Dante Alighieri: un militante de partido, un genio de las letras

Por Maritania Camargo

El pasado mes de septiembre se cumplieron 700 años de la muerte de Dante Alighieri, uno de los más grandes poetas de la literatura universal, considerado también padre de la lengua italiana. Para conmemorar este acontecimiento, publicamos este excelente artículo de Maritania Camargo sobre el genio florentino, que apareció en la revista América Socialista nº 19, de la Esquerda Marxista de Brasil.

En 2021 el mundo recuerda la vida y obra de Dante Alighieri, el mayor poeta italiano y, para muchos, el mayor poeta de todos los tiempos. El 13 o 14 de septiembre se cumplen setecientos años desde la muerte de Dante en su exilio en Rávena.

Es a partir de los textos de Dante, por ejemplo, que muchas de las imágenes de lo que supuestamente serían el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso se han consagrado y nos han llegado. Por tanto, es posible afirmar que Dante está en el imaginario popular de la humanidad, incluso para el más humilde de los hombres. Dante esculpe miles de imágenes envueltas en una gigantesca trama de su pasado, su presente y que se reordenan, se rehacen, y vuelven a dibujarse a lo largo de los siglos.

Durante los años de participación partidaria en el cuerpo de la comuna de Florencia, Dante fue partidario de los Güelfos, en la ciudad dividida en dos partidos, los Güelfos y los Gibelinos.

”… y así también nuestra ciudad quedó dividida, como la Italia toda, durante mucho tiempo, en Güelfos y Gibelinos”. (Maquiavelo, en Historia de Florencia)

En la secuencia de este pasaje, Maquiavelo coloca toda la división de la ciudad, enumera las poderosas familias que gobernaban la ciudad y el alineamiento político de cada una. Maquiavelo usa como fuente el Paraíso de Dante:

“Los que siguieron el partido Güelfo fueron los Buondelmonti, Nerli, Frescobaldi, Mozsi, Bardi, Pulci, Gherardini, Foraboschi, Bagnesi, Guidalotti, Sacchetti, Manieri, Lucardesi, Chiaramontesi, Importuni, Bostichi, TimahiSuizi, Timacti, Adudomini , Donati, Pazzi, della Bella, Ardinghi, Tebaldi, Cerchi. Del lado de los Gibelinos estaban Uberti, Manegli, Ubriachi, Fifanti, Amidei, Muddy, Malespini, Scolari, Guidi, Galli, Cappiardi, Lamberti, Soldanicri, Cipriani, Toschi, Amieri, Palermini, Migliorelli, Pigli, Brunelles, Cattani Agchi Caposacchi, Elisei, Abati, Tedaldini, Giuochi, Galigai. Además, ambas facciones seguidas por estas familias nobles cautivan a muchas familias del pueblo, corrompidas por la división”.

El escritor Alessandro Barbero cuenta, de memoria, una fábula de Florencia en la época de Dante, de un autor desconocido, relatada aquí, también de memoria:

“Una vez, en una plaza de Florencia, dos perros empezaron a pelear. La gente rápidamente se reunió en torno a la pelea de canes, nombraron a uno Güelfo y al otro Gibelino, y desde allí siguieron innumerables apuestas sobre quién sería el vencedor y conduciría al otro a la muerte. El pueblo se posicionaba y apostaba, tal era la rivalidad entre los dos partidos”. (Alessandro Barbero en Dante – traducción libre)

Cuando hablamos de tomar partido, también hablamos de luchar con las armas, de elegir un lado de la trinchera. Dante luchó en el frente en la Batalla de Campaldino con armadura, a caballo, en el lado Güelfo.

