30 de julio, el legado revolucionario de los estudiantes

Cada 30 de julio se conmemora en la Universidad de El Salvador, la masacre de estudiantes que protestaban por los atropellos, ocurridos días antes, contra el movimiento estudiantil y particularmente por el allanamiento del Centro Universitario de Occidente, ubicado en la ciudad de Santa Ana. La marcha del memorable miércoles 30, fue reprimida por los cuerpos policiales y militares del Estado, dejando un saldo de decenas de muertos, heridos y desaparecidos.

Durante los años 70 la sociedad salvadoreña, sacaba conclusiones sobre la situación política y veían en la vía electoral un callejón sin salida, sobre todo luego del fraude electoral que arrebató el triunfo a los candidatos de la Unión Nacional Opositora (UNO), quedando en la presidencia el coronel Arturo Armando Molina, que junto a su Ministro de Defensa y Seguridad Publica, el General Carlos Huberto Romero, ordenaron la represión contra los estudiantes.

Estas condiciones políticas obligaron a plantear la lucha armada por la toma del poder político e incluso grupos de estudiantes se sumaron a esta lucha por mejores condiciones laborales, por libertad de asociación política y sindical, vinculándose en la lucha general por la liberación de la clase trabajadora.

Los estudiantes no son un grupo homogéneo políticamente, y no todos participan de la misma forma, como ya mencionaba Lenin cuando describe a los estudiantes de Rusia. Y distinguía lo siguiente:

[…] resultará que entre los estudiantes de nuestros días hay seis grupos políticos: reaccionarios, indiferentes, academistas, liberales, socialistas revolucionarios y socialdemócratas.

Puede preguntarse: ¿no será casual ese agrupamiento?, ¿no será una división temporal de los estados de ánimo?

Pero es que, además, entre nuestros estudiantes no podría haber otro agrupamiento, pues son la parte más sensible de la intelectualidad, y la intelectualidad se llama precisamente así porque es la que refleja y expresa de modo más consciente, decidido y exacto el desarrollo de los intereses de clase y de grupos políticos en toda la sociedad.[1]

De este pasaje podemos resaltar que, al igual que la sociedad está dividida en clases, que representan y defienden intereses diferentes, de la misma forma hay grupos dentro de la academia que reflejan el pensamiento de estas diferentes clases. Los intelectuales burgueses se afanan por mantener la dominación y alienación a toda costa, mientras que los estudiantes consecuentes con la lucha revolucionaria, pregonan ideas y métodos que buscan su emancipación.

Los estudiantes que marcharon sobre la 25 avenida Norte de San Salvador, representaban el sector más radicalizado de la universidad, y con un espíritu solidario desafiaban al gobierno de turno, demostrando que serían los futuros sindicalistas, activistas y revolucionarios que llevarían a cabo las luchas venideras en sus diferentes modalidades. Este grupo reflejaba las contradicciones de clase existentes en esa década tan convulsiva pero a la vez muy provechosa para la lucha de clases en El Salvador. La mayoría de organizaciones guerrilleras surgieron en ese decenio y fueron nutridas con estudiantes universitarios que comprendían la necesidad de la lucha.

A 44 años de la masacre, la comunidad universitaria exige al Comandante General de la Fuerza Armada que en el marco de la cuadragésimo cuarta conmemoración de la masacre de los héroes y mártires del 30 de julio de 1975, se esclarezcan responsabilidades y deduzcan castigar los responsables y autores intelectuales de tales hechos de violencia, y represión contra el movimiento estudiantil organizado, que fue atacado a traición por las fuerzas de la milicia salvadoreña[2].

Como BPJ nos sumamos a las exigencias de la comunidad universitaria en busca de justicia para las víctimas, e invitamos al estudiantado a fortalecer la organización política dentro del campus universitario sobre la base de la lucha revolucionaria que impulsaba a los mártires del 30 de julio, quienes ofrendaron su vida por una mejor sociedad. Al mismo tiempo nos solidarizamos con los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y condenamos las violaciones a la autonomía universitaria y la represión hacia estudiantes por parte de las fuerzas policiales del régimen del tirano Juan Orlando Hernández.

¡Compañeros caídos en la lucha, hasta la victoria siempre!

¡Porque el color de la sangre jamás se olvida, los masacrados serán vengados!

¡Por nuestros caídos juramos vencer!

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[1] http://www.eluniversitario.ues.edu.sv/6968-estudiantes-presentan-exigencias-y-actividades-conmemorativas-sobre-la-masacre-del-30-de-julio

[2]https://issuu.com/asambleaestudiantiluanl/docs/tareas_de_la_juventud_revolucionari?fbclid=IwAR06NCNY0o94sim-M4PfUJ3mNrIxDBOrxvU5pjrLlYlMAPb2J0wl0wWifGQ

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