Alemania, Colonia: Contra el racismo y el sexismo – la necesidad de la unidad de clase

En la víspera de Año Nuevo, se hicieron más de quinientos informes de abuso y acoso a la policía en Colonia. No hay mucha claridad respecto a  lo que sucedió exactamente. Ya  que nunca podremos  obtener una imagen clara de los acontecimientos, dada la forma en que los sucesos de Colonia ya han  sido absorbidos por la propaganda de la derecha racista.

En la víspera de Año Nuevo, se hicieron más de quinientos informes de abuso y acoso a la policía en Colonia. No hay mucha claridad respecto a  lo que sucedió exactamente. Ya  que nunca podremos  obtener una imagen clara de los acontecimientos, dada la forma en que los sucesos de Colonia ya han  sido absorbidos por la propaganda de la derecha racista.

Parece que no hay duda que ha habido agresiones sexuales en la víspera de Año Nuevo en Colonia. Condenamos absolutamente todos estos ataques en Colonia, al igual que condenamos todos los ataques sexuales. Estos no son en ningún caso actos aislados, sino que son una constante en la vida cotidiana hoy en día en toda Europa.

Sin embargo, los asaltos en Colonia sólo se convirtieron en una historia en los medios de comunicación debido a que los autores que se reportaron eran refugiados o inmigrantes. Por tanto, cualquier debate sobre la violencia contra las mujeres ha sido completamente ahogado con la propaganda racista. La derecha es cínica con el dolor y el sufrimiento de las víctimas ya que  siembra divisiones dentro de la clase obrera. Toda su hipocresía es revelada por el hecho de que la violación y el abuso sexual normalmente se ocultan cuando están involucrados los no inmigrantes.

Los que ganan con esta historia son las capas más reaccionarias de la sociedad: las organizaciones de extrema derecha como Pegida, el derechista partido populista alemán AfD, y la clase dominante alemana y europea  de la élite política. Mientras tanto los fundamentalistas islámicos se lanzarán a la búsqueda de más reclutas entre una capa de jóvenes musulmanes, frustrados por otra ola de ataques de propaganda racistas contra ellos.

En Calais, en Lesbos, en la frontera con Hungría, las personas son hacinadas bajo las condiciones más inhumanas. En las ciudades europeas los musulmanes son atacados en las calles y los policías son racistas sin conciencia. Al tratar a los seres humanos como animales, el sistema los embrutece y crear las condiciones que pueden provocar acciones indignas de los seres humanos. No hay duda de que habrá más historias sobre crímenes cometidos por los refugiados mientras existan estas condiciones. Será una prueba para la izquierda para que proponga  una perspectiva de clase en contra del racismo y el sexismo.

Rechazar la demagogia de la derecha

Colonia fue un regalo de propaganda para una capa de capitalistas de Europa, que están tratando de desviar la atención de la clase obrera con respecto a la crisis y sus políticas de austeridad impopulares usando a los refugiados como chivos expiatorios. Utilizan historias como la de Colonia para justificar sus políticas brutales sobre los refugiados y el cierre de fronteras. Los medios de comunicación se apoderaron inmediatamente de la historia. El ala derecha  demanda  mayores ataques contra los refugiados. El hecho que había mujeres que habían sido agredidas fue completamente sumergido en la histeria anti-inmigrante y reducido a una nota al margen.

La izquierda ha sido incapaz de hablar claramente acerca de lo que sucede en Colonia con una perspectiva de clase, ya que están paralizados por el feminismo pequeño burgués. Como consecuencia, se ignora por completo las clases y  reproducen la idea reaccionaria del choque de "culturas". Se pinta un cuadro de  hombres sexistas y culturalmente atrasados del Medio Oriente. Es decir, una imagen de los refugiados que vienen aquí catalogados como "peligrosos".

En Dinamarca un sector de la izquierda se pasa al vagón de la  derecha y exige políticas de asilo más estrictas. La otra parte, ejemplificada por la Alianza Roja-Verde, sugiere que los refugiados se les debe enseñar sobre la cultura "danesa" de manera que puedan adquirir "una mente abierta e igualdad" por el gobierno danés (!) Ambos terminan siendo los emisarios de la derecha.

Las mujeres trabajadoras en Europa no disfrutan de "una mente abierta e igualdad". Si  dejamos  la cuestión de la desigualdad de remuneración, las regulaciones de licencia parental, etc., a un lado, el sexismo sigue siendo un problema importante. El acoso sexual y el abuso en el lugar de trabajo y en el hogar, es una parte de la vida cotidiana de las mujeres y  hablar sobre ello es un tabú.