“Entre estos caballeros, y de hecho entre los ‘feditori’ alineados en la primera fila, estaba Dante. Está escrito en todos los manuales de literatura, pero ¿cómo lo sabemos? El primero en contarlo es el humanista Leonardo Bruni, quien en 1436, ya anciano, escribió la Vida de Dante. “La memoria de Campaldino aún estaba viva, ya que ese día había contribuido de manera decisiva a la hegemonía de Florencia en la Toscana”. (Íbidem)

Años más tarde, internamente, Dante fue parte de la tendencia Blanca de los Güelfos, que lo llevaría al exilio. El poeta militó, tomó partido, estuvo al frente de todas las grandes luchas de su tiempo. Fue alumno de los grandes clásicos: Homero, Ovidio, Horacio, Luciano, Virgilio, Aristóteles, Ptolomeo, Sócrates, Platón, Tales, Hipócrito, Galeano; es decir, poseía un conocimiento clásico que abarcaba todas las artes y las ciencias. Hombre de letras y pródigo de ingenio en el arte del habla, de la política, de la teología, de la caballería y de la guerra, como se puede apreciar en el conjunto de su obra. Es con él que aquello que entendemos por lengua italiana se hizo ampliamente conocido, de ahí el sobrenombre de “padre de la lengua italiana”. Boccaccio nos cuenta un poco sobre lo que significó Dante para la lengua italiana:

“Por él se mostró la gloria de la lengua florentina. Por él, toda la belleza de la lengua vulgar fue regulada de acuerdo con la regla de los números apropiados. Por él, se puede decir que la poesía muerta resucita”.

El Dante militante y hombre de partido no es una imagen muy común entre sus lectores, pero sin duda tiene una importancia indispensable. Un hombre extremadamente involucrado en su tiempo. Cuando se posicionó con una de las facciones Güelfas, fue exiliado, condenado a muerte, perseguido. En el exilio continuó la militancia partidaria y, de alguna manera, se puede decir que organizó a los exiliados en cuanto fue posible.

Todo apunta a creer que el comienzo del exilio fue también el comienzo, el soporte de su mayor obra, “La Comedia”, llevando a cabo lo que dijo Trotsky: “El ruiseñor de la poesía, como el pájaro de la sabiduría, la lechuza, no deja oír su canto hasta después del crepúsculo. De día, se agita, se afana, y tras el crepúsculo, el sentimiento y la razón vienen a hacer el balance de lo realizado”.

Dante combatió en defensa de sus convicciones hasta el final de sus días, en armas, en la tribuna o con su obra.

A los marxistas cabe aprender de lo mejor que ha producido la humanidad; en este sentido, conocer la obra de Dante y comprender qué impulsa a un hombre a clavar su historia a través de los siglos es responsabilidad de todos los que reivindican el marxismo. Trotsky, en la Rusia revolucionaria, luchó denodadamente para que pudieran desarrollarse todos los campos del conocimiento y del ingenio humano. Es con esta idea que todo el conocimiento debe ser un deseo. Es con el conocimiento, con la formación, que nuestra fuerza militante se transforma en combate vivo.

Sin embargo, conocer el trabajo de Dante no es una tarea fácil. Aquí hago una pequeña analogía. Imaginemos escalar una montaña, a veces fatigante, difícil, sin embargo, cuando estás en la cima de la montaña y puedes disfrutar de toda esa belleza, cuando ves el camino recorrido y todo lo aprendido, entonces la recompensa es innombrable. Este es el resultado de conocer la obra de este gigante de la literatura, el filósofo, el activista político, el hombre de letras: Dante Alighieri.

Dante nació en Florencia en 1265, no se sabe con certeza en qué mes o día, la imprecisión de los datos es común en relación al poeta; esto es porque la mayoría de los datos son tomados de la propia obra del escritor, a través de fechas, nombres, cálculos de aproximación, lo que dificulta la precisión. Por otro lado, la mayor parte de la obra de Alighieri es literatura, es decir, no son textos de fidelidad histórica, sino que están en el campo del arte, como afirma el propio poeta.

