Crónica: Conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular de las Américas

El pasado martes 12 de octubre en las instalaciones de la Escuela Popular de Formación Sindical se realizó un acto en conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular de las Américas, organizado por diferentes organizaciones y sindicatos. Esta actividad representa el rechazo a la festividad tradicional del “Día de la Raza”, cuyo fin es homenajear la hispanidad, lo cual se traduce en un festejo al colonialismo y la opresión étnica.

Se dio inicio con un breve ritual indígena para dar paso a la ponencia principal dirigida por un miembro del Consejo Sindical Indígena y Afrodescendiente.  El primer punto fue explicar el porqué del Día de la Resistencia Indígena; esto implica remontarse al 2002 cuando en Venezuela es decretado el “Día de la Resistencia Indígena” como forma de reivindicar las luchas indígenas durante el período de colonización de América y fomentar el reconocimiento a dichos pueblos que siguen luchando en diferentes espacios. Por tanto, se conmemora el 12 de octubre como un reconocimiento a las luchas de los pueblos originarios y un señalamiento a los atropellos que estos padecieron y siguen padeciendo en la actualidad por su condición étnica.

En El Salvador en particular la práctica se retoma desde las propias comunidades indígenas, organizaciones populares y otros grupos afines que se solidarizan y toman parte de la lucha contra la opresión. Es en el 2013 cuando se retoma la conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular de las Américas, reconociendo no sólo las luchas de los pueblos originarios de la actual América, sino también de la población afrodescendiente que pasó mucho más invisibilizada incluso que la indígena; se incluye además a los sectores populares y campesinos.

Durante muchos años se ha negado al indígena en El Salvador, pero se ha hecho de forma más severa con la herencia africana; desde la visión despectiva incluso de académicos (como David J. Guzmán que veía a la población afrodescendiente como irrelevante y desgraciada) hasta los intentos de “limpieza étnica” (como la promovida por el dictador Hernández Martínez) y más recientemente en el 2005 se afirmó que “no existe población negra en El Salvador por ser el único país de Centroamérica que no posee costas en el Mar Caribe” en un informe del Gobierno de El Salvador presentado en la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas. Según los registros históricos, la población africana llega al país en calidad de esclavos que serían utilizados mayormente en la producción del añil y la actividad minera desde el siglo XVI, hasta la abolición de la esclavitud en 1824 y en la actualidad se estima, según datos del último censo poblacional, que existen más de 7,000 salvadoreños que abiertamente se identifican como afrodescendientes, un número menor en relación a otros países de Centroamérica, pero que no justifica la negación al reconocimiento de este grupo étnico.

Para el caso de los indígenas, se han dado pasos adelante como la reforma al artículo 63 de la Constitución Política en donde se les reconoce como un grupo étnico existente. Sin embargo, aun enfrentan problemas más graves: se calcula que el 38.3% de la población indígena se encuentra en extrema pobreza, el 61.1% en la pobreza y apenas 0.6% puede cubrir sus necesidades básicas sin mayores problemas. De igual manera destaca la destrucción de sitios sagrados como Tacuscalco y la contaminación del río Ceniza y más recientemente se encuentra amenazado el río Sensunapán por la construcción de la octava presa hidroeléctrica, pese a que dicho río ya se encuentra bajo estrés hídrico debido a la sobrecarga de extracción de agua.

Podemos concluir que este tipo de actividades conmemorativas son enriquecedoras, en tanto que sirven como un recordatorio sobre nuestras diferencias y las luchas que se desprenden de ellas. Pero es importante señalar que estas diferencias no deben en ningún momento ser motivo de aislamiento o exclusión entre los diferentes colectivos en lucha. Deben en su lugar movernos a buscar la unidad contra el opresor y contra el sistema clasista cuya máxima expresión es el capitalismo, sistema que perpetua el racismo, la xenofobia, el sexismo, la destrucción del medioambiente y demás formas de violencia contra las que debemos combatir.

 

 

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