Un ejemplo para ilustrar los problemas que aún existen: poco después de Año Nuevo y unos días antes del suceso de Colonia fue cuando realmente comenzó a dominar los medios de comunicación, la empresa danesa de Radiodifusión (DR) mostró el documental "Fui Violada" El documental es acerca de una mujer de veinticinco años de edad, que cuenta cómo fue violada por tres hombres en un coche después de una fiesta de Navidad. Los tres fueron posteriormente absueltos porque era un caso de declaración de uno en contra de otro. Los tres hombres afirmaron que la mujer consintió. La historia no logró mucho eco en los medios. Ya que no se hace referencia al origen étnico de los perpetradores, se debe suponer que eran daneses.

En relación con el documental, se supo que un estimado de 4.000 casos de violación o intento de violación se producen cada año en Dinamarca. De ellos sólo alrededor de 400 son reportados a la policía, según cifras oficiales. Estas cifras, por cierto, son demasiado bajas ya que la policía, de acuerdo con la Fiscalía General, ha registrado los casos de forma incorrecta.

Luego están las innumerables historias acerca de cómo las mujeres que denuncian una violación son tratadas por la policía. Sólo alrededor de 145 de los casos denunciados a la policía terminan en una acusación. De éstos, sólo unos cincuenta terminan en una condena, es decir, sólo un 1,25 por ciento (!) de las supuestas violaciones. Esa historia no fue una gran noticia.

 

Es obvio que las condiciones de las mujeres son mucho mejores en Dinamarca y Europa que en países como Pakistán, Irán o Arabia Saudita. El porcentaje de mujeres que denuncian la violencia es más alto de África (45,6%), el segundo más alto en el sudeste de Asia (40,2%) y el más bajo en Europa (27,2%). A nivel mundial, más de un tercio (35,6%) de todas las mujeres mayores de 15 años experimentaron violencia física y/o sexual por parte de su pareja o por alguien que no era su pareja, según un informe de la OMS a partir del 2013. Además de esto, por supuesto, están todos los casos no denunciados.

Feminismo

En los últimos años el feminismo ha tenido una especie de renacimiento. Muchas de las personas que se consideran  a sí mismas como feministas quieren un mundo de igualdad, un objetivo con el que estamos totalmente de acuerdo. Pero a medida en que los acontecimientos similares a los de Colonia muestran una vez más el problema del feminismo pequeño burgués o sea su separación de la lucha de clases, y por lo tanto se presta para fines reaccionarios. A su forma de ver el sexismo se basa en una cuestión de cultura y de  moralidad más que una cuestión de las condiciones sociales y del movimiento de la clase trabajadora.

El feminismo fue explotado y puesto a  la cabeza  del vagón del ala derecha cuando Afganistán e Irak necesitaban ser invadidos. Exactamente de la misma forma como el feminismo es enganchado al vagón de la derecha hoy con el fin de demonizar a los refugiados y los inmigrantes.

La opresión de la mujer no es una condición de los hombres del Oriente Medio. Marx y Engels se refirieron  al socialista utópico francés y filósofo Charles Fourier, quien dijo que "el progreso humano siempre se puede determinar por el progreso de las mujeres hacia la libertad." Mientras la opresión y las clases han existido, la opresión de las mujeres ha existido. Que la situación de las mujeres sigue siendo tan horrible y atrasada en algunas partes del mundo se debe a la opresión capitalista e imperialista; particularmente en lugares donde las fallidas revoluciones sociales han terminado en dictaduras reaccionarias y  condiciones sociales miserables.

En Afganistán, las condiciones bárbaras para las mujeres son un resultado directo de la injerencia del imperialismo occidental para derrotar a la Revolución Saur, al apoyar a los grupos islamistas como los muyahidines.

La Revolución de Saur en 1978 introdujo, entre otras cosas, "el decreto no. 7" "para garantizar la igualdad de derechos para las mujeres y los hombres en el ámbito civil y eliminar las relaciones feudales patriarcales injustas entre marido y mujer”. La revolución ilegalizó el hecho de que las  chicas se casaran a cambio de dinero y bienes, así como el matrimonio forzado. Se fijó la edad para el compromiso y el matrimonio a los 16 años para las mujeres y 18 para los hombres, esto prohibió efectivamente el matrimonio infantil.

 

A partir de esto se puede ver que la opresión de la mujer no se construyó en la "cultura" de Afganistán. Las condiciones reaccionarias y de barbarie en Afganistán hoy en día son el resultado directo de la intervención occidental para derrocar el régimen creado por la revolución Saur, sustituyéndolo por el régimen bárbaro de los talibanes.

