A 38 años del golpe enfrentemos a los golpistas de ayer luchando contra los golpistas de hoy

Este 24 de marzo se cumplen 38 años del último golpe cívico-militar-clerical que sufrimos los trabajadores en la Argentina y que tenía como fin, imponer una fuerte dominación imperialista que beneficie principalmente a los monopolios extranjeros, junto con los empresarios y terratenientes locales, basándose en las recetas del neoliberalismo que se dictaban desde Washington.

Este 24 de marzo se cumplen 38 años del último golpe cívico-militar-clerical que sufrimos los trabajadores en la Argentina y que tenía como fin, imponer una fuerte dominación imperialista que beneficie principalmente a los monopolios extranjeros, junto con los empresarios y terratenientes locales, basándose en las recetas del neoliberalismo que se dictaban desde Washington.

 

Mediante la aniquilación de la resistencia popular y con la imposición del terrorismo de Estado los militares establecieron un nuevo esquema económico basado en el endeudamiento, la concentración de la riqueza, la extranjerización, la desigualdad, el desempleo, la precariedad, bajos salarios y sumisión al imperialismo que aumentaría en forma astronómica las ganancias del empresariado y cuyas consecuencias, a pesar de todo lo avanzado, padecemos hoy día.

De esta manera la clase dominante logro liquidar el alza revolucionaria del movimiento obrero y popular iniciado a fines de los ’60, que teniendo la lucha y la movilización como método, había conseguido los mejores convenios colectivos de la historia sindical y la participación más alta en el reparto de la riqueza por parte de los trabajadores.

Pero no sólo Argentina fue sometida al saqueo de los grupos económicos de los Estados Unidos: Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia eran también desangrados por gobiernos de facto que defendían los intereses patronales aplastando a sangre y fuego cualquier voz disidente.

El saldo del genocidio en la Argentina fue el de 30.000 compañeros detenidos, torturados y posteriormente desaparecidos.

Memoria, Verdad y Justicia

Uno de los grandes logros, a defender y apoyar, del gobierno Kirchnerista fue el de institucionalizar y tomar como política de estado una lucha que se mantenía en las calles desde hace décadas. La política de Derechos Humanos impulsada por este gobierno y sostenida por miles y miles de militantes a lo largo y ancho del país ha obtenido destacables avances en los últimos años: Según la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad 114 represores y cómplices de violaciones a los derechos humanos tienen condena firme, mientras que 1135 están procesados.

Se indicó también que, desde que se iniciaron los juicios a los genocidas en 1983, se llevaron adelante 123 procesos penales, remarcando que 108 de ellos tuvieron lugar a partir de 2004.

Es para destacar que los procesos judiciales se llevan adelante no sólo en la esfera militar, sino también se avanza en juzgar a los cómplices en el poder judicial como así también a empresarios y grupos económicos.

Las causas contra exdirectivos de Ford y La Veloz del Norte se elevaron a juicio mientras que se encuentran abiertas investigaciones contra exdirectivos de Acindar, Molinos y Fiat, además del procesamiento del dueño del ingenio Ledesma, Pedro Blaquier.

Desde la Corriente Socialista Militante apoyamos incondicionalmente estos avances a la vez que señalamos la necesidad de impulsar la unificación de las causas judiciales, ya que el proceso de causas individuales dilatan los procesos produciendo que muchos acusados mueran, por su avanzada edad, sin recibir castigo.

Todas las organizaciones de DD.HH y populares  debemos reclamar con carácter de urgencia la unificación, no sólo para acelerar el castigo a los culpables, sino también para resguardar a los compañeros que ofician de testigos que, con la modalidad de juicios aislados, se ven obligados a declarar una y otra vez ante un tribunal, produciéndoles un desgaste perjudicial.

Los golpistas de HOY

No es muy difícil advertir que gran parte de las corporaciones que impulsaron y financiaron el golpe de 1976 son las que hoy día realizan constantes maniobras destituyentes contra el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

El sabotaje económico que se traduce en corridas cambiarias, fuga de capitales y especulación sumado a la remarcación salvaje de precios, el desabastecimiento para eludir los controles de precios, la falta de inversión y el desvío de subsidios son el comportamiento habitual del empresariado capitalista.

Por su lado la oligarquía terrateniente hace su parte al secar de divisas estadounidenses al país de manera extorsiva, a través de la evasión fiscal, la venta en negro de la cosecha o el acaparamiento.

Es claro que estos sectores no apelan a un golpe de estado directo porque la correlación de fuerzas, abierta tras el Argentinazo, no se los permite. Por lo tanto, juegan al desgaste utilizando técnicas de golpe blando.



 

Esto nos marca que el debate, para enfrentar a los golpistas de ayer y hoy, debe estar atravesado por la necesidad de romper el poder económico de la oligarquía y de la burguesía que utilizan para golpear al pueblo. La situación actual en Venezuela deja a la vista el peligro que representan las elites capitalistas cuando no se las neutraliza a tiempo.

Para enfrentar a los golpistas no hay otro camino que enfrentar al Capitalismo, debemos advertir que los intentos destituyentes y golpistas de empresarios, terratenientes y banqueros no se van a detener un sólo instante hasta hacernos desbarrancar. Vienen por las conquistas de la década ganada.

Los intereses de los trabajadores y los capitalistas son antagónicos e irreconciliables, por lo tanto no se puede “convencer” a la burguesía con concesiones o llamados al patriotismo. Para ellos la democracia sólo tiene valor si esta al servicio de sus intereses económicos.

Convencer a la burguesía de que cese en sus intentos golpistas y ponga sus intereses económicos en sintonía con los intereses del país es el equivalente a intentar convencer a un león para que se alimente de lechuga.

Por todo esto, hacemos un llamamiento a la militancia a instalar e impulsar este debate en el seno de sus organizaciones, como manera de enfrentar la amenaza permanente a la democracia que representan los monopolios y las corporaciones que defienden a sangre y fuego la propiedad privada de los medios de producción.

Son los empresarios capitalistas los golpistas de ayer y hoy, por eso llamamos a todos y todas a luchar por la abolición de la propiedad privada de los puntos clave de la economía, y a pelear por un programa político que defienda la propiedad común de la tierra, los bancos y las principales industrias.

Sólo un plan de producción común, bajo control obrero, es la única manera de movilizar el colosal potencial de la industria, la agricultura, la ciencia y la técnica en beneficio de los únicos que producimos la riqueza: los trabajadores.

Enfrentemos a los golpistas de ayer luchando contra los golpistas de hoy. Ese, es a nuestro entender, el mejor homenaje y la mejor reivindicación que podemos llevar adelante para levantar bien alto las banderas que nos legaron nuestros 30.000 compañeros.

¡30.000 compañeros detenidos-desaparecidos PRESENTES!

¡Ahora y SIEMPRE!

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