Cabe señalar que todavía eran medievales varios biógrafos que se dedicaron a la biografía de Dante, pero también hay diferencias allí. Para hacerse una idea del grado de dificultad con los datos, Leonardo Bruni, el más documental de los biógrafos de Dante en la Edad Media, de alguna manera descalifica a Boccaccio como biógrafo:

“Me pareció, sin embargo, examinándolo de nuevo en el presente, que nuestro Boccaccio, un hombre extremadamente dulce y gentil, escribió la vida y las costumbres de un poeta tan sublime como si escribiera el Filocolo, el Filostrato o la Fiammetta. Porque todo está lleno de amor, de suspiros y lágrimas ardientes, como si el hombre se encontrara solo en el mundo, para encontrarse en esos diez días amorosos que fueron narrados por mujeres enamoradas y jóvenes graciosos en las Cien Novelas. Y se inflama tanto en estas partes de amor que deja atrás y silencia las partes serias y sustanciales de la vida de Dante, recordando las cosas ligeras y silenciando las serias”.

En cualquier caso, hay un gran cúmulo de información, en comparación con cualquier otro hombre contemporáneo del escritor. Por cierto, como ya se mencionó, la obra de Dante se utilizó no solo para retomar su historia, sino también la historia de su tiempo, especialmente la de su amada ciudad, como en la “Historia de Florencia” de Maquiavelo, que utiliza la obra de Dante como fuente bibliográfica.

Dante fue conocido en vida como un gran poeta:

“Ya en 1321, las dos primeras partes de la ‘Comedia’ se habían transcrito y estaban disponibles para los lectores desde hacía algunos años, y Dante fue aclamado en la mayor parte de la Toscana como el mayor poeta de la región”. (en Dante, de R.W.B. Lewis)

Además de la obra monumental, La Divina Comedia, el poeta nos dejó una vasta producción, así como algunos textos que se perdieron y otros que fueron impugnados a lo largo del tiempo. Destaca su obra: Vida NuevaDe la elocuencia vulgarLa MonarquíaConvivencia, canciones y tratados.

Dante, un florentino de su tiempo

“¡Ah, desearía del organizador del universo que la razón de mi justificación nunca hubiese existido! Así, tampoco otros habrían cometido una falta contra mí, ni yo habría sufrido pena injustamente; pena, digo, de exilio y de pobreza. Después de haber complacido a los ciudadanos de la hija más bella y famosa de Roma, Florencia, me vi arrojado de su dulce seno, en el que nací y fui nutrido hasta la cúspide de mi vida, y en el que, con su buena paz, deseo con todo mi corazón descansar mi ánimo cansado y terminar el tiempo que me es dado…” (Convivencia – Tratado I)

La Florencia de Dante es una metrópoli con cerca de 100.000 habitantes, donde aproximadamente el 10% de la población está alfabetizada, un éxito para la época, siendo una comuna autónoma, es decir, con toda su estructura económica y jurídica independiente. Durante este período, la ciudad experimentó una gran expansión económica e industrial, especialmente en lanas y tejidos finos, con lo que se desarrolló el comercio y una burguesía bancaria. Florencia, incluso en ese momento, era conocida por tener una inmensa cantidad de trabajadores especializados. En 1252, la ciudad comenzó a acuñar el florín, una moneda de oro de 24 quilates y 3,5 gramos, el más elevado patrón de la época. El florín se convirtió en la moneda más fuerte de toda Europa en los siglos XIII y XIV. A finales del siglo XIII, su expansión estuvo marcada por la remodelación de la ciudad diseñada por el arquitecto Arnoldo di Cambio, un proyecto que amplió enormemente el perímetro de la ciudad. La Florencia de Dante fue el preludio de lo que sería la Florencia de Leonardo, como nos explica Alan Woods:

“El nuevo espíritu aparece no sólo en las artes visuales sino también en la literatura. El avance está personificado en la figura colosal de Dante Alighieri (1265-1321), que puede ser visto como el último escritor de la Edad Media y el primer escritor de la nueva era. Petrarca y Boccaccio fueron, junto con Dante, las mayores figuras literarias de ese período. En el Decamerón de Boccaccio, tenemos los gérmenes de la novela moderna”. (Alan Woods en Leonardo Da Vinci: artista, pensador y revolucionario)

Los primeros pasos de estudio del escritor fueron en Florencia, donde aprendió a leer, escribir (latín) y contar aun desde niño, pero se cree que fue a la Universidad de Bolonia.

