El fin de los 10 años del FMLN en el gobierno, una vez más ¿reforma o revolución?

Este primero de junio entró en funciones el gobierno de Nayib Bukele y el partido GANA, tras dos administraciones del FMLN, Nayib Bukele mantiene sus niveles de simpatía y expectativas en la población. La última encuesta de la UCA destacaba que el 82 % de encuestados se sentían satisfechos con el resultado electoral del 03 de febrero pasado, lo cual refleja las aspiraciones e ilusiones en las masas hacia el nuevo gobierno para solventar los problemas más acuciantes de las masas trabajadoras: la miseria, la delincuencia, la exclusión y degradación social. El FMLN fracasó en su intento de brindar una alternativa al capitalismo voraz, eso se debe a la concepción política errónea de su dirección.

El FMLN aplicó la teoría estalinista de la revolución en dos etapas, esta consistió en conquistar el gobierno central del Estado burgués a través de todo tipo de alianzas para favorecer desde ahí a la burguesía progresista (empresarios y banqueros no oligárquicos) y que estos desarrollaran las fuerzas productivas del país elevando los niveles de vida de los explotados (primera etapa), para luego con condiciones favorables luchar por el socialismo (segunda etapa).

Diez años después nada de esto sucedió; comprobamos que no hay una burguesía progresista por ningún lado y que mucho menos hay intenciones de desarrollar las fuerzas productivas para elevar los niveles de vida de los explotados, así el socialismo quedo relegado a un lugar muy lejano del discurso y la práctica. En conclusión lo que tenemos es un completo desastre.

Es preciso que el movimiento de los trabajadores y la juventud comprendamos realmente lo que llevó al fracaso al gobierno del FMLN. Después de las elecciones o incluso antes de estas los defensores del sistema capitalista a través de sus formaciones políticas han tratado a toda costa y sin parar de relacionar el fracaso del FMLN con el fracaso de las ideas del socialismo y la revolución. El socialismo y la revolución no han sido sometidos a prueba aún, en 10 años de gobierno del FMLN es el estalinismo y el reformismo lo que se ha puesto a prueba; fracasando en su intento de presentarse como una alternativa.

Vamos a explicar en este artículo como el socialismo científico, en tanto programa político revolucionario puede presentar alternativas y soluciones a los problemas más fundamentales de la sociedad.

El problema del desempleo

Todos sabemos que para generar empleos se necesita inversión, se cree que nuestro país no cuenta con recursos, sin embargo, los recursos existen realmente, el problema es que se encuentran ahora mismo en manos de los Kriet, los Poma, Cristiani y las transnacionales que controlan la administración energética, las telecomunicaciones, la banca; y en las cuentas de todas las áreas productivas que controlan los empresarios nacionales.

El solo hecho de devolver al Estado los recursos públicos que en los gobiernos de ARENA fueron privatizados hubiese supuesto miles de dólares disponibles, para la inversión en planes de obras públicas que ayudarían a reducir los márgenes del desempleo crónico actual. Con el dinero que la burguesía expropia a la clase obrera, se pudo impulsar la construcción de más hospitales, escuelas, universidades, centros recreativos, carreteras y caminos vecinales; sin necesidad de endeudarse al capital extranjero y lo mejor de todo generando empleos dignos y estables, reactivando la economía y elevando los niveles de vida de los más pobres.

Las condiciones a las que son sometidas las clases explotadas dentro del capitalismo son sumamente extenuantes, hay obreros trabajando más de 60 horas en un nivel de esclavitud moderna, eso significa que hay trabajo existente, pero la mano de obra está sobre explotada. Una medida revolucionaria, no solo en El Salvador, sino en todos los países excoloniales, supondría la reducción progresiva, sin disminución de salario de la jornada laboral, esto acompañado de un plan agresivo de obras públicas que podría garantizar las condiciones de empleabilidad en el país mientras se avanza en el proceso revolucionario. La reducción progresiva de la jornada laboral permitiría redistribuir el trabajo existente en las manos existentes.

 El problema delincuencial

Los problemas sociales como la violencia y la delincuencia son el resultado de la explotación, la exclusión y la marginación a las que nos somete el capitalismo, por tanto acabar con el desempleo, los bajos salarios y la exclusión en áreas como educación, vivienda y recreación es una tarea fundamental a cumplir.  Sin embargo, bajo la administración del actual Estado esto es imposible de solucionar y más con las instituciones las mismas políticas burguesas tradicionales del sistema capitalista, podemos decir con toda seguridad que todo intento terminará en un fracaso total.

Ya hemos hablado de los salarios, la jornada laboral y la inversión en educación, recreación, salud y vivienda. La elevación de los márgenes de inclusión social en los gobiernos del FMLN es una deuda tremenda, esto a pesar de que han sido las administraciones que más recursos han utilizado en inversión social. Los problemas de la sociedad son tan profundos que no bastan un par de aspirinas para acabar con ellos.