En Egipto la Primavera Árabe trajo a hombres y mujeres a la batalla contra Mubarak. A través de la lucha común las barreras entre los sexos se rompieron en un país donde más de cuatro de cada cinco mujeres han sido asaltadas sexualmente durante sus vidas.

"En la plaza [Tahrir], había personas de diferentes clases, tanto hombres como mujeres, mezclándose, hablando y debatiendo. Ellos [los hombres] estaban viendo que las mujeres son fuertes, que puedan valerse por sí mismas. Ellos estaban viendo que las mujeres trabajan duro para la revolución, que conducían  protestas, y su respuesta [sin ninguna duda] es su manera de decir: "Yo te respeto ‘", explicó la señora Hassan directora de la del Centro de Estudios Feministas Nazra en El Cairo. Esa situación cambió de nuevo tan pronto como la reacción utilizó  la táctica de divide y vencerás de  ataques organizados contra las mujeres y las minorías religiosas.

El racismo y el sexismo son herramientas de la clase dominante, para dividir a la clase obrera. La izquierda debe luchar contra estas divisiones en líneas de  sexo y raza, pero eso también significa una lucha contra las ideas reaccionarias sobre el "choque de civilizaciones". La lucha contra el sistema que crea y sostiene la opresión, el racismo y el sexismo, es una lucha por la clase obrera de todo el mundo, independientemente de su nacionalidad y religión.

El revolucionario ruso León Trotsky describe en la siguiente cita lo que separa a los bolcheviques revolucionarios de los "humanistas" liberales con  "buenas intenciones". Él lo describe como la diferencia entre estar de pie en el marco de la lucha de clases a hablar de los derechos y deberes de los oprimidos, mientras que los bolcheviques hacen lo que pueden para organizar a la clase obrera a través de fronteras y "culturas" en una lucha sin cuartel contra el sistema sí mismo.

"Lo que caracteriza al bolchevismo sobre la cuestión nacional es que en su actitud hacia las naciones oprimidas, incluso las más atrasadas,  los considera no sólo el objeto sino también el tema de la política. El  bolchevismo no se limita a reconocer su "derecho" a la autodeterminación y a protestas parlamentarias contra el pisoteo sobre este derecho. El bolchevismo penetra en el medio de las naciones oprimidas; les levanta contra sus opresores;  ata su lucha con la lucha del proletariado en los países capitalistas; instruye a los oprimidos chinos, hindúes o árabes  en el arte de la insurrección y asume toda la responsabilidad de este trabajo en la cara de los civilizados verdugos. Aquí sólo el bolchevismo da el inicio, es decir, el marxismo revolucionario en acción. Todo lo que no pasa por encima de este límite se mantiene como centrismo. "(Trotsky, ¿Y ahora qué, preguntas vitales para el proletariado alemán, 1932)

No es la cultura que crea la opresión de las mujeres y el acoso sexual, es la situación social. Un mundo en el que se trata a la mayoría de la humanidad de manera inhumana se desembocará siempre en racismo y sexismo. La lucha contra la opresión y por la emancipación de la mujer no puede ser combatida bajo la bandera feminista, que separa la opresión y el abuso de la lucha social y de clase.

La lucha contra la violencia sexual, como en Colonia, no  puede separase  de la lucha contra el capitalismo. Toda postura y enseñanza sobre  la  "amplitud de miras" Occidental ayuda a legitimar el capitalismo  en su forma más "Occidental".

Lo que se requiere es exponer que los gobiernos capitalistas occidentales son los principales responsables por el sistema y las políticas que crean condiciones inhumanas de barbarie en todo el mundo. El capitalismo está en un callejón sin salida. El mayor número de personas que desde la Segunda Guerra Mundial se ven obligadas a huir en las condiciones más bárbaras es sintomático de esto.

Los refugiados y los inmigrantes, hombres y mujeres del Medio Oriente, no son ni enemigos ni víctimas. Ellos son compañeros en la lucha contra el capitalismo. Para la clase obrera en los países capitalistas avanzados la lucha debe ser contra sus propias fuerzas reaccionarias, comenzando con sus respectivas burguesías.

La lucha debe ser contra todas las fuerzas reaccionarias que abogan por políticas que dan lugar a la opresión de las mujeres y los obliga a huir de sus países de origen. Eso incluye el feminismo, cuando es explotado en beneficio de las fuerzas  de la reacción. El sexismo y el abuso sexual deben ser combatidos con uñas y dientes, pero no mediante el apoyo al sistema que los crea, sino librando una lucha sin cuartel en contra de ella.

Viernes, 22 de enero 2016

 

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