A los compañeros trabajadores y trabajadoras de la salud, la lucha debe ser extensiva contra nuestro enemigo de clase

La expectativa por la aplicación de la ley del escalafón ha desatado una serie de acontecimientos y conflictos entre los trabajadores aglutinados en los sindicatos del Ministerio de Salud y sus respectivas autoridades. El contexto no podía ser el más complicado para el gobierno de turno en manos del FMLN. Envuelto en el huracán de una crisis fiscal o de presupuesto para enfrentar los gastos de los distintos ministerios para el próximo año a nivel local, y una crisis del sistema capitalista a nivel mundial, el gobierno del profesor Cerén se ha visto obligado a reducir gastos y comenzar a hablar de austeridad, la disconformidad está a flor de piel en un gran porcentaje de la clase trabajadora tanto organizada como no organizada y hace prever una agudización de la lucha por estas reivindicaciones, donde el aparente ganador no parece ser otro que ARENA y la clase social detrás de su bandera.

La expectativa por la aplicación de la ley del escalafón ha desatado una serie de acontecimientos y conflictos entre los trabajadores aglutinados en los sindicatos del Ministerio de Salud y sus respectivas autoridades. El contexto no podía ser el más complicado para el gobierno de turno en manos del FMLN. Envuelto en el huracán de una crisis fiscal o de presupuesto para enfrentar los gastos de los distintos ministerios para el próximo año a nivel local, y una crisis del sistema capitalista a nivel mundial, el gobierno del profesor Cerén se ha visto obligado a reducir gastos y comenzar a hablar de austeridad, la disconformidad está a flor de piel en un gran porcentaje de la clase trabajadora tanto organizada como no organizada y hace prever una agudización de la lucha por estas reivindicaciones, donde el aparente ganador no parece ser otro que ARENA y la clase social detrás de su bandera.

La polémica ley que ha hecho que muchos sindicatos de trabajadores de la salud, por no decir casi todos, se lancen a la huelga y cierre de hospitales data del año 1994 aprobada no sin antes dar una dura batalla contra las autoridades de ese entonces, lacayos del gobierno de Alfredo Cristiani. Al final la conquista fue de un aumento salarial anual sobre la base de un porcentaje del 3%, 4% y 5% en su desempeño el cual funciona así: la ley establece aumentos anuales que van desde un mínimo de 3% hasta un máximo de 8% sobre el salario presente de cada empleado. La ley se aplica a los trabajadores que tienen más de cinco años de trabajo; a partir de ahí, hay un aumento anual del 3 % por antigüedad, y de entre el 3 % y 5 % según desempeño(i). Como resultado de 30 días de huelga de los trabajadores y 44 despedidos se logró su aprobación en la Asamblea Legislativa, el gobierno de turno pensó entonces que dicha ley al final de cuentas no era tan relevante como el hecho de enfrentar ese mismo año unas elecciones donde el FMLN se presentaba como una seria amenaza a sus intereses y al dominio sobre el país que por décadas habían mantenido fruto de la represión más salvaje de los cuerpos de seguridad y de campañas de terror y miedo hacia el “fantasma del comunismo”.

Consideramos que los trabajadores de la salud han logrado una conquista muy importante sobre todo para aquellos cuyos salarios no son exageradamente elevados y cuyo ingreso les permite tener una vida decente para ellos y sus familias. Pero eso no agota la cuestión, ante el deseo de dar vuelta a la página lo antes posible, en aquel entonces no se pensó que la ley en sus entrañas encerraba grandes contradicciones y que los trabajadores dado su nivel y grado de profesionalización no podían ganar iguales salarios y esto ha creado una capa de privilegiados con salarios que sobrepasan muchas veces los $6,000.00 y quienes son al parecer de los más molestos ante el anuncio del ejecutivo de no aplicar la ley a quienes ganen más de $1,500.00

¿Es justa la ley del escalafón de salud?
A todas luces cualquier conquista de los trabajadores debe ser defendida con intransigencia, quien no pueda defender los logros alcanzados en el pasado a través de la lucha más feroz contra el enemigo de turno será incapaz de avanzar hacia nuevas posiciones. Sin embargo, esto ha servido al mismo tiempo para que muchos profesionales de la salud que sienten un desprecio profundo por el pueblo y los sectores más vulnerables de la sociedad, y cuya consciencia de clase está harto alejada de lo que piensan y sienten las personas de la comunidades y barrios obreros, se posicionen de manera oportunista a favor de la aplicación de dicha ley, metiendo una cuña y lanzando una campaña ponzoñosa de desprestigio y denuncia contra el gobierno que se supone debe defender los derechos de los trabajadores.