A pesar de su grandeza, Florencia aún no era el escenario del arte consagrado en el siglo XIV. Dante solo conoció a Boecio y Cicerón, por ejemplo, de adulto, y todavía era común que fueran solo fragmentos de textos, dadas las dificultades de traducción y circulación. Pero Dante quería más y se fue en busca de estudios filosóficos. Evidentemente, tenía las condiciones económicas para eso, vivía de la renta y la usura que practicaba su hermano. Dante no participó mucho en el negocio familiar. Por lo que se sabe, a pesar de que solo disfrutó de los beneficios, fue condenado por usura durante la persecución y el destierro.

Dante fue un poeta, un hombre de letras, en una época en que la escritura tenía una dimensión gigantesca, ya que era tarea de pocos, o mejor dicho, posibilidad de pocos. Los poemas, libros, eran escritos, copiados (escribas) y discutidos, enviados a otros letrados y hechos públicos, pero este “público” estaba dentro de la pequeña élite letrada y adinerada. Por lo tanto, la propia idea de escritura debe entenderse de otra manera, ya que, hasta donde sabemos, el papel era algo caro y escaso. Un escritor no era cualquiera, él mismo era miembro de una élite.

El mundo letrado de Dante estaba rodeado por los artistas más famosos de la época, incluidos Brunetto Latini, Guido Cavalcanti, Giotto.

“’¿Estás aquí’, le pregunté, ‘señor Bruneto?’”

….

“Enséñame cómo el hombre se vuelve eterno

El agradecimiento, mientras viva, que te debo,

Sea patente en esto que ahora es externo”.

(Infierno, Canto XV -28 y 85)

Sobre la familia de Dante, todo es muy nebuloso, con pocos registros. De su padre se sabe que se ocupó del negocio familiar desde la década del 50 del siglo XIII, pero poco se sabe más allá de eso. Se estima que vivió hasta los dieciocho años de Dante. Hay pocos registros. Sobre su madre, menos aún. Se cree que Dante no tuvo contacto con ella, quien debió haber muerto al nacer. Barbero afirma que incluso el nombre de la madre, “Bella», es una casualidad, sabemos por un arbitraje de registros de matrimonio que fue un acuerdo económico.

“Y así conocemos el nombre de la madre de Dante, Monna Bella, sólo gracias a un arbitraje de 1332, que regula la división entre los hijos de Dante, Iacopo y Messer Piero como juez, y el tío Francesco”. (Alessandro Barbero, en Dante – traducción libre)

Pero es cierto que Dante provenía de una familia acomodada, no necesariamente noble, pero que le brindó una educación con todo lo que se podía tener en ese momento.

La nobleza de Dante es un tema muy discutido por sus biógrafos y por el propio poeta. En su primera poesía, de un joven Dante, la nobleza no es una cuestión de origen familiar, sino de aspectos morales, de virtud. Ya en el “Paraíso” esta idea cambia un poco. En el Canto XV / XVI, el poeta retoma sus orígenes “nobles” e incluso dice que la decadencia de Florencia se debe a la entrada de forasteros, pero el contexto de estos versos es de exilio y de un momento en el que Dante dependía de los favores de los señores de Verona, de Rávena.

En Florencia Dante creció, se casó, tuvo hijos, se convirtió en escritor, ensalzó a su gran musa Beatriz y, sobre todo, hizo política.

Es en Florencia donde Dante se convierte en una figura pública, rasgo determinante de toda su obra, sin duda alguna, y muy probablemente sin lo cual la “Comedia” no podría haberse escrito.[1] Dante formó parte de la vida de Florencia en una época convulsa, aquí podemos recordar dos observaciones históricas que iluminan lo que significó para Dante estar en el lugar correcto y participar activamente en la política florentina de aquellos tiempos, una lección para quienes creen que el arte puede florecer al margen de los trastornos sociales:

“Si hubo profetas y poetas adelantados a su tiempo, sólo significa que fueron capaces de expresar ciertas demandas de la evolución social con un poco menos de retraso que sus colegas”. (Trotsky, en Literatura y Revolución)

“Se puede objetar que el grado de influencia personal depende también del talento del individuo. Estamos de acuerdo. Pero el individuo no puede manifestar su talento a menos que ocupe la situación necesaria en la sociedad para poder hacerlo”. (Plejánov, en El papel del individuo en la historia)

La dialéctica actual entre la historia y el individuo nunca puede olvidarse, y Dante es un ejemplo extraordinario de ello.