Durante el último gobierno del FMLN se intentó resolver el problema delincuencial con métodos represivos contra la juventud, utilizando a la policía y al ejército para criminalizarla, cuando lo que se debió haber hecho es la eliminación de las condiciones materiales que originan los problemas sociales brindando oportunidades de vivienda digna, empleo, educación y recreación de calidad.

En el plano de la reacción inmediata se debió fortalecer la organización popular en las comunidades, en los centros de trabajo e instituciones educativas, creando grupos comunitarios que con el conjunto de la policía y a través de asambleas democráticas comunales pudieran hacerse responsable de la seguridad ciudadana, superando los métodos tradicionales que nos imponen las instituciones viciadas y corruptas del Estado burgués que en 10 años no solventaron nada, al contrario recrudecieron el problema.

El problema previsional

No se necesita ser socialista ni mucho menos marxista para concluir que la mejor forma de solucionar el problema de la seguridad previsional de los trabajadores, es a través de mantener un sistema estatal con una cotización de capitalización colectiva, donde las pensiones de los jubilados y pensionados de hoy son pagadas por los trabajadores actuales que serán los futuros pensionados del mañana. Esto es un sistema solidario y auto-sostenible.

Un sistema como el descrito anteriormente puede desarrollarse incluso bajo un Estado burgués clásico, el problema de esto es que el Estado burgués está diseñado para la corrupción y el desfalco y vaya que los salvadoreños tenemos mucha experiencia en que nos desfalquen nuestros recursos, evitar esto no depende de las buenas intenciones de los funcionarios sino de algo más profundo. Una solución socialista a este problema es la transformación de una institución burguesa corrupta a una institución obrera democrática, donde la administración sea pública, administrada por un tercio de representación sindical, un tercio de representación estatal y el otro tercio constituida con trabajadores no sindicalizados; con finanzas abiertas y con informes periódicos del desenvolvimiento de estas bajo el escrutinio público.

Además de estas medidas, se debe garantizar el empleo y los buenos salarios para pensiones integrales, un gobierno revolucionario debe garantizar esto tocando los grandes intereses del capital, reduciendo la jornada laboral y aumentando progresivamente los salarios, esto garantizaría la estabilidad del sistema de pensiones proporcionando pensiones dignas y vitalicias, resultados que son imposibles de conseguir bajo el actual sistema de pensiones privatizado, donde son un puñado de empresarios los que cobran al Estado por administrar nuestro fondo de pensiones, especulan con este dinero de los trabajadores y nos ofrecen pensiones de hambre y no vitalicias.

Algunas conclusiones

Al final de este gobierno, el presidente Sánchez Cerén termina con una nota menor a 5 en varias encuestas. El fracaso gobierno del FMLN en la percepción de la gente, no tiene nada que ver con la falta de comunicación del gobierno sino con la incapacidad de profundizar las medidas que implementó; la crisis social es tan grave que las reformas buenas que se hicieron resultan insuficientes para los problemas reales de las masas.

Si el FMLN lejos de intentar utilizar las instituciones del Estado burgués y a la burguesía “progresista” para solventar y satisfacer las necesidades de los explotados se hubiese puesto en función de demostrar que, en primer lugar ninguna burguesía es progresista  y que bajo las relaciones de producción y explotación que el Estado encubre y defiende no se puede transformar nada fundamental en la vida de los oprimidos, hubiese significado un avance sin precedente en la conciencia de la gente, desde ahí se pudo haber desencadenado un fenómeno de masas que condujera al proceso revolucionario. Sin embargo, el FMLN siguió el camino natural del reformismo, tratar insistentemente de demostrar que debemos tomar las instituciones de la burguesía para desde ahí hacer cambiar las condiciones de vida.

Una de las frases más sonadas por los dirigentes del FMLN para justificar sus políticas fue la correlación de fuerzas en la asamblea, esto suele ser una característica fundamental del reformismo, cuando se participa en cualquiera de los parlamentos burgueses se tiende a trabajar no con la cantidad de diputados que se tiene sino casi siempre con el porcentaje de diputados que hacen faltan, así si tienen 32 de una mayoría de 43 o de una mayoría calificada de 56, dirán que les falta tantos para obtener esa mayoría para cualquier reforma, de esta manera o bien justifican las alianzas con partidos burgueses como GANA o justifican su miserable política en la debilidad numérica de su fracción legislativa.

Cuando desde el marxismo revolucionario lo que se pretende es desarrollar la correlación de fuerzas en las organizaciones vivas de la clase obrera, quitándole todo el barniz de aparente democracia a las instituciones del aparato burgués que encubren la dominación tiránica de un grupo de parásitos que explotan nuestros cuerpos y nos mantienen constantemente en la miseria.

Durante los 5 años del nuevo gobierno se verá reflejado nuevamente lo incapaz que se vuelve las ideas del rescate de las instituciones y la ética de los funcionarios para cambiar una sociedad dividida en clases. La sociedad cambiará cuando los explotados nos demos cuenta que si no es a través de nuestra propia organización y a través de la lucha constante contra la dominación económica e ideológica del sistema capitalista nuestras vidas nunca cambiarán.

 

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