Esto algo que muchas veces no se logra apreciar, y al mismo tiempo dirigentes del partido no han sabido explicarlo a las masas. Esto está creando un clima de confrontación entre los mismos trabajadores—quienes honestamente están defendiendo sus derechos—militantes y simpatizantes de izquierda y otros trabajadores cuyas luchas por una nivelación salarial se ha visto frustradas—como el salario mínimo. El discurso ambiguo de dirigentes sindicales de que se está peleando por los derechos de todos y todas, removiendo todo análisis de la naturaleza de clase de dichas luchas no abona en nada al debate y la posible solución del impasse. Si bien todos son trabajadores del MINSAL, y por ende asalariados, entre los mismos hay distintas capas, que van desde los que ganan más—cerca de los $6 mil—y quienes están a la saga. Encontramos diferencias no sólo de ingreso entre estos trabajadores, sino de pensamiento. Podemos distinguir a los que por su estilo de vida se asemejan a la psicología de la clase media alta, muy cercana ideológicamente a la burguesía; los que ganan menos de los $1,500.00 cuyo pensamiento es más proletario y que por lo general son los que más trabajan y se esfuerzan en los hospitales y unidades de salud, y están quienes oscilan entre ambos bandos. No podemos tampoco establecer una relación mecánica entre el ingreso y la forma de pensar y la filosofía de estos trabajadores, pero en esencia es así. Marx siempre proclamó que el ser social determina la consciencia o la forma de pensar de las personas en la sociedad capitalista.

Muchos de los salarios altos de estos trabajadores de la salud, corresponden a personas que incluso son los que menos esfuerzo realizan dentro de los centros de atención a los enfermos. Cuando la actual ministra de salud, propuso que se controlara la hora de entrada y salida de estos profesionales, lanzaron el grito al cielo y dijeron que esto representaba una persecución política, un atentado contra sus derechos y cosas por el estilo. Bien es sabido por cualquier trabajador que haya puesto un pie en un hospital o clínica, que dichos profesionales, sobre todo galenos y algunas enfermeras, los atienden pésimamente y no están interesados en lo absoluto en solucionar sus problemas de salud, todo lo contrario, se quieren deshacer del paciente lo antes posible, ya que tienen urgencia para desplazase cuanto antes a sus clínicas privadas donde comercian con la salud de otros que pueden pagar por dichos servicios.

Las contradicciones inherentes de dicha ley saltan a la vista. Los mismos directores departamentales del MINSAL proponen revisarla. Según ellos “el pago de escalafón es un derecho y una conquista de los trabajadores, sin embargo, son conscientes que esta ley es “injusta, desigual y regresiva” porque beneficia al que gana más. En este contexto exigieron una revisión de la Ley, a fin de que aquellos que ganan menos reciban más en su porcentaje de aumento y los que ya tienen salarios elevados que reciban un porcentaje justo y adecuado, porque la realidad financiera del país no permite seguir igual”(ii).

La ley ha creado diferencias en el ingreso de los trabajadores muchas veces desproporcionados, así, por ejemplo, hay empleados con salarios de casi $6,000. En la red de hospitales públicos hay 62 plazas con salarios de más de $4,000. La mayoría son directores de hospitales. Ahora bien, hay plazas de enfermeras con casi $2,000, pero hay otras que ganan $300. Hay puestos de portero con casi $1,200, pero otros con $286. Para cubrir estos salarios y aumentos se necesita un saldo de $26 millones que el actual gobierno no tiene en las arcas del Estado y que ha hecho que se rompa la cabeza para ver la forma de dónde obtener dichos recursos y al parecer ya se dio por vencido. La diferencia con otros sectores de empleados públicos es evidente y al mismo tiempo crea una falta de unidad a nivel sindical. Así La Ley de la Carrera Docente y la Ley de la Carrera Policial, aprobadas en 1996, establecen escalafones que permiten aumentos salariales, pero más moderados. Los docentes, por ejemplo, tienen aumentos entre el 6 % y el 10 % pero cada cinco años, y no sobre una base anual. Los policías tienen aumentos de entre 5 % y 6 % cada cuatro años.

¿Dónde está el dinero para poder pagar la ley del escalafón?
Ante la falta de recursos para poder suplir todas estas demandas, las sanguijuelas de ARENA y la burguesía se frotan las manos y celebran que el gobierno se declare en austeridad—por no decir en bancarrota—y que se comiencen a atacar muchos de los beneficios con los que contaba la población trabajadora. La ANEP y FUSADES hipócritamente aducen que esto se debe al despilfarro y el desorden en el manejo de las finanzas públicas, pero callan convenientemente ante el informe de empresas que tienen deudas con el fisco, ante los casos de corrupción que por años saquearon las arcas del Estado—la mayoría de ellos fueron préstamos—frente a la criminal deuda externa heredada desde hace décadas y por la cual los organismos financieros internacionales disfrutan estrangulando a los gobiernos de izquierda.

Los compañeros aglutinados en los sindicatos tienen que tener presente que esto no es un capricho del actual gobierno, la imposibilidad de continuar con los programas sociales y el resto de beneficios conquistados por la lucha organizada están en vilo y la amenaza de encontrar al país sin los fondos necesarios es real. Si no hay dinero es porque simplemente no lo tienen, la riqueza acumulada por siglos de explotación a los trabajadores, pequeños campesinos, clase media, por robos descarados, evasión de pagos, la tienen los amos del país en sus bancos, fuera del país en paraísos fiscales, o simplemente lo derrochan donde quieran.

