Docentes salvadoreños a EUA, ¿intercambio cultural o flexibilidad laboral encubierta?

En el mes de abril los EUA a través de The Center for International Education Incorporated, una compañía privada que se encarga de prestar servicios de desarrollo profesional, del currículo, idiomas extranjeros y de intercambio internacional de docentes lanzó una propuesta de contratación de profesores salvadoreños por medio de su sitio web participate.com, donde ofrecía la oportunidad de viajar a tierras norteamericanas bajo el formato de visa J-1 y poder desempeñar la labor educativa en ese país.

En el ámbito educativo nacional esta noticia llamó la atención de no pocos docentes que tienen la expectativa de poder desarrollarse profesionalmente, tener nuevas experiencias, ampliar sus horizontes culturales, y por qué no, tener un ingreso superior al devengado en el magisterio, dado que para nadie es un secreto la precariedad en la que se desarrolla el sector y de las deficiencias en el sistema educativo, que sigue teniendo una baja inversión, a pesar de los intentos de los gobiernos de izquierda reformista de avanzar en cuanto a las cifras y los resultados que año con año arrojan pruebas como la PAES en la medición del conocimiento de los egresados de bachillerato.

Los docentes interesados debían llenar una serie de requisitos previos para aplicar a este programa, tales como ser docente activo en los niveles de básica o de secundaría, estar debidamente certificados como profesores o licenciados en educación, hablar inglés de manera fluida, tener dos años de experiencia como mínimo y tener licencia de conducir entre otros. La oferta se planteaba muy tentativa, con la posibilidad de viajar con la familia completa a los EUA, recibir el salario de un docente promedio, seguro de vida, el pasaje aéreo y asesoramiento migratorio. No deja de inquietar las razones del por qué la primera potencia capitalista mundial solicita fuerza laboral cualificada en el área educativa por parte de países subdesarrollados, más allá del supuesto establecimiento de una “relación de mutuo beneficio y el intercambio cultural”.

Condiciones de los docentes en los EUA

La crisis en la economía capitalista ha arrastrado consigo una crisis cultural y de valores de la sociedad burguesa a nivel mundial, que se refleja en la misma incapacidad de poder contar con los trabajadores cualificados suficientes para suplir sus propias necesidades, una gran cantidad tiene contratos laborales incipientes que no llenan los requisitos o las expectativas en cuanto a condiciones de trabajo de estos profesionales. Años antes que estallara la crisis del 2008, los EUA ya se habían lanzado a una cruzada por reclutar maestros de otras partes del mundo que llenaran su déficit en todas las materias, pero especialmente en el área de idiomas como el español, y para el año 2000 las mismas condiciones planteadas arriba, ya eran exigidas a otras personas en varios países.

Este programa en sí no presenta nada de novedoso y las empresas encargadas de estudiar los perfiles de los que aplican son contratadas por el gobierno norteamericano para que los aspirantes sean sometidos a un riguroso procedimiento de evaluación y poder llenar los requisitos establecidos. Es decir, muchos son los aplicantes, pero pocos los escogidos. Es de suponer que los docentes contratados bajo estos programas no gozarán de todos los beneficios de ley de los que gozan los maestros contratados directamente por las autoridades educativas y que son nativos o residentes estadounidenses tales como el servicio medico hospitalario.

Según el mismo Ministerio de Educación de los EUA, los primeros síntomas de escasez de docentes se dieron a inicios de los años noventa. La profesión no resultaba ser atractiva comparada con otras donde los ingresos eran superiores y estudiar para el magisterio equivalía a hacer un voto de pobreza y de verdadera vocación por la enseñanza. A comienzos del 2000 se estimaba que se necesitaría un promedio de 240,000 maestros nuevos por año para suplir la demanda, que de seguro no ha sido cubierta aún dado que estos programas prevalecen en la actualidad y el reclutamiento continúa. Por cada docente contratado estas compañías cobraban en aquel entonces, alrededor de $11,500 lo que significa que ya sea el Estado o las instituciones privadas deben pagar esa cantidad a estas empresas, además del salario del docente, y ese dinero debe ser recuperado de alguna u otra forma, ya sea restando beneficios a los que debería tener derecho un maestro, o simplemente aplicándole algún descuento especial de esos que suelen sacar de la manga de la camisa.