La vida política del poeta es curiosa, elegante, fuerte, difícil. Dante era un ser humano gigante y estaba inmerso en su tiempo.

Consta que, ya en 1295, estaba inscrito en la Corporación de los Boticarios de Florencia. Aunque sus estudios también abarcaron medicina y farmacia, dado que el estudio de la filosofía en ese momento tenía este alcance, Dante no era médico ni farmacéutico, pero la corporación simpatizaba con los literatos y Dante fue inscrito como “Poeta Florentino”. Cabe señalar que estas corporaciones participaban activamente en la vida política y, en ese momento, este objetivo era muy explícito. Es en Florencia donde vemos una de las primeras corporaciones bancarias en este período. Allí aparecieron muchas corporaciones, obviamente vinculadas a los sectores más desarrollados.

Desde entonces hay una participación activa de Dante en la vida pública. Hay registros de que fue miembro del Consejo Especial de los Dirigentes de las 12 corporaciones más importantes y también de un discurso en el Consejo de los Cien. No hay muchos detalles, pero en 1300 Dante es elegido Priori, el cargo más alto de la república florentina en ese momento, su mandato era de dos meses. Dante estuvo oficialmente en la vida pública durante 5 o 6 años, fue miembro de la magistratura, fue uno de los muchos políticos que Florencia eligió en su comuna.

Pero lo que importa aquí fue la vida política de la Florencia de 1300, marcada por disputas entre Güelfos y Gibelinos, caracterizadas por la corrupción, la venganza y sangrientas batallas campales.

En la República de Florencia hubo muchas elecciones, comisiones, consejos. Una democracia algo complicada, pero también muy familiar para todos nosotros, Maquiavelo nos da algunos datos:

“Así, pronto surgieron partidos en Toscana, cuando los florentinos tomaron las armas contra el gobernador al servicio del emperador y, para privar a los Gibelinos del gobierno y controlar a los poderosos, establecieron una nueva forma administrativa. Corría el año 1282, y todas las Artes, como se les había concedido tener sus propias insignias y magistrados, eran muy reputadas; de allí, por su autoridad, ordenaron nombrar a tres ciudadanos, en lugar de catorce; que se llamaban Priori, permanecían dos meses en el gobierno de la república y podían ser populares o nobles mientras fueran comerciantes o miembros de las Artes”.

Barbero explica que en la Florencia de la época de Dante, la idea de que la oposición tuviera derecho a hablar era impensable.

Esto significa decir que si Dante era parte de un gobierno, entonces era miembro del partido que lo dirigía. Este registro solo vale para resaltar que, sí, Dante fue un Güelfo y luego un Güelfo Blanco.

Dante estaba en la vida pública, el gobierno era Güelfo y los Gibelinos fueron separados de la vida pública, perseguidos, exiliados.

Cuando Dante aún ejerce el poder público, vota para exiliar a una porción de Blancos y Negros,[2] este puesto le garantizará un número considerable de enemigos por el resto de su vida.

Dante, por un lado, tiene la visión teocéntrica del mundo, al igual que su época, por otro lado defiende que la iglesia y el imperio deben estar separados, por eso, defiende la independencia de poderes, muy bien justificada en “La Monarquía”, que era algo muy avanzado para 1300. El poeta señala la decadencia de los dirigentes de las dos “instituciones”, justamente sintiendo profundamente la decadencia de su tiempo y de todo un período histórico. La imagen que se puede construir de este hombre público es, de hecho, la de un hombre que no solo ejerce la autoridad, sino que piensa en su tiempo. No es difícil encontrar contradicciones en su obra, pero las supuestas contradicciones son la viva imagen de un hombre en movimiento y que extrae duras lecciones de las grandes convulsiones sociales de esos años de lucha.

