Critica marxista a la obra “Ser y Tiempo” de Martín Heidegger

Cuando se plantea una crítica teórica no se debe esta sojuzgar a cuestiones subjetivas, mucho menos a un dogmatismo teórico. Esta crítica debe partir de las condiciones concretas, de la objetividad que pueda pretender, de la terrenalidad que plantea el pensamiento a criticar, Marx lo planteaba en la segunda tesis sobre Feuerbach:

Cuando se plantea una crítica teórica no se debe esta sojuzgar a cuestiones subjetivas, mucho menos a un dogmatismo teórico. Esta crítica debe partir de las condiciones concretas, de la objetividad que pueda pretender, de la terrenalidad que plantea el pensamiento a criticar, Marx lo planteaba en la segunda tesis sobre Feuerbach:

El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.”

Cuando se habla de la ontología, que busca los rasgos del ser y que llego a su punto culmine con Heidegger, debemos decir que en la abstracción del planteamiento de Heidegger, se encuentran tantos rasgos aporéticos que, a la hora de buscar una finalidad práctica a su planteamiento, solo se encuentra pura subjetividad. Ya que la exaltación del ser, la búsqueda del desplazamiento supremo del hombre, por sus rasgos internos se ve limitada directamente por las condiciones concretas de la realidad. No se puede buscar tal utópico en el ser, si este mismo esta esclavizado a sus condiciones objetivas, plantear la búsqueda del ser es buscar la perpetuación de la esclavitud. Theodor Adorno es preciso en este caso cuando dice:

“Lo que el filosofar ontológico trata de despertar, por así decir, mediante un conjuro, lo minan, sin embargo, proceso reales, la producción y reproducción de la vida social".[1]

La ontología, como fiel hermana y fundamento de la religión, busca la emancipación más allá de lo concreto, en el ideal de lo que puede ser y debe ser, no planteando en primera plana la práctica emancipadora. Lenin decía que “No existe práctica revolucionaria, sin teoría revolucionaria”, esta relación completamente dialéctica, plantea sin subterfugios lo que Heidegger querrá argumentar saliendo de una contradicción a otra. En una de sus más afamadas obras, “Ser y Tiempo”, Heidegger pretende establecer la relación entre el ser y el ente, lo que no comprende o no pretendió plantear, fue que el ser sin ente no puede existir; plantea al ser como el culmine del ente, fuera de la extensión concreta, y al ente como la materialidad del ser. Cuando Heidegger pretende pasar su pensamiento como objetivo, solo demuestra su idealismo fenomenológico a lo Husserl. La abstracción en Heidegger solo busca solucionar sus aporéticos implícitos en su obra, pero un estudio detallado y esforzado demuestra el propósito y la falsedad del idealismo en su pensamiento, esto se comprueba en lo siguiente:

Primero, los subterfugios solo ocultan el propósito de apaciguar el espíritu revolucionario de las masas, recordemos el contexto histórico en que surge su obra, durante la segunda guerra mundial, cuando él ya había optado por unirse al tercer Reich. Por medio de su obra plantea un desvió a la realidad concreta, tratando de mostrar un camino de acceso al ser, es decir, un idealismo ingenuo.

Segundo, al concepto ser no le atribuye realidad concreta. Cada concepto al surgir debe poseer una condición real para su aplicabilidad, su pensamiento puede ser válido desde la lógica aristotélica, no importa la conclusión, media vez el silogismo haya sido planteado correctamente y si su pensamiento en cierto momento es válido aunque no signifique que sea verdadero. Sin embargo, la verdad de un pensamiento se demuestra, como Marx lo planteo en la segunda tesis, en la práctica real del mismo. El orden preposicional de ente y ser, y por lo tanto la liberación ideal del hombre es completamente válida pero no significa que sea verdadera.

