada más tiene carácter consultivo.

El hecho de que el FSS hiciera una propuesta de este tipo que resulta a todas luces necesaria y progresista, demuestra al mismo tiempo la presión a la que se ven sometidas las direcciones sindicales por sus bases que de alguna manera también están sugiriendo una nivelación salarial sobre todo a nivel privado que es donde más se resienten los salarios bajos y el poco o mísero aumento que se da cada cierto tiempo.

Como trabajadores saludamos esta iniciativa, somos conscientes que la lucha por una vida mejor y la construcción de una sociedad diferente a la inmundicia capitalista en que vivimos, es impensable sin la pelea por mejoras en nuestros niveles de vida por mínimas que éstas sean.

Según datos de la DIGESTYC (Dirección General de Estadísticas y Censos) en nuestro país hay una serie de salarios mínimos diferenciados de acuerdo al área en la que se trabaje: El salario mínimo en el área rural, el más bajo es $2.92 la hora, recibiendo una remuneración de $87.48 al mes para los recolectores de café; en la parte urbana se reciben $7.47 al día ($224.21 mensual) en el comercio y servicios. Nos llama mucho la atención leer o escuchar personas que aseguran que en nuestro país el promedio del salario mínimo ronda entre los $500 y $700, tomando como referencia nada más puestos de gerencia. Si así fuese muchas de nuestras necesidades estuviesen cubiertas.
Así pues dadas estas cifras según la misma institución, el monto de la canasta básica hace 5 años constituida por 241 bienes y servicios era de $680.41, actualmente ha sobrepasado con creces los $700. La fijación del Salario minino pasa por el estudio de los precios de la Canasta Básica que no debe limitarse a una libra de arroz y un cuarto de café, si no que implica una serie de necesidades que todos los trabajadores de manera digna deben obtener: salud, vivienda, educación, recreación, transporte, vestido, etc.  

Bajo el capitalismo es imposible garantizar lo mínimo necesario para la población.  Este sistema ha dejado desde hace mucho tiempo de jugar un papel progresista.  La única alternativa es el socialismo pero, valga la aclaración, no nos referimos al régimen burocrático y degenerado que colapso en la antigua URSS, sino a un régimen de democracia obrera.  Solamente así pasaremos “del reino de la necesidad al reino de la libertad” decía Federico Engels. Eso no significa que no sea posible dar luchas ofensivas y obtener triunfos favorables a la clase obrera dentro del sistema capitalista.

La aprobación de un aumento pasa por el “dialogo” entre las partes implicadas en el CNSM y concluyen que el salario mínimo es insuficiente y debe de aumentarse. La posición conciliadora o reformista de los representantes de los trabajadores, no tiene el peso necesario dentro de dicho consejo, donde la postura más determinante es la de los representantes de la burguesía local, que siempre han argumentado que no existen las condiciones para un aumento en el salario, que esto generaría una inflación descomunal en los precios de las mercancías, ahuyentaría la inversión en el país, como si todo esto no existiera ya. Cualquiera que se haya dado un paseo por un mercado local puede darse cuenta de ello.

Al final el órgano ejecutivo dadas las presiones de la clase social más determinada, puede pasar o no a la aprobación de un aumento en el salario mínimo. La lucha de clases es en última instancia una lucha por la apropiación de la plusvalía, que es el trabajo no pagado a la clase obrera, es decir la ganancia de los capitalistas. Como marxistas aglutinados en el BPJ-CMI nuestra postura es la de un apoyo incondicional a la clase obrera en su intento por obtener mejoras que en muchas ocasiones son pasajeras. La organización en nuestros sindicatos y la lucha por su formación se hace imprescindible si queremos obtener victorias.  Esa es nuestra herramienta de lucha elemental.  Sin organización los trabajadores somos nada más carne para la explotación capitalista.

¡Por un primer aumento al salario mínimo a $300 de manera general!
¡Igualdad de salario entre hombres y mujeres!
¡Aumento salarial de acuerdo al costo de la canasta básica!

 

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