Ocurre, sin embargo, que la histórica disputa entre Güelfos (a favor del Papado) y Gibelinos (a favor del Sacro Imperio Romano Germánico) desde 1300 en adelante, cuando los Güelfos se consolidaron en el régimen, toma el curso de nuevos acontecimientos. Ahora la verdadera disputa era qué familia banquera apoyaría a la Iglesia, es decir, qué familia Güelfa tendría que meter la mano en el bolsillo. Por tanto, los Güelfos se dividen en fracciones dentro del partido: Blancos y Negros. Dante está con los Blancos, es decir, con los banqueros Cerchi. Después de mucha disputa en las que no es posible profundizar aquí, los Negros prevalecen y comienza un período de cacería contra la fracción Blanca. Una vez más Florencia se ve sumergida en asaltos de casas, saqueos, torturas, iglesias devastadas, muertos, heridos; como dice el propio Dante, es la guerra civil. Los procesos se elaboran y las frases se ponen en práctica rápidamente. Cuando estalla la gran convulsión, Dante va en una misión como diplomático a Roma y nunca regresará a Florencia.

En el exilio, durante un tiempo, todavía ejerció mucha influencia política en Florencia, pero después de unos años también se distanció de los exiliados y se hizo conocido como el gran poeta Dante. Nunca se apartó de la vida política y la “Divina Comedia” es la prueba más completa de ello. Este es el período de madurez del escritor.

La Divina Comedia

“Y él, para mí, como maestro que conforta,

Líbrate de ese miedo circunspecto;

Aquí toda timidez está muerta»;

(Dante cuenta lo que Virgilio le dijo cuando entraron al infierno – Infierno, Canto III versículos 13 al 15)

La Divina Comedia, la obra de mayor envergadura de Dante, no está datada, pero todo indica que fue iniciada con el exilio y terminada muy cerca de la muerte del poeta en 1321. El poeta la denominó simplemente “Comedia», que en la división clásica de la literatura significa un género crítico, burlesco, que satiriza diversos aspectos de la sociedad. Más concretamente, en la división aristotélica, presente en la obra “Arte Poética», significa el arte de la imitación:

“De esto se sigue también que los dorios se atribuyen a sí mismos la invención de la tragedia y de la comedia; y los megarianos también se arrogan la invención de la comedia, como resultado de su régimen democrático; y además de éstos, los sicilianos también se consideran inventores de la comedia, ya que son compatriotas del poeta Epicarmo, que vivió mucho antes de Crónidas y de Magnete. La creación de la comedia también es reivindicada por los peloponesos, que invocan los nombres utilizados para denominarla con palabras de su dialecto, para argumentar que por eso la comedia es su invención.

“Hay géneros que utilizan todos los medios de expresión antes señalados; es decir, el ritmo, el canto, la métrica; también lo hacen los autores de ditirambos, de nomos, de tragedias, de comedias; la diferencia entre ellos en el empleo de estos medios en conjunto o por separado.

“Tales son las diferencias entre las artes que proponen la imitación.

“Cuando surgieron la tragedia y la comedia, los poetas, en función de sus temperamentos individuales, se volvieron hacia una u otra de estas formas; algunos pasaron del yambo a la comedia, otros de la épica a la representación de tragedias, porque estos dos géneros superaron a los anteriores en importancia y consideración”.

El complemento “Divina” fue agregado por Boccaccio, quien además de realizar la primera biografía de Dante, estudió la “Comedia” y la recitó públicamente, por lo que la obra se difundió ampliamente y se conoció como “La Divina Comedia”.

La Comedia está compuesta por tres libros en verso: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Cada libro está compuesto por 33 cantos metrificados en versos endecasílabos (11 sílabas) y rimas en el esquema ABA BCB CDC. En el Infierno hay un canto más, considerado un prólogo, propio de la construcción clásica explicada por Aristóteles.