Estos programas tienen una duración de 2 a 5 años, ya que su naturaleza es de carácter temporal y no permanente, por lo que es de suponer que quien quiera aspirar a una extensión de dicho programa deberá someterse nuevamente a las rigurosas evaluaciones que hacen estas compañías con la consiguiente incertidumbre que esto conlleva. Con todo y lo atractivo que pudiesen parecer estos “intercambios culturales”, demuestran en la práctica que solo es otra forma de degradación laboral y que la educación de este país también enfrenta serios problemas en todos los ámbitos. Un docente norteamericano tiene un salario promedio de $16 la hora, con jornadas que son de tiempo completo, es decir de 8 horas diarias.  Aunque esto puede variar de acuerdo con el área geográfica en la que desempeñe sus labores ya que los ingresos varían, pero oscilan entre $35,000 a $50,000 al año, cifra que puede ser alcanzada por un artista famoso en un concierto de un día en los EUA.

Precisamente en el mes de abril, los maestros norteamericanos llevaron a cabo jornadas de protesta en estados como Virginia, Kentucky, Arizona, Oklahoma y otras partes del país. Denunciaban los intentos de seguir aplicando medidas de austeridad contra los docentes y sectores de trabajadores públicos. Vincularon en su campaña a otros trabajadores de la educación como los administrativos, de mantenimiento, seguridad, de las cafeterías, de los buses escolares y otros empleados estatales y hasta a los mismos padres de familia.  Salieron a las calles e hicieron una de las demostraciones más grandes de los últimos tiempos, incluso sobrepasando a sus mismas direcciones sindicales burocratizadas y controladas por el gobierno como la NEA (Nation Education Association) y la AFT (American Federation of Teachers), y pasando incluso por encima de la ley que le prohíbe el derecho a la huelga a los trabajadores del sector público.

“En Oklahoma, donde el salario promedio de los maestros es de $ 45,000, los maestros han exigido un aumento de $ 10,000, más $ 5,000 para otros trabajadores de la educación y más fondos para la educación. En respuesta, el lunes 2 de abril, cerca de 200 de los 500 distritos escolares de Oklahoma se cerraron cuando los maestros salieron y realizaron protestas en la capital del estado. Después de una jornada de nueve días, los maestros lograron un aumento de hasta $ 6,000 al año, basado en años de servicio, y otros trabajadores escolares obtuvieron un aumento de $ 1,250”.[1]

De esto se puede deducir a simple vista que el ambiente de inestabilidad laboral será una variable de carácter permanente y que estos docentes que son aceptados para dicho intercambio se verán limitados en el reclamo de sus derechos y sin poder ser amparados por algún sindicato como los mencionados arriba, sin  dejar de contar, por supuesto, con el peligro inminente de ser víctima de una masacre a manos de un estudiante o del fuego cruzado en los salones de clase, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados la pacífica comunidad educativa norteamericana.

El verdadero intercambio en las sociedades socialistas

Cuando los trabajadores conquistaron el poder en Rusia, los Bolcheviques eran conscientes de la necesidad de avanzar hacia un nivel de desarrollo optimo de las fuerzas productivas que sentaran las bases de una sociedad socialista, es decir se necesitaban las bases materiales para poder pasar del reino de la necesidad y miseria en el que vivían la inmensa mayoría de la población, al reino de la libertad y aspiraciones superiores de los millones de obreros y campesinos de un país atrasado.

Para dar ese salto, Lenin y los Bolcheviques estaban dispuestos a dar algunas concesiones a los técnicos, ingenieros, arquitectos y todos los trabajadores cualificados que habían sido formados durante la dictadura zarista, y éstos podían tener un ingreso superior al resto de los trabajadores, en tanto estos mismos especialistas formaran a las capas de obreros que serían la punta de lanza para la generación de los bienes necesarios, y poder consolidar la revolución socialista, pero luego tendrían que aceptar las condiciones bajo las cuales la Revolución se imponía. De hecho, los Bolcheviques también esperaban una pronta victoria de la clase trabajadora en Alemania cuyo desarrollo industrial era el más fuerte de Europa para entonces. La idea de estos revolucionarios era plantear un intercambio dentro de la mayor igualdad posible entre los trabajadores cualificados de Alemania y los vastos recursos naturales de Rusia para poder avanzar vertiginosamente y extender la revolución socialista hacia el resto de los países. Pero los trabajadores alemanes no conquistaron el poder y Rusia quedó aislada del resto de Europa y tuvo que vérselas por su cuenta para desarrollar sus fuerzas productivas.

Esto era muy distinto a un “intercambio cultural y relación de mutuo beneficio” que proponen las naciones capitalistas desarrolladas con respecto a las subdesarrolladas, en este contexto no importa si la educación es la más optima y la que necesita el pueblo, más bien necesitan personal capacitado para suplir una demanda que no pueden satisfacer por su cuenta y al mismo tiempo invertir menos recursos al evitar conceder la plenitud de derechos que deberían conceder a su propia fuerza laboral.

[1] Trottier, Tom. Teachers Fight Back Against Austerity. April 16, 2018, Socialist Revolution.

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