Ante esto hay que exigir que se enjuicie a todos los corruptos del país, que se nacionalice la banca y las industrias pasen a funcionar en manos de los trabajadores aglutinados en comités de fábricas. El partido debe apoyarse en los sindicatos y la clase trabajadora en general, en su vanguardia para asegurar estas conquistas, de nada valen los llamados al diálogo y a la unidad, los burgueses saben perfectamente que el FMLN no puede planificar lo que no posee, y no puede organizar lo que no le pertenece a la clase obrera.

Divide y vencerás
No debemos caer en la trampa de la confrontación entre los mismos trabajadores, una de las estrategias predilectas de la clase dominante es la del divide y vencerás, y lo aplican en todos los niveles y espacios donde pueda levantar el brazo de un obrero en contra de un hermano de clase. Se apoyan en los trabajadores políticamente más atrasados del movimiento—aparte del lumpen—en líderes sindicales fieles a sus intereses o simplemente comprados con jugosas prebendas, hasta incluso en elementos quintacolumnistas dentro del partido que hoy cargan una camisa roja y mañana no tienen ningún problema de colocarse una tricolor o de lo que sea.

Estas personas sin escrúpulos, sin principios socialistas y mucho menos con consciencia de clase, hacen un gran favor a la burguesía y sus marionetas al crear caos, confusión y desánimo entre los elementos más combativos del movimiento a tal grado de crear repulsión entre los que se mantienen al margen y están a la espera de un argumento, un llamado honesto de sumarse a la lucha por una causa justa. Es lamentable ver como en los piquetes y huelgas de los trabajadores en los hospitales, algunos elementos del partido sirven como esquiroles en lugar de entablar un diálogo y un debate franco hacia la problemática. Y tampoco deja de decepcionar cómo muchos dirigentes sindicales proclaman un discurso sin ton ni son, y aducen luchar por los derechos de todos y no defender ningún partido político. Pero ¿quiénes son todos? Y si la lucha por demandas económicas no es una demanda política al mismo tiempo, entonces ¿qué es? Aducen que no es una lucha de color político partidista, habrá que recordarles a los compañeros que la lucha por las reivindicaciones económicas planteará más temprano que tarde sus limitantes dentro del sistema de libre mercado, y que las conquistas y demandas deben de ampliarse al plano político, donde la vanguardia de la clase obrera se aglutina en una estructura mucho más amplia y organizada como es el partido político. Pero que incluso esto no debe ser un fin (la organización y consolidación del partido) sino sólo un medio para la conquista del poder y el derrocamiento de la clase dominante, o ¿será que los objetivos de los compañeros sindicalizados son otros?

El FMLN debe entender—su dirigencia, sobre todo—que cuando los trabajadores se van a la lucha, a la huelga, a la paralización de sus funciones, debe de acompañarlos y saberlos dirigir y no simplemente declararlos como desestabilizadores simplemente por pronunciarse en el marco del gobierno del profesor Cerén. Debe hacer que los trabajadores entiendan que si no hay dinero es porque la clase dominante no está dispuesta a financiar el estado de bienestar por el que abogan, y nunca lo hará, cederá a sus demandas sólo ante la perspectiva de perderlo todo, entonces a regañadientes darán algunas concesiones. El enemigo no está en los trabajadores sindicalizados a menos que estos sean claramente sindicatos pro-patronales cuyo accionar e historia los delate ante las masas, tampoco el enemigo necesariamente tiene que estar en el partido. Comprender que luchamos contra un enemigo único, fuerte, muy bien organizado, con una cantidad de recursos inimaginables con los cuales puede destruir y arrasar al movimiento obrero una vez se lo permitamos, debe ser una condición sin la cual no es posible avanzar y derrotarlo a pesar de que muestre señales de debilidad, tiene todo el apoyo de las burguesías extranjeras y del imperialismo.

Debemos encontrar puntos que nos permitan ejecutar un combate firme, unido, bien dirigido, organizado; un gran ejercito desmoralizado o con una estrategia y táctica inadecuada será el preludio de una amarga derrota y la burguesía lo sabe muy bien, debemos enfocarnos en nuestro verdadero enemigo, él se encuentra a la expectativa para poder atacar y desangrarnos—literalmente—y en la medida que estemos más divididos se fortalece cada vez más. No permitamos que disfrute de nuestra derrota, hay que pasar a la ofensiva, es hora de hacerlos pagar.
San Salvador, 14 de octubre de 2016

i)http://www.asamblea.gob.sv/eparlamento/indice-legislativo/buscador-de-documentos-legislativos/ley-de-creacion-de-escalafon-del-ministerio-de-salud-publica-y-asistencia-social

ii)http://www.radionacional.gob.sv/2016/09/16/directores-departamentales-del-minsal-proponen-revisar-ley-del-escalafon/

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