Toda estructura numérica está basada en el número 3, una alusión a las creencias cristianas predominantes. La cosmología que se utiliza en la obra, por tanto, es la herencia filosófica que pertenece a Aristóteles y Ptolomeo.

Sin duda, la obra es una recopilación de todo lo que Dante logró acumular de los procesos históricos, políticos, científicos, artísticos a los que tuvo acceso. Un mapa profundo del siglo XIII y principios del XIV, una enciclopedia de la historia y de todos los valores morales presentes en ese momento.

Hay muchos aspectos revolucionarios en la obra. El primero, como está escrito en dialecto toscano y no en latín, esto en sí mismo es un salto, ya que sería posible que la comprendiera un número mucho mayor de personas. Otro aspecto: la obra es una enciclopedia histórica y, al mismo tiempo, con un espléndido valor estético, la Comedia es considerada una de las obras escritas más bellas jamás producidas por la humanidad. Hay otros innumerables aspectos, pero pasemos ahora a la trama de la obra.

La Divina Comedia cuenta la historia del viaje de Dante, o quizás el viaje de cualquier hombre, siendo Dante la personificación de millones de hombres de su tiempo.

Cuando comienza, Dante se pierde en la selva oscura (Infierno). La tentativa de salir de este lugar, subir a la montaña que está a la vista (Purgatorio) y encontrar la luz del Sol (Paraíso), es impedida por tres fieras (la hipótesis más defendida es que las fieras son una alusión a los pecados capitales). En este momento, Dante ve la figura de Virgilio, un poeta latino, que será su guía en el Infierno y el Purgatorio. Virgilio (razón, ciencia) fue enviado por Beatriz (subjetividad, Dios), la gran musa de Dante. Para Dante, la liberación del pecado, para él o para toda la humanidad, necesita de guías, necesita de aprendizaje.

A partir de ahí comienza el viaje propuesto por Virgilio, es una búsqueda para llegar al Paraíso, un viaje para buscar el aprendizaje y encontrar la luz. En este viaje Dante se enfrentará, en el Infierno, con todos los problemas, todo el mal distribuido por entre los círculos, habrá innumerables personajes históricos, desde los paganos Platón y Sócrates, pasando por los tiranos, traficantes e incluso los que traicionan por amor, como Paolo y Francesca.

“Desde el círculo primero fui descendiendo

Al segundo, donde el espacio se restringe,

Y crecer el dolor, en gritos irrumpiendo

Ahí está Minos que se ríe horriblemente;

las culpas examina ya en la entrada,

Juzga y despacha sobre la marcha”.

En el Purgatorio, comprenderá cómo es posible la purificación y finalmente en el Paraíso encontrará la purificación.

Dante, en la carta enviada al cardenal Cangrande della Scala, afirma que escribió La Divina Comedia con el objetivo de narrar a la humanidad todo aquello que aprendió, y de sacar a los hombres de la miseria humana.

Sería posible pasar meses leyendo solo un Canto de la Comedia y analizarlo, tales son las posibilidades que nos brinda, pero el objetivo aquí no es querer analizar la obra de Dante en su conjunto y mucho menos resumirla, el simple objetivo es rendir homenaje al gran poeta Florentino y con este homenaje decir a nuestros lectores, como decía Terencio y repetía Marx, que nada humano nos es ajeno, y mucho menos el arte puede sernos ajeno.

El arte atraviesa el tiempo, Dante atraviesa el tiempo

“Un clásico es un libro que nunca terminó de decir lo que tenía que decir”.

“Los clásicos son aquellos libros que nos han llegado trayendo consigo las huellas de las lecturas que precedieron a las nuestras y, detrás de ellas, las huellas que dejaron en la cultura o culturas que atravesaron (o más simplemente, en el idioma o en las costumbres)”. (Ítalo Calvino)

Dante produjo obras de la magnitud que explica Calvino, en particular “La Comedia”, una obra que engloba estas dos características con destreza, que ha atravesado el tiempo y se ha transformado, la chispa que impregna los siglos, como quería Dante.