La mayor carencia de la ontología nueva, es que no propone o no pretende proponer una autorreflexión[2], en el momento de auto reflexionar, se percataría de sus carencias y vacíos existentes alrededor de sus planteamientos. El marxismo no pretende ser imparcial en los aspectos teóricos que produce, cada aspecto teórico del marxismo busca tener aplicabilidad práctica, y su objetividad se basa en que esa práctica que será ejecutada por la mayoría desposeída[3]. Esto no significa ser unos empiristas vulgares, pretender que solo el pensar práctico es útil, sería un completo absurdo. El marxismo es teórico y práctico, y su origen teórico se basa en la observación de la realidad concreta. Esta es la mayor carencia de Heidegger, su pensar, en cuanto pensamiento abstracto, no observa la realidad, si no que se desprende de esta, para proponer, algo desde, su pensar “totalmente nuevo”. Pero revisando detalladamente se hace evidente que su innovador pensamiento solamente es la repetición de antiguas filosofías, lo que sí de innovador es que ya no plantea solo el ser, o la idea absoluta, sino además pretende establecer el ente como intermediario de estos. A saber que el concepto surge de la atribución cualitativa y cuantitativa de algo concreto en sí, la concepción del ente no se encuentra en su obra, en ningún momento plantea de dónde surge su carácter conceptual.

“Heidegger saca beneficio de lo todo lo que debe. El hecho de no ser ni un hecho ni un concepto exime al ser y al ente de crítica. Se agarre está a lo que se agarre, será despachado como un malentendido”.[4]

El no atribuir una realidad observable y concreta hace que cualquier partidario de Heidegger diga, “ustedes no han comprendido la dimensión del pensar de él”, correcto, pero es solo porque su pensar carece de dimensión como tal. La dimensión de su idealidad plantea una dimensión pero del más allá, el ser feliz al acceder al ente, no elimina la miseria concreta. Es como los argumentos de la religión, no importa la miseria actual, en el mas allá (léase en el ser) se encontrará el consuelo necesario y justo.

Nadie negara que para proceder a una argumentación que toma un concepto como atribución a una materialidad, algo que Heidegger no realiza, se parte de una cosa, ayudando a Heidegger un poco, digamos que lo que él considera como la cosa para argumentar es el ser o el ente, no existe una delimitación clara entre ambos, pero para tal procedimiento se necesita un método, un método tomar en serio la argumentación, ya sea por simple inducción o deducción. Pero Heidegger en su argumentación carece de método, y la cosa, el ente o el ser, que toma para argumentar se le escapa de las manos, por no poderla sujetar con un método, y a la vez por ser algo inmaterial, es como querer tomar un fantasma entre las manos, algo difícil de realizar, cayendo en cuenta si se pudiera o si existiera tal fantasma.

El marxismo por su parte procede con un método, no con la pretensión de uno, el materialismo dialéctico es el método del marxismo. El humano en sus avances intelectuales crea los métodos para apercibir de mejor forma la realidad, Heidegger carece de esto, y por eso su realidad, como él la percibe es una realidad fantasmagórica, en donde no existe concreción y que si bien critica los procesos de racionalización a lo Weber, solo que Heidegger le llama técnica, no propone una alternativa material, propone un ideal, retrocediendo abruptamente en los aportes filosóficos anteriores.

Hay que decir que para los jóvenes intelectuales este tipo de pensamiento impacta, y en el mundo intelectual se considera a Heidegger aún incomprendido, porque su obra no plantea la posibilidad de comprender la maraña que argumenta. Los jóvenes al leer a tales autores se dejan llevar rápidamente, pero no siempre el pensar planteado como original lo es, la juventud es revolucionaria como tal, pero tales pensares denotan la reproducción de la ideología burguesa, que no busca la emancipación más que en ideales. Convirtiendo a la juventud con toda su potencialidad de aportar a la lucha del proletariado, inerte y estática, es decir poco combativa o nula, por eso es una necesidad leer la teoría del socialismo científico, que posee una terrenalidad de aplicabilidad, y solo de esta forma no necesitaremos acceder al ser, más bien el ser será posible si emancipamos nuestras condiciones reales y concretas.

 

 

Bibliografía:

Ser y tiempo (1927), Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1951. Traducción de José Gaos 

Dialéctica negativa. La jerga de la autenticidad (Ediciones Akal, 2005)

Tesis sobre Feuerbach, Carl Marx

Escritos sociológicos I (Ediciones Akal, 2005)



[1] Si bien es cierto Adorno formó parte de la Escuela de Frankfurt, esto no le resta importancia a algunos pasajes teóricos de su obra, pasajes que plantean su materialismo dialéctico como tal.

[2] Dialéctica de la Negativa, Theodor Adorno

[3] El marxismo cree que todo aporte teórico de la ciencia es bienvenido, siempre y cuando ayude a la emancipación de los desposeídos, no obstante no significa que la teoría se vuelve sirvienta de la practica.

[4] Ibid.

 

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