Cuando pensamos que todo está dicho sobre La Divina Comedia, se vuelve a empezar, ya sea en su influencia sobre otros textos y autores, ya sea en la escultura, la pintura, el cómic, el cine o en las más variadas expresiones del arte. De Botticelli a Delacroix; de Doré a la animación Coco, de Stefano Ricci a las Puertas del Infierno de Rodin, de la sinfonía de Dante de Franz Liszt a Belchior. Son tantas las obras, que se necesitarían cientos de páginas solo para explicar la inmensidad de reinterpretaciones que alimentan Dante y La Divina Comedia.

Aquí elegiré tres obras, de gusto personal, para que podamos entender el significado de Dante en otras artes.

El francés Gustavo Doré (1832-1883), sin duda uno de los más grandes ilustradores de todos los tiempos, dio vida a varias partes de la Comedia, como lo hizo con otros clásicos como Don Quijote, por ejemplo. Ilustraciones que se suman a la obra, que dilucidan, que reinician cada verso, al compás de lo que el poeta Octavio Paz llama la armonía entre el arco y la lira o del poema y de la poesía.

En el siglo XIX, Rodin inmortalizó en escultura la obra “La Divina Comedia” con sus Puertas del infierno. Rodin ya había creado “El pensador», una obra que, según todos los indicios, es el mismo Dante. La Puerta del Infierno, originalmente “La Porte de l’Enfer», se completó en 1917, después de más de 30 años de trabajo (1880-1917).

Franz Liszt (1811 – 1886) fue uno de los más grandes compositores del siglo XIX y trató en música de componer la belleza de La Divina Comedia. Las reinterpretaciones de la obra de Dante no viven solo de flores. En el caso de esta sinfonía, hay varias discusiones sobre la calidad de la música. Las críticas son recurrentes en el mundo de la música clásica en relación a varios aspectos, pero especialmente a la incapacidad de Liszt para retratar el Paraíso. La obra estuvo dedicada a Wagner, a quien Liszt compara con Virgilio como su guía en la música. Wagner no quiere el Paraíso e incluso en diálogo con Franz, enfatiza que el Paraíso de Dante es la parte más débil de la obra. El compositor y crítico musical Jonathan Blumhofer es categórico:

“No hay forma de evitar el hecho de que la Sinfonía Dante de Franz Liszt es una pieza problemática. Primero, está la cuestión de si es realmente una sinfonía”.

Pasando por estas pequeñas curiosidades y reafirmando que habría cientos más, hay que señalar que Dante llega a nuestra época como uno de los poetas que influyó en todos los siglos posteriores y en todas las artes, un gigante de la historia. Tal hazaña en las letras se logró porque el poeta estaba íntimamente ligado a las luchas de su tiempo y, por otro lado, estaba un paso por delante de la pequeñez que rige la vida cotidiana de los individuos. Dante quiso dejarle algo a la humanidad y lo logró, para que nosotros podamos hacer lo mismo.

El poeta nunca regresó a Florencia, murió en Rávena víctima, muy probablemente, de malaria, a la edad de 56 años y su obra está por ahí:

“y hagas mi lengua tan potente

que una chispa solo de tu gloria

se pueda dejar a la futura gente”

(Paraíso, Canto XXXIII -70)

“Salimos por allí, a volver a mirar estrellas”

(Fin del Infierno).

Referencias:

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TROTSKY, León. Literatura y revolución. Traducción: Luiz Alberto Moniz Bandeira. Río de Janeiro: Jorge Zahar, 2007.

WOODS, Alan. Leonardo Da Vinci: artista, pensador y revolucionario. Esquerda Marxista, 2020. Disponible en: https://www.marxismo.org.br/leonardo-da-vinci-artista-pensador-e-revolucionario-2/ Acceso: 15 de septiembre de 2021.

Artículo original: Dante Alighieri: um militante partidário, um gênio das letras – Maritania Camargo (Revista América Socialista 19, Brasil) – Setembro 2021

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